viernes, 26 de agosto de 2022

NEMESIA ESQUIVEL PROVINCIAL : UNA EPOPEYA VITAL CON BROCHE DE ORO EN CERRO MURIANO (CÓRDOBA)

Entrevista y Fotos : José Manuel Serrano Esparza 

Nemesia Esquival Provincial, un personaje verdaderamente fascinante de la historia de la provincia de Córdoba, muchas de cuyas vicisitudes durante el siglo XX conoció de modo diacrónico, concedió amablemente la siguiente entrevista : 


Bellísima mujer con preciosos ojos azules e impronta de diosa, la vida de Nemesia Esquivel Provincial fue desde su niñez un enorme catálogo de sufrimientos de todo tipo, fallecimiento de su padre cuando tenía tan sólo 1 año de edad, muerte temprana de su hermano mayor, trabajo de sol a sol y ausencia de transición de niña a adolescente, sin tiempo para estudiar, jugar ni ocio alguno, pese a lo cual ha mantenido incólume durante casi un siglo una elegancia y una clase impresionantes, además de su atávica personalidad altruista que la hizo siempre ayudar de modo desinteresado a todo aquel que lo necesitaba. 

- ¿ En qué año y dónde nació usted ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

El 22 de Diciembre de 1927 en Piconcillo (Córdoba), a unos 14 km de Fuenteobejuna, por lo que cumpliré 95 años las próximas Navidades. 

- ¿ Cómo se llamaban sus padres ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Mi padre se llamaba José María Esquivel Pulgarín y mi madre María Antonia Provincial Hernández. 

Mi padre murió en 1928, cuando yo tenía sólo 1 año de edad. 



- ¿ Cuántos hermanos tuvo usted ? 

                                                                              Nemesia Esquivel Provincial : 

Tuve tres hermanos : Simón, Emilia y José María. Todos fallecieron ya. Sólo quedo yo. 

- ¿ A qué se dedicaba su padre ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Mi padre era agricultor y se dedicaba a las labores del campo. 

- Cuando su padre murió en 1928, su madre tuvo que cuidar de usted y sus tres hermanos en Piconcillo (Córdoba). ¿ Cómo salieron adelante ? ¿ Qué trabajos tuvo que hacer su madre ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Mi madre unas veces veces limpiaba en distintas casas y otras iba a trabajar al campo, y a mí, como era muy pequeña, me dejaba con Emilia, mi hermana mayor, hasta que venía de trabajar. 


Nemesia Esquivel Provincial visiblemente emocionada al recordar el día en que su madre tuvo el accidente mientras estaba subida en una escalera y se rompió las dos manos, percance que puso a la familia en una situación muy difícil, puesto que era ya viuda, y tuvo que permanecer más de un mes sin poder hacer nada, hasta que finalmente un médico pudo atenderla y ponerle las vendas adecuadas.  

Pero un día de 1933, mi madre estaba subida a una escalera mientras pintaba con cal, se cayó y se rompió las dos manos, por lo que ya no podía hacer nada ni preparar las comidas, así que tuvo que pedir limosna en distintos pueblos para poder darnos de comer. 

Un día, fue andando con las manos vendadas a Ojuelos Bajos (10 km al sur de Fuenteobejuna y unos 14 km al este de Piconcillo) para pedir algo de pan y se encontró con una señora a la que le explicó su situación. 

Al verla así, la señora se ofreció para llevar a mi madre al médico, pero mi madre le dijo que no tenía dinero. 

Finalmente, la mujer llevó a mi madre al médico, que le quitó la venda y al ver como tenía las manos le dijo : " Señora, ¿Cómo puede usted vivir así ? "  

Los huesos de las manos de mi madre se habían hecho prácticamente un nudo. 

El médico le puso vendas nuevas y le dijo que tenía que estar con ellas puestas sin hacer nada durante veinte días más. 

A partir de ese momento, fue Emilia, mi hermana mayor, quien lavó y aseó a mi madre a diario, además de encargarse de muchas cosas más, incluyendo preparar las comidas, y daba de comer a mi madre porque no podía coger la cuchara, y mi madre le explicaba los ingredientes que tenía que echar en cada comida, hasta que al cabo de aproximadamente un mes, mi madre curó de ambas manos.  

- ¿ Qué le sucedió a Simón, su hermano mayor ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Pocos meses antes de empezar la guerra, una amiga vió las dificultades que tenía mi madre al ser viuda para sacarnos adelante a mí, a mi hermana mayor Emilia y a mis hermanos Simón y José María, y le dijo : " ¿ Por qué no me dejas a Simón, que es el mayor, para que me cuide unas cabras y yo le doy de comer y le visto ? "  

Mi madre accedió por necesidad. A los pocos días, mi hermano Simón pasó junto a una huerta que era de un primo nuestro y se hartó de manzanas pequeñas verdes.

Al día siguiente, empezó a tener dolores, que al no haber ningún médico, fueron a más. Le pusieron paños de agua fría, y en vez de curarle, los dolores aumentaron. 

Dos días después, empeoró todavía más, mi madre se dió cuenta de que no estaba bien, y poco después, se murió. 

Esto fue un mazazo para todos, especialmente para mi madre, que tuvo que salir a pedir limosna, porque no tenía dinero para poder enterrar a Simón. 

Estábamos en una situación de tal pobreza que solamente teníamos una prenda de vestir. No había dinero para comprar más ropa, y apenas teníamos para poder comer.  

- ¿ Cómo pasó su familia los tres años de Guerra Civil Española ? 

                                                                               Nemesia Esquivel Provincial : 

Mal, como todo el mundo, y las circunstancias dependían de la zona en que te tocara, nacional o republicana. 

Entre Julio de 1936 y Febrero de 1937 estuvimos en Piconcillo, donde siempre habíamos vivido, cerca de Fuenteobejuna, pero según avanzaba la guerra se hizo peligroso quedarse en esta zona, porque había frecuentes escaramuzas, cuando no eran unos eran otros, y a la gente les pillaba enmedio, por lo que un día, a principios de Octubre de 1936, tuvimos que huir de la guerra, nos marchamos de Piconcillo, fuimos al campo y dormimos en una iglesia la primera noche. 

Al día siguiente nos metimos en un cortijo abandonado, donde pasamos la noche, durmiendo hasta el amanecer, salimos muy temprano y anduvimos varias horas a través del campo hasta llegar a una casilla que tenía una hermana de mi madre que estaba con mi abuela. 

Allí, una mula le dió una coz a mi hermano y le rompió la nariz, por lo que un tío mío hermano de mi madre le llevó a curar al médico a Ojuelos Altos, donde le hicieron la primera cura. 

Después, el médico le dijo a mi madre que fuera con mi hermano a Peñarroya-Pueblo Nuevo, porque allí había más médicos y medios para curarle mejor. 

Pero una vez allí, mi madre y mi hermano no pudieron regresar a la zona de Piconcillo ni a Fuenteobejuna ni a la casilla de mi tía, porque Peñarroya-Pueblo Nuevo se había convertido en línea de frente, con constantes bombardeos de artillería y aviación, así que mi madre y mi hermano José María tuvieron que ir andando 90 km a Conquista, cerca de la frontera con la provincia de Ciudad Real, donde vivía otra de las hermanas de mi madre.  

De este modo, perdimos el contacto con mi madre y mi hermano. 

Mi hermana Emilia y yo nos quedamos con mi tía y mi abuela en el campo, en la casilla que tenía mi tía entre Piconcillo y Fuenteobejuna. 

Pero los aviones pasaban ahora cerca de la esquina de la casilla donde estábamos mi hermana mayor, mi tía, mi abuela y yo. 


Nemesia Esquivel Provincial muy emocionada al recordar los cinco meses que estuvo sin ver a su madre durante la Guerra Civil Española, algo que la afectó profundamente, ya que siempre tuvo un gran vínculo con su progenitora. 

Transcurrieron cinco meses en los que no tuvimos ninguna noticia de mi madre, hasta que el 2 de Marzo de 1937 recibimos una carta que trajo un cartero de noche (los carteros iban de noche a los cortijos, casillas y chozos, por seguridad ). 

En la carta, mi madre nos decía que ya podíamos ir con ella a Conquista. Tras leerla, mi hermana Emilia dijo : " mañana temprano empezaremos el viaje a Conquista para reunirnos con mamá " . 

Y al día siguiente al amanecer, nos dirijimos a Fuenteobejuna y al llegar al pueblo, caminamos junto a la carretera con dirección a Peñarroya-Pueblo Nuevo, y poco antes de llegar a Pueblo Nuevo, encontramos unos soldados que nos dijeron : ¡ Tirar para el arroyo ! , cosa que hicimos, hasta divisar un gran silo de trigo, en cuyo interior pasamos la noche y pudimos dormir. 

Habíamos caminado ya unos 30 km a pleno sol durante dos días y estábamos todos muy cansados. Íbamos con lo puesto, teníamos hambre y ahora teníamos que marchar también a pie hasta Pozoblanco, 45 km más. 

Mi hermana dijo que haríamos ese tramo en varios días, caminando cada día todo lo que pudiéramos.

Esta segunda caminata fue durísima, no teníamos nada para comer, comíamos los frutos que encontrábamos por el camino, bebíamos agua de los arroyos y dormíamos debajo de los chaparros o dentro de chozos abandonados. 

Y tras otros cinco días caminando, llegamos a Pozoblanco el 9 de Marzo de 1937. Había pasado una semana desde que salimos de la casilla de mi tía entre Piconcillo y Fuenteobejuna. 

Emilia y yo estábamos reventadas después de caminar 61 km, pero el deseo de ver de nuevo a nuestra madre era enorme. 


Pero nada más entrar en Pozoblanco, de repente vimos muchos cadáveres de soldados y caballos muertos. 

Pocos minutos después, apareció un soldado saliendo entre unos olivos, y al vernos gritó : ¡ Mi teniente, aquí viene gente ! 

El oficial se acercó a mi hermana Emilia y a mí y nos preguntó " ¿ Para dónde váis ? " 

Y Emilia dijo : " Para Conquista " .

Cuando le explicamos al oficial que habíamos llegado a Pozoblanco andando desde Piconcillo y pasando por Peñarroya-Pueblo Nuevo, se quedó de piedra, se dió cuenta de que yo estaba muy débil y extenuada y nos ordenó subir a un camión militar que llevaba soldados heridos a Villanueva de Córdoba. Nos dijo que así acortaríamos mucho camino. 

El camión iba lleno de soldados con heridas de combate, algunos con vendas en la cabeza y otras zonas del cuerpo repletas de sangre.  


Aquello fue muy duro de ver, pero no había otra opción, porque no podíamos caminar ni un metro más de lo cansadas que estábamos y queríamos ver a nuestra madre cuanto antes. 

El teniente quería que yo me sentara delante, en el asiento al lado del conductor del camión, pero yo dije que o iba con mi hermana o no subía al camión, hasta que el oficial permitió que mi hermana fuera sentada al lado del chófer del camión conmigo sobre sus rodillas. 

El camión se dirigió a Villanueva de Córdoba, y nada más llegar allí, bajamos, los soldados nos dieron algo de comida y caminamos aproximadamente una hora hasta que encontramos un cortijo a las afueras del pueblo, dentro del cual dormimos por la noche sobre un pajar. 

Al día siguiente, después de despertarnos, reanudamos la marcha con dirección noreste hacia Conquista. Fue otra caminata de unos 15 km más, pero teníamos tantas ganas de ver a nuestra madre que aguantamos mucho mejor que los días anteriores. 


Cuando llegamos allí nos reunimos de nuevo con nuestra madre, la abrazamos y fueron momentos muy emotivos. Estaba en situación parecida a la nuestra y no tenía casi nada para comer. 

Además, a otra tía mía que estaba con ella, le habían matado el marido durante la guerra. 

Estuvimos en Conquista desde mediados de Marzo de 1937 hasta Abril de 1939.

Cuando terminó la guerra, mi madre decidió que volviéramos a Piconcillo, y pudimos regresar en dos camiones, uno que nos llevó hasta Peñarroya-Pueblo Nuevo y otro que nos llevó desde allí a Fuenteobejuna, desde donde fuimos andando a Piconcillo. 


- ¿ A qué edad empezó usted a trabajar y que cosas diferentes hizo ? 

                                                                                  Nemesia Esquivel Provincial : 

A los 12 años, en Abril de 1939, justo después de terminar la guerra. 

Trabajé muchísimas horas en la recolección del algodón, recogiendo naranjas, manzanas, recolectando aceitunas, cosechando trigo, e incluso trabajé 17 años como pastora. Hacía queso de cabra muy bueno. 

Después de la guerra, los años cuarenta y cincuenta fueron muy duros en toda la provincia de Córdoba, se trabajaba en lo que se podía, porque no había prácticamente de nada y había que salir adelante.

También hice picón muchas veces, por necesidad, era una labor muy dura, porque había que hacer muy bien cada fase, quemar las ramas de encina al aire libre, ir removiéndolas para que ardieran de modo uniforme y echar la cantidad adecuada de agua para que se apagaran antes de consumirse del todo. 

Era algo agotador, pero se vendía bien, porque en aquella época en muchas casas no había electricidad para la calefacción, por lo que se usaban braseros con este carbón vegetal que calentaba a muchas familias durante el invierno, porque bastantes de las viviendas eran chozos. 

Hace pocos meses, la doctora me dijo en Cerro Muriano : " Cuánto habrás trabajado para tener las manos así " . 

Cuando trabajé en el algodón, cogía unos 10 kg de algodón al día. 

Foto pintada de Nemesia Esquivel Provincial y su marido Bonifacio Molina Moreno en 1950, dos años después de casarse en Piconcillo (Córdoba).

- ¿ Qué edad tenía usted cuando se casó ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Me casé en 1948, con 21 años, en Piconcillo (Córdoba). Mi marido se llamaba Bonifacio Molina Moreno y tenía 30 años en ese momento. Él era también de Piconcillo. Falleció en 1997. 

- ¿ Hacía mucho tiempo que le conocía ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Le conocí con 11 años de edad, en 1938. 

- ¿ A qué se dedicaba su marido ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Hasta mediados de los años cincuenta tuvo cabras. 

Después, fue minero. Trabajó muchos años en la Mina de El Cabril, unos 15 km al sureste de El Piconcillo, extrayendo berilo, mica y feldespato, además de algunos otros minerales que contenían uranio, y también en la Mina La Coma, unos 5 km al suroeste de El Piconcillo, ambas en el término municipal de Hornachuelos. 

Uno de mis primos también trabajó en la Mina de El Cabril. 


- ¿ Cuántos hijos ha tenido usted ? 

                                                                              Nemesia Esquivel Provincial : 

Dos, un niño llamado Manuel Molina Esquivel, que murió con 18 meses, y mi hija Dolores Molina Esquivel. 

- ¿ Dónde vivió usted antes de llegar a Cerro Muriano (Córdoba) ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Viví casi 40 años en Piconcillo, desde 1927 hasta 1967, después viví 25 años en Alcolea, donde tengo amistad con muchos de sus habitantes. 

Momento en el que Nemesia Esquivel Provincial recuerda con alegría el día en que llegó a Cerro Muriano en 1992. Pese a que no puede estirar totalmente los dedos al estar sus manos muy delicadas por tantos años de trabajo y la artritis que padece, hace la V de la victoria lo mejor que puede para expresar su dicha por los treinta años que lleva ya en el pueblo, que ama con todo su ser, y donde desea quedarse hasta el final de sus días. 

- ¿ Cuándo llegó usted a Cerro Muriano ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

En 1992, y desde entonces soy muy feliz con mi familia, mis nietos, viznietos, etc. Me encanta el pueblo y durante los treinta años que llevo viviendo en él, he hecho muchas amistades. 

- ¿ Quienes son sus mejores amigas en el pueblo ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Bueno, la lista sería muy larga : Conchi la del Peña, Juani, Jenara la de la Susy, Antonia Loaisa Blanque, Carmen Encinas que siempre que la veo en la farmacia la doy un abrazo, y muchas más. 



- ¿ Conoció usted los trenes antiguos con locomotoras de vapor que echaban humo ?

                                                                                   Nemesia Esquivel Provincial : 

Cuando yo llegué a Cerro Muriano en 1992, todo el mundo me hablaba de que desde niños habían visto esos preciosos trenes con locomotoras a vapor de la línea Córdoba-Almorchón, que recorrían la sierra norte de Córdoba, y que desde 1974 ya no llevaban pasajeros, sólo mercancías, pero yo no pude verlos, porque ese año pusieron el AVE y desde entonces ya no hubo trenes en el pueblo.

Pero sí que ví esos maravillosos trenes antiguos durante mi niñez y juventud en los años treinta, cuarenta y cincuenta en las estaciones de Fuenteobejuna, La Coronada-Argallón y Conquista, que formaban parte de la línea Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano. Siempre había una gran expectación en el andén para ver llegar cada tren con la locomotora a vapor pitando y su penacho de humo. 



- ¿ Pudo usted ir al colegio de pequeña ? 

                                                                               Nemesia Esquivel Provincial : 

No pude ir al colegio, porque cuando fui niña durante la segunda mitad de los años veinte y primera mitad de los treinta había mucha necesidad, apenas se podía subsistir, y fui muy pocos días, porque siempre había cosas que hacer en casa y en el campo. 

Después, cuando estalló la Guerra Civil, tuvimos que ir varias veces a distintos lugares de la provincia de Córdoba buscando toda la seguridad posible, se pasó hambre muchas veces, y justo después de terminar la guerra, en Abril de 1939, cuando tenía 12 años, tuve que ponerme a trabajar para ayudar a mi madre y hermana.

Desde entonces, trabajé en muchas cosas distintas, en lo que pude, durante muchísimos años, con frecuencia de sol a sol, y terminaba agotada. 



Apenas pude tener vida social ni ocio y las vacaciones eran algo impensable por aquel entonces. 

                Nunca pude estudiar, ni leer, ni mucho menos ir a la universidad. No había ni dinero ni tiempo para ello. 

Pero no me quejo, porque no sólo estaba yo, en aquella época había muchísimas personas que vivían en condiciones parecidas. 


- Desde que está usted en Cerro Muriano ha recibido distintos galardones del Ayuntamiento de Obejo-Cerro Muriano y de la Asociación Cerro Muriano Todo Uno Sitio Histórico por su ímprobo esfuerzo de toda una vida trabajando, así como en reconocimiento a su trayectoria como buena vecina. ¿ Qué sintió usted al recibirlos ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Me dió mucha alegría, porque ví que lo hacían con el corazón y con mucho cariño, pero hay muchísimas más mujeres más o menos de mi edad que también lo merecen, porque durante nuestra niñez y juventud vivimos tiempos muy difíciles y tuvimos que adaptarnos a las circunstancias lo mejor que pudimos.

Voy a cumplir 95 años y todavía no sé leer ni escribir, pero soy feliz por tener y sentir el cariño de mi familia, amigos y amigas en Cerro Muriano, donde estaré hasta el final de mis días, porque me encanta la tranquilidad y la paz de este pueblo, y de sus gentes, así como la belleza de sus paisajes y su brisa que te da la vida. 

- Parece ser que hace usted una repostería excelente y todo tipo de dulces. ¿Es cierto? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Sí, no se me da mal, y siempre que puedo hago pasteles y bollos para mi familia y amigos. 

Pero la mejor en ésto es Eusebia, que hace unos fabulosos pestiños en Obejo, durante la Romería de San Benito el 21 de Marzo de cada año. 


Nemesia Esquivel Provincial siempre tuvo y continúa teniendo un proverbial sentido del humor que genera alegría y buen ambiente allí por donde va.  

- ¿ Como pasó usted los dos años de confinamiento por la pandemia ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Metida en casa. Intenté animar a mi familia todo lo que pude, riendo y jugando mucho con mi viznieto Pedro con la Nintendo, bailábamos, hacíamos retos, a veces nos disfrazábamos, el niño tocaba el tambor, etc. 

Pensé que era mejor intentar tomarse las cosas con todo el humor posible, porque no era fácil aguantar tantas horas sin poder ir a ningún sitio, y como todo el mundo, también tuve miedo en algunos momentos. 

Me regalaron también algunos libros para colorear y que me entretuviera. 


Nemesia Esquivel Provincial sujetando entre sus manos un tríptico con fotografías de su viznieto Adrián, con el que siempre ha tenido una gran química. Ambos se profesan un enorme cariño. 

- ¿ Cuál es su mayor deseo durante los muchos años que le quedan por vivir en Cerro Muriano ? 

Nemesia Esquivel Provincial : 

Seguir disfrutando de la compañía y el cariño de mis familiares y amigos y que todo el mundo pueda salir adelante, porque los dos años de pandemia fueron duros, y me gusta ver a la gente feliz.