miércoles, 22 de junio de 2022

ANDRÉS HIDALGO BRAVO Y EL CUARZO AHUMADO MÁS BELLO EN LA HISTORIA DE LA MINA CERRO VÉRTICE (CERRO MURIANO)

Texto y Fotos : José Manuel Serrano Esparza 


                                                    32, 5 cm de longitud x 22 cm de anchura x 11,5 cm de altura y 7, 5 kg de peso. 


Esta es la carta de presentación del impresionante cuarzo ahumado de enormes dimensiones y gran belleza propiedad de Andrés Hidalgo Bravo, que lo extrajo de la Mina Cerro Vértice (Cerro Muriano) en 1986. 


Después de trabajar en la construcción y en el campo desde su adolescencia, Andrés Hidalgo Bravo, experimentado minero nacido en 1942 y que tiene 80 años de edad, entró en la empresa UNISUR S.A en 1972, trabajando en el Lavadero de Mineral de la Mina Cerro Vértice (Cerro Muriano). 

Poco a poco, fue adquiriendo conocimientos y se convirtió en minero de primera, realizando una amplia gama de labores a gran nivel : maquinista, perforador barrenero, entibador, etc, además de utilizar con frecuencia la pala para echar el mineral (principalmente fluorita y cuarzo) a las tolvas.   


Imagen lateral del extraordinario cuarzo ahumado encontrado por Andrés Hidalgo Bravo en 1986 en las profundidades de una de las galerías de la Mina Cerro Vértice (Cerro Muriano), totalmente rodeado por arcilla. 

Su enorme tamaño, belleza y excelente estado de conservación y aspecto de muchos de sus prismas piramidales son un deleite para la vista de cualquier entusiasta de la mineralogía. 


Han transcurrido 36 años desde que Andrés Hidalgo Bravo encontró un auténtico tesoro en el interior de una de las galerías de la Mina Cerro Vértice (Cerro Muriano) y este gran profesional en su ámbito recuerda perfectamente el momento mágico en el que halló este maravilloso mineral que es el referente diacrónico entre los cuarzos ahumados extraídos de la Mina Cerro Vértice (Cerro Muriano), cuya explotación se inició en 1971.  


Un cuarzo ahumado de ensueño, con prismas piramidales de gigantescas dimensiones, tallados por la madre naturaleza con inefable precisión, al igual que sus aristas, todo ello en simbiosis con la fabulosa cromacidad de este mineral único, cuya presencia no deja a nadie indiferente y que ya generó oleadas de entusiasmo y emoción durante la III Mesa de Minerales de Cerro Muriano celebrada el 13 de Noviembre de 2021. 


Andrés Hidalgo Bravo ama profundamente este mineral, porque forma parte de su vida. No en vano, trabajó 17 años (entre 1972 y 1989) en la Mina Cerro Vértice y también en el filón El Chaparral.

Un trabajo durísimo y peligroso, por el riesgo de derrumbes, además de la masiva presencia de agua en la galería más baja del Pozo Jesús del Filón El Chaparral, especialmente a finales de los años ochenta, cuando hubo que instalar bombas de agua muy grandes y mientras los mineros barrenaban o hacían cualquier cosa, tenían que llevar puestos trajes impermeables con botas de agua. 

Incluso, pocos años antes del cierre de la Mina Cerro Vértice (productora del espatoflúor de mayor calidad del mundo, que era exportado a los Altos Hornos de Vizcaya, Sevilla y a la siderurgia e industria cerámica de muchos países de los cinco continentes) en 1989, porque ya no era económicamente rentable ante la competencia de empresas de otros países que extraían una fluorita de calidad no tan alta pero a un precio mucho más barato, Andrés Hidalgo Bravo sufrió un grave accidente mientras perforaba que le machacó tres vértebras y le obligó a estar con casi todo su cuerpo escayolado durante seis meses.  

No obstante, el indefinible magnetismo y atemporal personalidad que emanan de este mineral muy especial, de muy atractiva presencia y singular historia, nunca han dejado de fascinarle.

Detalle de uno de los prismas piramidales de este excepcional cuarzo ahumado. Las aristas visibles en imagen miden nada menos que 6.2 centímetros.

Porque ésto es amor a primera vista, belleza en estado puro creada en la oscuridad, pero que gracias al enorme valor y coraje de mineros profesionales que se jugaron la vida a diario, durante muchos años, para sacar adelante a sus familias, salió a superficie y podemos admirar hoy en día, constatando el maravilloso modo en que este mineral refleja la luz y la emite de muchos modos distintos, según la hora del día y el tipo de iluminación existente en cada momento, haciendo refulgir el semblante embelesado de cada observador, que contempla el fruto de millones de años de formación y el sentido de permanencia que simbolizan estas joyas de la naturaleza repletas de muy seductor aspecto artístico, belleza consistente y cualidades estéticas escultóricas. 


Porque detrás de este fantástico cuarzo ahumado (probablemente uno de los más grandes, bellos e importantes jamás extraídos en toda la historia de la minería europea), al igual que ocurre con cualquier mineral (independientemente de sus dimensiones, peso y valor) arrancado de las profundidades de la tierra, hay una historia personal y humana encarnada por el minero o mineros que le hicieron ver la luz gracias a su ímprobo esfuerzo. 

Una dinámica que está asimismo íntimamente relacionada con el devenir diacrónico de los coleccionistas y amantes de estas joyas de la naturaleza, para los que no sólo son fundamentales los minerales que encuentran o adquieren (algunos de los cuales representan un punto de inflexión en sus vidas), sino también el cúmulo de vivencias que acontecen hasta conseguir cada uno de ellos, auténticas maravillas de la geología con formas y colores asombrosos que por momentos parecen inventados por la fantasía de un orfebre, créndose así un ulterior vínculo indisoluble entre arte y naturaleza, algo que ha fascinado al ser humano desde los tiempos más pretéritos. 

Imagen del fabuloso cuarzo ahumado propiedad de Andrés Hidalgo Bravo apoyado verticalmente sobre el suelo. Puede apreciarse como el área interna del mineral incluye una gran cantidad de preciosos pequeños prismas piramidales, muchos de ellos todavía rodeados por restos de arcilla incrustada. 

Hombres que arriesgaron su existencia una y otra vez, en el interior de la mina, a cientos de metros de profundidad, para poder extraer minerales que son vitales para la industria moderna y la vida cotidiana de millones de personas por todo el mundo. 

Seres humanos que nunca supieron con certeza si volverían a casa después de cada relevo en la mina, pero que asumieron su trabajo como cualquier otro, intentando no pensar en el peligro y luchando a brazo partido y con gran entereza para sacar adelante a los suyos. 

Porque Antonio Nobi (dueño de UNISUR, S.A) y Carmelo Sudupe Olaizola (Director de UNISUR S.A en la zona) siempre supieron desde principios de los años setenta que el factor clave para el éxito comercial que durante casi veinte años tuvieron tanto las galerías de la Mina Cerro Vértice como los filones El Chaparral y Perseverancia, fue la gran cualificación, experiencia y capacidad de trabajo del formidable equipo de mineros que constituyó sin duda su principal seña de identidad.  

La cantera Cerro Vértice (Cerro Muriano) hoy en día, en 2022. Entre 1971 y 1989 fue explotada de modo intensivo, mediante galerías a las que se accedía desde entradas excavadas en la roca que daban al exterior y a través de las cuales se introducía todo tipo de maquinaria minera especializada para extraer el mineral de fluorita, que aparecía con frecuencia asociado a grandes masas de cuarzo de distintos tipos (amatistas, lechosos, grises, de color rojo, ahumados, etc) o granito. 

Fotografía de 1979 junto a la entrada de una de las galerías de la Mina Cerro Vértice (Cerro Muriano) en la que Andrés Bravo Hidalgo encontró su famoso cuarzo ahumado en 1986.  

De izquierda a derecha, junto a una excavadora de carga de mineral Toro 200 de la empresa Sandvik ( que tenía el asiento del conductor a un lado, para poder ver hacia adelante y hacia atrás) : 

- Higinio Gálvez Delgado, uno de los referentes cualitativos y de experiencia en su ámbito del Lavadero de Mineral de Cerro Vértice, además de ser un lampistero de élite, gracias a sus profundos conocimientos de electrónica, que le hicieron imprescindible a la hora tanto de poner a punto como de reparar

Lámpara eléctrica propiedad de Ángel Hidalgo Bravo, que utilizó durante su etapa como minero tanto en Cerro Vértice como en el Pozo Jesús del filón El Chaparral. Iba fija en la frente, mientras que la batería visible a la izquierda de la imagen se posicionaba en un costado. 

las lámparas eléctricas utilizadas por los mineros que trabajaban en el Pozo Jesús del Filón El Chaparral. Dotado de una increíble versatilidad y talento, fue muy querido por sus compañeros y siempre estaba disponible para resolver cualquier tipo de contingencia. 

- Ángel Hidalgo Bravo, hombre clave en la adopción de maquinaria especializada de perforación y extracción en las galerías de la Mina Cerro Vértice a partir de 1975, cuando entró como supervisor de máquinas y camiones, ya que hasta entonces, la extracción del mineral se había hecho de modo manual, con martillos neumáticos. 

Trabajó también en el Pozo Jesús del filón El Chaparral, primero sacando mineral que echaba a los vagones durante un año y después llevando un frente (zona de la mina en la que se extrae el mineral) como maestro minero perforista maquinista y perforista barrenero. 

Se convirtió con el tiempo en uno de los mineros más cualificados de UNISUR, S.A junto con Manuel Puerto Caracoles y Manuel Gómez Parra, buques insignia de conocimiento y experiencia. 

- Antonio Aragón Velasco, otro versátil y muy cualificado minero de primera que realizó a gran nivel una pléyade de labores en la Zona de Cerro Vértice durante los años setenta y ochenta. 


43 años después, en 2022. La misma entrada a la galería de Cerro Vértice en la que Andrés Hidalgo Bravo encontró su extraordinario cuarzo ahumado en 1986 y junto a la que posaron Higinio Gálvez Delgado, Ángel Hidalgo Bravo y Antonio Aragón Velasco en 1979. La inactividad de la Mina de Cerro Vértice, que cerró en 1989, ha hecho que la vegetación sea mucho más profusa hoy en día que cuando la zona funcionaba a pleno ritmo. 

Debido a los abundantes derrumbes, hoy en día está prohibido entrar a las galerías de Cerro Vértice, en cuya entrada se ha instalado una verja metálica que impide el acceso, porque penetrar en ellas es muy peligroso, hasta el punto de que un coleccionista de minerales murió en su interior en 2008. 


Imagen captada desde detrás de la verja de los primeros metros del interior de la galería en la que Andrés Hidalgo Bravo encontró en 1986 su excepcional cuarzo ahumado totalmente cubierto por arcilla. 


Otra imagen del enorme cuarzo ahumado de insólito tamaño, peso y belleza propiedad de Andrés Hidalgo Bravo, en el que destaca el esplendor de sus enormes prismas piramidales, la perfección de sus aristas rectas de gran longitud y el modo en que reflejan la luz. 

Por si todo ello fuera poco, la naturaleza ha cincelado un bello octógono (visible en la zona superior central de la imagen) sobre una de las caras de uno de los grandes prismas piramidales del mineral.  

Contemplar este singular cuarzo ahumado es algo difícil de explicar con palabras y vinculado conceptualmente a la icónica exposición monográfica " La Mirada Mineral " , organizada por el Museo Geominero del Instituto Geológico y Minero de España en Diciembre de 2012 y dedicada al cuarzo a través de sus formas, colores y génesis, así como a su amplia variedad de usos industriales, todo ello en el marco de los tres aspectos más significativos con respecto a sus propiedades físicas : la morfología, el tamaño y el color de los cristales, sin olvidar la luminiscencia (otra fascinante cualidad de los minerales) y su espectacular contraste en simbiosis con otros minerales junto a los que aparece asociado, ámbito que alcanzó cotas estratosféricas en las míticas epidotas con cuarzo, rodocrositas con cuarzo, hübneritas con cuarzo, polybasitas con calcopirita y cuarzo y cuarzos ahumados con feldespato, cinabrios con cuarzo, pyrargiritas en cuarzo, bismutos nativos con cuarzo, ferberitas con cuarzo, strengitas en cuarzo, topacios con zinnwaldita y cuarzo, hematites con cuarzo y cuarzos con albita de la mítica Colección Joaquín Folch, y las turmalinas de California con cúspide azul sobre cuarzo y fluoritas rosas con cuarzos ahumados procedentes de Suiza de Stuart Wilensky. 


Tras sus muchos años de trabajo en la Mina de Cerro Vértice durante las décadas de los setenta y ochenta, Andrés Hidalgo Bravo disfruta de un merecido descanso en Cerro Muriano (Córdoba), el pueblo que le vió nacer, y no olvida a otros mineros de gran conocimiento y experiencia a los que conoció durante aquella época, como Manuel Puerto Caracoles, Manuel Gómez Parra, Higinio Gálvez Delgado, Ángel Hidalgo Bravo, Antonio Aragón Velasco, Martín Arcos Fernández, José Arcos Fernández, Manuel Bernal López, Antonio Ortiz Ortiz, José Almansa, etc.  

Porque Andrés Hidalgo Bravo se considera uno más de los mineros que trabajaron en Cerro Vértice y el filón El Chaparral. 

Por otra parte, quizá este fastuoso cuarzo ahumado sea también el colofón que verifique la gran trascendencia del esfuerzo e interés que coleccionistas de la talla de Fernando Mancilla Vázquez, Diego Navarro Díaz, Joan Martínez Bruguera, José Daniel García Gavilán, jtlinan, Antonio Fimia, Ricardo Fimia, José Luis Zamora Rubio, Antonio Alcaide, José Miguel Sola, Pedro Antonio López Sánchez y otros, han otorgado siempre, desde hace muchos años, a la Mina Cerro Vértice y los minerales que produjo, especialmente sus legendarios cuarzos, que siempre afirmaron con buen criterio que figuraban entre los más bellos del mundo y de los que han mostrado sobre todo en el Foro de Mineralogía Formativa (hoy por hoy uno de los más importantes a nivel internacional) muchas fotografías hechas por ellos, que han sido fundamentales para divulgar su incomparable atractivo estético y carisma que nunca dejan de asombrar, ya que son auténticas obras de arte de la naturaleza, caracterizadas por su inmediato y muy potente impacto visual, que genera una simultánea reacción emocional catalizada por sus admirables formas y colores. 


Pero lo más importante de todo para Andrés Hidalgo Bravo es rendir homenaje y un emocionado recuerdo a los mineros de Cerro Vértice y El Chaparral que dejaron allí sus vidas : Juan Rabichi, Antonio Amador, Daniel Lobo Trujillo, Manuel Durán Sánchez, El Zapatero de Espiel, etc. 

Artículo publicado por la Federación Española de Mineralogía en su sección de biografías :