jueves, 18 de enero de 2024

RAMÓN LOZANO GILARTE " EL MACACO " : UNA FIGURA LEGENDARIA EN LA HISTORIA DE CERRO MURIANO

Texto y Fotos Indicadas : José Manuel Serrano Esparza 


El 1 de enero de 1927 nació en Fuente Alta (Córdoba) Ramón Lozano Gilarte " El Macaco", 

uno de los personajes más importantes y genuinos en toda la historia de Cerro Muriano (Córdoba), donde vivió desde su más temprana infancia. 

                            Antonio Lozano y Barbina Gilarte, padres de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ", a principios de los años sesenta. 

Hijo de Antonio Lozano (nacido el 21 de diciembre de 1898) y de Barbina Gilarte (nacida el 21 de mayo de 1903), " El Macaco " tuvo ocho hermanos : Isabel (nacida el 5 de diciembre de 1921), Gabriel (nacido el 1 de noviembre de 1924), Barbina (nacida el 15 de marzo de 1926), Bartolomé (nacido el 24 de diciembre de 1930), Pedro (nacido el 4 de febrero de 1935), Rafael (nacido el 6 de diciembre de 1941), Rosi (nacida el 25 de febrero de 1944) y Josefina (nacida el 6 de marzo de 1948). 

Tanto Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " como sus padres, hermanos y hermanas vivieron siempre en Cerro Muriano. 

INFANCIA FELIZ PERO EN UN CONTEXTO CONVULSO 

La infancia de Ramón Lozano Gilarte tuvo lugar en un contexto de grandes dificultades económicas para prácticamente la totalidad de los habitantes de Cerro Muriano, por dos motivos principales : 

                                                                                                 © jmse

a) El abandono de la explotación de las Minas de Cobre de la Córdoba Copper Company (en la que habían trabajado muchos habitantes de Cerro Muriano y otros pueblos limítrofes) por dicha empresa británica en 1919, 

                                                                                                                                              © jmse 

había dejado el pueblo sin industria alguna ni centros de producción de ningún tipo, por lo que únicamente podían conseguirse ingresos haciendo picón (carbón vegetal con ramas de encina), el carbón, con la cría de cerdos y cabras, la caza y pocas cosas más.

Era una época en la que la inmensa mayoría de las casas de Cerro Muriano eran chozos (algo que se mantuvo hasta aproximadamente mediados de los años cincuenta) y la economía era ante todo y para todo de supervivencia, teniendo que trabajar muchas horas en jornadas laborales muy duras y por muy poco dinero. 

b) La Guerra Civil Española 1936-1939 empeoró todavía más la profunda crisis económica que había padecido Cerro Muriano entre 1919 y 1936, y tras ella, gran parte del tejido productivo en toda la provincia de Córdoba (que fue una de las zonas de España que más sufrió la contienda y en la que hubo más combates) quedó destruído, por lo que la situación económica de los habitantes de Cerro Muriano se hizo todavía más angustiosa.

Así pues, los padres y las madres de las familias tenían que trabajar a destajo para sacar adelante a sus proles, con el dramatismo añadido de que con frecuencia las mujeres también tenían que trabajar muchas horas en el campo, además de preparar las comidas, lavar la ropa, etc. 

La necesidad era tal, que muchos niños y niñas tuvieron que ponerse a trabajar a los 9 ó 10 años de edad para ayudar a sus familias.  

Ramón Lozano Gilarte en profunda introspección en 2007. Más de setenta y cinco años de recuerdos que se remontan a su infancia durante los años treinta afluyen a su mente. 

Los primeros siete años de vida de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " entre 1927 y 1936 fueron en buena medida de felicidad, ya que su corta edad hacía que no percibiera con total precisión la dimensión de las penurias económicas que se estaban pasando. 

" El Macaco " jugó con otros niños de su edad e hizo contacto por vez primera con lugares muy representativos de Cerro Muriano como 

                                                                                                                                               © jmse

el pozo de San Rafael, 


                                                                                                                                               © jmse

Piedra Horadada, 

                                                                                                                                               © jmse

el Camino de los Pañeros,

                                                                                                                                               © jmse

los Lavaderos y Fundiciones de la Córdoba Copper Company, 

                                                                                                                                              © jmse

a cuyas antiguas estructuras industriales le gustaba subirse con otros muchachos de su edad, 

                                                                                                   © jmse

el Cerro de la Coja 

                                                                                                                                            © jmse

y sus bellísimos amaneceres, 

                                                                                                                                                © jmse

la Finca de Campo Alto, etc.  

Pero el 5 de septiembre de 1936, Ramón Lozano Gilarte estaba en el Pozo de las Pilas (Los Llanos del Conde) lavando ropa con su hermana mayor Isabel, cuando aparecieron unos vecinos que les dijeron que huyeran hacia la Estación de Obejo, El Vacar y Villaharta, porque las tropas marroquís del ejército franquista estaban atacando el pueblo. 

Marcharon a pie 23 kilómetros hasta que llegaron a unas cuevas cerca de Villaharta, donde pasaron la noche, yendo después a Villamanrique, donde vivieron el resto de la guerra hasta 1939 en una casa que les dejó el alcalde para ellos y otros refugiados. 

UNA DURÍSIMA POSGUERRA

Al terminar la guerra, Ramón Lozano Gilarte, sus padres Antonio y Barbina y sus hermanos Isabel, Gabriel, Barbina, Bartolomé y Pedro vuelven todos a Cerro Muriano. 

Mientras crece, Ramón Lozano Gilarte ve como su padre y su madre hacen picón y carbón que venden en Córdoba, además de pan que amasaban en casa y después cocían. 

Pero en 1938, todavía en plena guerra civil, " El Macaco " tiene que ponerse a trabajar con tan sólo 9 años de edad para ayudar a su padre, y marcha a Pozoblanco para cuidar una piara de marranos, con lo que ganaba cinco duros al mes, viviendo en duras condiciones en una choza de tierra hecha con ramas de árboles de monte y juncos para que corriera el agua. 

Apenas ha podido ir al colegio, no sabe leer ni escribir, y como consecuencia de la necesidad, se ve obligado a dejar definitivamente los estudios. 

Es una época muy dura, en la que se trabaja desde el alba 

                                                                                                  © jmse                                                                     

hasta el anochecer. 

La posguerra durante los años cuarenta es terrible en Cerro Muriano, hasta el punto de que " El Macaco " no tiene adolescencia, y a partir de 1940, con 14 años de edad, se hace adulto a la fuerza, trabajando en todo lo que va saliendo, especialmente en la Finca de la Candelera, donde hace picón y carbón, una labor extenuante en la que trabajaba con Barbina, 

Barbina Lozano Gilarte, nacida el 15 de marzo de 1926, hermana de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ", en una fotografía de estudio hecha en Córdoba a mediados de los años cincuenta. Fue una de las muchas mujeres que a consecuencia de las durísimas condiciones de vida en Cerro Muriano tras la Guerra Civil Española, tuvo que trabajar prácticamente de sol a sol durante los años cuarenta y cincuenta, ayudando todo lo que podía en la economía familiar, que era esencialmente de supervivencia. 

su hermana tres años mayor que él, sacaban los sacos a lomos y los llevaban hasta una zona en la que podían entrar los carros para recoger el picón y el carbón y llevarlo a Córdoba, donde el picón se vendía por aquel entonces a 4,50 reales. 

1955, RAMÓN LOZANO GILARTE SE CASA CON MARÍA GUILLÉN

A principios de 1955, Ramón Lozano Gilarte trabajó en una finca en Bélmez (Córdoba), donde conoció a María Guillén mientras ambos estaban segando. 

Ambos se enamoraron al instante y Ramón Lozano Gilarte la llevó en bicicleta desde Bélmez a Cerro Muriano. 

Poco después, empezó a trabajar en los polvorines cerca de El Vacar, y de allí marchó con María Guillén a la zona del Campo de Tiro, donde estuvo un tiempo viviendo en un chozo en la Finca Choza Redonda. 

                     Fotografía en blanco y negro coloreada de Ramón Lozano Gilarte y María Guillén en 1955.

Tras varios meses de noviazgo, Ramón Lozano Gilarte y María Guillén decidieron casarse.

La boda fue a las 7:00 h de la mañana, para tener toda la discreción posible, porque María Guillén tenía 16 años, era menor de edad y sus padres no sabían nada, de modo que al principio se enfadaron algo, pero después tuvieron muy buena relación con Ramón Lozano Gilarte. 

Tras la boda, " El Macaco " trabaja sobre todo haciendo picón y carbón, labor que comienza a compaginar con la caza de conejos que vende a diferentes bares y restaurantes de la zona para poder ganar algo más de dinero. 

" El Macaco " y su esposa viven todavía en un chozo, al igual que la inmensa mayoría de habitantes de Cerro Muriano y sus alrededores. 

Ramón Lozano Gilarte comienza a sentir una gran pasión por el campo, que le fascina y a través del cual camina muchos kilómetros siempre que puede. 

Poco después, consiguió un trabajo en la recolección de la aceituna en la Finca Las Pitas y se convierte en capataz de una cuadrilla de trabajadores del campo en las fincas de Don Enrique Villegas. 

Durante todos esos años, " El Macaco " vivió con su esposa en La Balanzona, en una casa del cortijo del señor Villegas. 

A lo largo de esta etapa, tras el trabajo durante la temporada de recolección de la aceituna, " El Macaco " volvía con su mujer a Cerro Muriano, donde se dedicaba a hacer picón, carbón y a la caza del conejo, perdices y la pesca en los pantanos cercanos para poder sobrevivir. 

SEGUNDA MITAD DE LOS AÑOS CINCUENTA Y DÉCADA DE LOS SESENTA : RAMÓN LOZANO GILARTE Y MARÍA GUILLÉN FORMAN UNA FAMILIA

Tras su boda en 1955, El Macaco y su mujer María Guillén tienen su primer hijo, Antoñín Lozano Guillén, en 1957. 

Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " tiene 30 años y después de una vida presidida por la necesidad, 

Túnel bajo el tramo de la vía férrea Córdoba-Almorchón cerca del restaurante Los Pinares. Durante su infancia entre los 6 y 11 años (1933-1938), El Macaco se metía dentro de él con frecuencia y jugaba con niños de su edad. Este fue el mismo túnel bajo el que se refugiaron los fotógrafos alemanes Hans Namuth, Georg Reisner y el escritor austríaco Franz Borkenau el 5 de septiembre de 1936 para protegerse del bombardeo de la aviación franquista. © jmse

Ramón Lozano Gilarte en 1959 en Cerro Muriano con su esposa María Guillén Grande y sus hijos Antoñín Lozano Guillén y Mari Carmen Lozano Guillén. 

comienza a ver la luz.  

Fotografía de 1972 en la que aparecen Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " con su esposa María Guillén y de izquierda a derecha sus hijos Antoñín, Mari Carmen, Ramoni, Rafael y Josefa. 

Después, durante la década de los años sesenta, nacerían Mari Carmen Lozano Guillén, Josefa Lozano Guillén, Rafael Lozano Guillén y Ramoni Lozano Guillén. 

Una familia muy unida, cuyo epicentro es la casa de la familia Lozano Guillén en el número 18 de la Calle Castaños de Cerro Muriano. 

En esta fotografía hecha en Cerro Muriano en 1965 puede verse a Ramón Lozano Gilarte (de pie, el cuarto empezando por la izquierda) y a sus hermanas Josefina Lozano Gilarte ( la segunda empezando por la izquierda) y Rosi Lozano Gilarte (sentada, la cuarta empezando por la izquierda). 

Los años sesenta siguen siendo tiempos duros, no tanto como los cuarenta y cincuenta, pero la economía sigue siendo todavía en gran medida de subsistencia y de enorme lucha para salir adelante, hasta el punto de que incluso en una ocasión, El Macaco tuvo que robar un saco de bellotas para poder dar de comer a su familia y estuvo varios días en la cárcel. 

En esta calle, próxima al Bar de Jesule, viven también Rosi Lozano Gilarte y Josefa Lozano Gilarte, hermanas de Ramón Lozano Gilarte,  

Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " con 42 años de edad, bailando con su prima segunda Juanilla durante la verbena de Cerro Muriano en Julio de 1969. 

que tiene ya muchos familiares en Cerro Muriano.  

                                                                                      Ramón Lozano Gilarte con su nieto Pedrito Díaz Lozano.  

A principios de los años setenta, Ramón Lozano Gilarte sigue como jefe de cuadrilla de trabajadores en la recolección de la aceituna en las fincas de D. Enrique Villegas, una labor en la que seguirá durante muchos años, y en la que también participan su mujer y sus hijos durante los tres meses de campaña, con excepción de Rafael Lozano Guillén, que todavía es muy pequeño y se queda al cuidado de su hermana Ramoni en los cortijos adyacentes a las zonas de recolección. 

Ramón Lozano Gilarte era además quien cocinaba suculentas migas para las personas que trabajaban en la recolección de la aceituna, mientras que su esposa María Guillén Grande hacía cocidos todos los días. 

D. Enrique Villegas siempre confió plenamente en El Macaco, porque había constatado su capacidad para hacer cálculos de cabeza con gran rapidez, pesar los sacos de aceitunas con notable precisión y velocidad, distribuir los jornales, etc. 

Y ésto dice mucho en favor de un hombre prácticamente analfabeto, que nunca supo leer ni escribir, pero que fue sin duda un ser humano muy especial y verdaderamente grande. 

4 DE MARZO DE 1974, RAMÓN LOZANO GILARTE " EL MACACO " ENCUENTRA A SU REFERENTE VITAL 

5 de febrero de 1976, 9:00 h de la noche en Cerro Muriano (Córdoba). La mayoría de habitantes del pueblo no disponen todavía de televisión. 

      Vista lateral derecha del Bar de Jesule. © jmse     

Ramón Lozano Gilarte está dentro del Bar de Jesule, 

                                                                                                         © jmse

fundado en 1964 por la familia Hidalgo Sojo y que desde 1968 tiene un televisor en el que los clientes pueden ver diferentes programas, películas, etc. 

" El Macaco " tiene en esos momentos 50 años. Su vida ha sido muy dura, esencialmente una lucha por la supervivencia, con una trayectoria vital presidida por la constante brega y el ímprobo esfuerzo. 

Sigue profundamente enamorado de su esposa María Guillén y ha creado una familia, que son sus principales faros existenciales y le compensan todos los sufrimientos que ha padecido desde principios de los años cuarenta. 

Además, su profundo amor por el campo (así como las películas del Oeste y el flamenco, que fueron sus otras dos grandes pasiones), que conoce metro a metro y le apasiona sobremanera, le han hecho entrar en plena ósmosis con la naturaleza y su fauna. 

El Macaco siente un enorme fervor por el campo, se levanta todos los días a las 5:00 h de la mañana y camina a través de todas las zonas rurales que rodean Cerro Muriano : 

                                                                                                                                              © jmse

la Finca de Villa Alicia, 


                                                                                                            © jmse

Torreárboles

                                                                                                                                            © jmse

y su cima desde la que se divisa toda Córdoba capital y sus alrededores, 

Entrada a la Finca de Las Malagueñas (Cerro Muriano). En la cima de la colina había un precioso palacete de dos plantas con un balcón dotado de balaustrada de piedra. Ramón Lozano Gilarte fue en moto muchas veces a este lugar con su hija pequeña Ramoni para vender helados y otras cosas a los reclutas y oficiales. © jmse

Las Malagueñas, 

                                Cortijo de Suerte Alta durante el crepúsculo. Siempre fue un lugar mágico para Ramón Lozano Gilarte. © jmse 

la Finca de Suerte Alta, 

             Cerro de la Coja visto desde la casa de Antonio Sastre Candelario, con quien Ramón Lozano Gilarte tuvo una buena amistad. © jmse

el Cerro de la Coja, los Riscos de Vera, el Parque Forestal de Los Villares, Los Llanos del Conde, el Cerro de las Minillas, el Campo de Tiro, el Ronquillo Alto, el Ronquillo Bajo, 

                                                                                                © jmse

la Estación de Tren de Obejo, 

                     Precioso surtidor de agua para locomotoras de vapor situado unos 300 metros antes de llegar a la Estación de Obejo. © jmse

                                                                                                  © jmse

el Cerro de los Santos, Los Tinajones, la zona de Campo Alto, etc. 

A través de un duro aprendizaje de muchos años, Ramón Lozano Gilarte ha adquirido un tremendo conocimiento del campo y su fauna.

Se ha integrado totalmente con la naturaleza, por lo que a diferencia de un significativo porcentaje de los habitantes jóvenes de Cerro Muriano que durante los años cincuenta y sesenta emigraron a otras zonas de España (especialmente Cataluña, País Vasco, Asturias y la provincia de Alicante) en busca de mejores condiciones de vida, 

Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " junto a un tramo de la vía férrea Córdoba-Almorchón cerca de Cerro Muriano en 2006. La ósmosis con la naturaleza fue una constante durante toda la trayectoria vital de este hombre excepcional. Al fondo a la izquierda, puede verse uno de los grandes pinos que jalonan los alrededores de Cerro Muriano. 

" El Macaco " decidió quedarse, no sólo por su apego a Cerro Muriano, sino especialmente porque siente con todo su ser que la naturaleza y fauna de Cerro Muriano y sus alrededores son su biotopo. 

Nunca pudo terminar sus estudios primarios y no sabía leer ni escribir, pero tenía la suficiente habilidad, astucia, empuje y rapidez mental (era capaz de hacer todo tipo de cálculos de cabeza, a gran velocidad, superando en esta faceta a personas con estudios universitarios) para haber intentado la aventura marchando a grandes capitales como Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Gijón, Oviedo,  Alicante, etc. 

Pero Ramón Lozano Gilarte percibió que vivir en una gran metrópolis habría significado su muerte existencial, porque necesitaba el contacto diario con la naturaleza 

        Bellísimo podenco campanero andaluz. Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " siempre fue un gran enamorado de los animales. © jmse 

Perdiz roja. El Macaco fue un profundo conocedor de esta bella ave con la que contactó por vez primera siendo niño y que siempre le fascinó. © jmse

y su fauna para poder seguir viviendo. 

Han pasado pues muchos años desde que " El Macaco " optó por quedarse en Cerro Muriano. 

        Vista lateral izquierda del Bar de Jesule. © jmse

Y ahora, este 5 de febrero de 1974 está dentro del Bar de Jesule, viendo la televisión, una de las muy pocas que hay en esos momentos en el pueblo, de aproximadamente 1 metro de ancho y 70 cm de alto y pantalla ovalada, la misma televisión en la que cinco años antes, la noche del 20 de julio de 1969, vió como Neil Amstrong, astronauta del Proyecto Apollo 11, ponía pie en la Luna. 

De repente, surge la magia : el Macaco ve en pantalla la cara de un hombre, Félix Rodríguez de la Fuente, durante la emisión del primer capítulo de la serie " El Hombre y la Tierra ".

Este ser humano excepcional y naturalista de fama mundial habla con enorme pasión de la naturaleza y su fauna, tanto de España como de otros países. 

Ramón Lozano Gilarte alcanza el nirvana y se identifica plenamente con las palabras de ese hombre maravilloso que se convierte a partir de ese instante en su referente. 

Impresionante imagen al comienzo de cada capítulo de la serie El Hombre y la Tierra, con un lobo corriendo monte a través durante el amanecer y la sobrecogedora música de fondo del maestro Antón García Abril. Un icono audiovisual que siempre estremeció y emocionó a Ramón Lozano Gilarte. 

El Macaco queda además muy impresionando por la enorme calidad de las imágenes, rodadas con cámaras cinematográficas profesionales Arriflex y Mitchell de 35 mm y parámetros propios de las grandes superproducciones cinematográficas de Hollywood. 

Ésto marca un antes y un después en la vida de Ramón Lozano Gilarte, 

Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " con Linda, su perra pastor alemán, dentro del salón comedor de su casa en la calle Castaño, nº 18, en Cerro Muriano (Córdoba) en 1997. Aquí fue donde vió durante muchos años, primero en directo y después en DVD, todos los programas de la serie El Hombre y la Tierra Fauna Ibérica, Fauna Venezolana y Fauna Canadiense. 

que a partir de ese momento verá en su casa en la calle Castaño todos los capítulos de la mencionada serie presentada por Félix Rodríguez de la Fuente entre el 4 de marzo de 1974 y el 20 de junio de 1981, así como su nueva emisión entre el 12 de marzo de 2009 y el 24 de septiembre de 2012. 

                                                                                                                                              © jmse 


Primer plano de búho real durante el capítulo " Las Rapaces Nocturnas Primera Parte ", de la serie El Hombre y la Tierra Fauna Ibérica, emitido por RTVE el 28 de abril de 1978. Las escenas de guerra acústica entre las rapaces nocturnas y los roedores fascinaron al Macaco, que durante años fue de noche a ver estas bellísimas aves con su amigo Antonio Sastre Candelario. 


Primer plano de un lince ibérico durante el capítulo " El Último Lince " , de la serie El Hombre y la Tierra Fauna Ibérica, emitido por RTVE el 18 de mayo de 1979. Ramón Lozano Gilarte fue un gran entusiasta y admirador de este sublime y elegante a más no poder felino, algunos de cuyos especímenes pudo ver en zonas adyacentes a Cerro Muriano entre finales de los años treinta y principios de los cincuenta, antes de su casi extinción durante las décadas siguientes. 

GRAN AMISTAD CON EL FAMOSO ACTOR SANCHO GRACIA, PROTAGONISTA DE LA SERIE " CURRO JIMÉNEZ " 

Entre 1976 y 1978 Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " trabajó como extra en varios capítulos de la serie " Curro Jiménez ", y durante el rodaje de uno de ellos, conoció a Sancho Gracia, surgiendo a partir de ese instante una sincera amistad entre ambos, ya que el famoso actor quedó muy impresionado por la gracia de El Macaco y sus profundísimos conocimientos de la orografía de la zona, que fueron fundamentales para elegir las áreas de filmación de varios de los capítulos. 

Trabuco original del siglo XIX utilizado por Sancho Gracia durante el rodaje de un capítulo de la serie de televisión " Curro Jiménez " (que batió récords de audiencia) en los alrededores de Cerro Muriano y con el que obsequió en 1977 a Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ", por quien siempre sintió una gran admiración. © jmse.  
                                                                                                                                        
Tal fue la química entre El Macaco y Sancho Gracia, que este le regaló el trabuco que utilizó en varias de las escenas.   

UNA FAMILIA CON GRAN COHESIÓN Y CAMARADERÍA

Los años setenta suponen la consolidación de la familia Lozano Guillén, ya que Ramón Lozano Gilarte y María Grande Guillén están viendo crecer a sus cinco hijos,

La familia Lozano Guillén celebrando un perol en Cerro Muriano a finales de los años setenta. De izquierda a derecha : Mari Carmen Lozano Guillén, Rafael Lozano Guillén, María Guillén Grande,, Ramoni Lozano Guillén, la tía Ina, Antoñín Lozano Guillén y Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " . 

y cada vez es mayor la unidad familiar y el cariño que todos se tienen. 

COCHE ANTIGUO HÍBRIDO ENTRE EL FIAT 3 1/2 CV DE 1899 Y EL REVOLUCIONARIO MERCEDES 35 CV DE 1901

A principios de 1990, Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " está viendo un programa sobre coches en televisión cuando de repente, queda impresionado por la belleza de dos de los más antiguos modelos mostrados:  

A) El Fiat 3 1/2 de 1899 convertible, con motor dos cilindros de 657 cc y 4,5 CV, caja de cambios manual de 3 velocidades y velocidad máxima de 35 km/h a 800 rpm, con carrocería realizada por el carrocero de Turín (Italia) Marcello Alessio. 

B) El Mercedes 35 CV de 1901, diseñado por Wilhelm Maybach y Paul Daimler, con motor de cuatro cilindros en línea 5918 cc, 35 CV de potencia a 950 rpm, caja de cambios de 4 velocidades y velocidad máxima de 75 km/h, además de una meritoria reducción de masa del motor a 90 kg, en vez de los 230 kg o más de los motores de la época. 

El Macaco se enamora al instante de estos dos coches. Nunca se sacó el carnet de conducir y viajaba a todas partes con una moto Derbi de dos tiempos. 

Pero no deja de pensar en esos dos icónicos vehículos, cuya elegancia de diseño le fascina. 

De repente, pese a que obviamente no tiene dinero para comprar una unidad de cada uno de estos valiosísimos coches, de los que quedan muy pocos en el mundo y cuyo precio es astronómico, El Macaco decide diseñar y construir en el número 18 de la calle Castaño de Cerro Muriano un coche antiguo híbrido con características de ambos. 

Ramón Lozano Gilarte empieza a anunciar la noticia por todo Cerro Muriano : el Bar Casinito, el Bar Bruno, el Bar Cinema, el Bar de Jesule, el Hogar del Pensionista, etc. 

Lógicamente, hay quien se ríe, y otros manifiestan su escepticismo, pero quienes le conocen, saben que El Macaco es capaz de todo con su genialidad, habilidad y talento, que siempre le permitieron convertir la necesidad en virtud (una cualidad inherente a muchos personajes famosos en la historia de Cerro Muriano).

Pocas semanas después, tras muchas horas de labor, Ramón Lozano Gilarte muestra su coche italiano-germano a todos los visitantes que acuden a su casa : 

Coche antiguo híbrido entre Fiat 3 1/2 de 1899 y Mercedes 35 de 1901, fabricado a mano en 1980 por Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " y situado en un cuadro en una de las paredes de su casa en la c/ Castaño, 18, en Cerro Muriano. © jmse
  
Fabricado de modo totalmente artesanal, con metal de diferentes latas de conservas, el abridor de una lata de anchoas, distintos alfileres de aluminio y oro, un dedal, pequeñas bisagras, imperdibles, remaches, varias alcayatas, hilo, fragmentos de trapos, etc, y con una enorme precisión constructiva, sintetiza de modo muy fidedigno la increíble memoria visual y capacidad de percepción de detalles de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ".  

Es decir, de modo absolutamente increíble, un hombre analfabeto, que nunca supo leer ni escribir, pero dotado de un inefable talento e intuición, entendió al ver ambos vehículos en televisión que el FIAT 3 1/2 CV de 1899 y el Mercedes 35 CV de 1901 significaban el momento de inflexión y transición de los primeros coches con motor de finales del siglo XIX con formas que evocaban los carruajes impulsados por caballos al primer coche Mercedes de la historia con diseño de vehículo turismo y planta motriz de muy altas prestaciones para la época, por lo que construyó en Cerro Muriano de modo totalmente manual, a escala 1:72 y con muy pocos medios, un automóvil híbrido entre ambos y único en el mundo. 

UNA FAMILIA NUMEROSA 

Ramón Lozano Gilarte 

                   María Guillén, esposa de Ramón Lozano Gilarte, dentro de su casa en el número 18 de la calle Castaños en Cerro Muriano. 

y su esposa María Guillén tuvieron nueve hijos : Antoñín Lozano Guillén (fallecido en 2008), Mari Carmen Lozano Guillén, Rafael Lozano Guillén, Josefa Lozano Guillén y Ramoni Lozano Guillén, que les colmaron de felicidad y por los que lucharon con denuedo para sacarles adelante, sin olvidar otros cuatro que fallecieron y que siempre estuvieron en su recuerdo. 

Mari Carmen Lozano Guillén fue de modo diacrónico un gran soporte vital de su padre Ramón Lozano Gilarte. 

Una admirable labor que alcanzaría sus máximas cotas durante los últimos años de vida de El Macaco, cuando tras el fallecimiento de su esposa María Guillén en 2015, su salud se deterioró notablemente, padeció Alzheimer, no podía valerse ya por sí mismo y fueron sus hijas Mari Carmen Lozano Guillén y Ramoni Lozano Guillén quienes principalmente cuidaron de él durante sus últimos cinco años de vida, en los que tuvo que utilizar una silla de ruedas, teniéndole en su casa en Córdoba, por lo que la familia al completo quiere expresarle su sincero agradecimiento en estos momentos tan difíciles, ya que su hijo Pedrito Díaz Lozano, una gran persona que siempre fue muy querido en Cerro Muriano y en Córdoba, falleció recientemente, en noviembre de 2023.  

                                                                       Mari Carmen Lozano Guillén en 1980, con 22 años de edad. 

Hay que destacar también la grandeza humana de Mari Carmen Lozano Guillén, que en las mencionadas circunstancias realizó en diciembre de 2023 una encomiable labor de búsqueda de fotografías antiguas de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " , que han sido fundamentales para poder rescatar del olvido su recuerdo e irrepetible figura. 

Por su parte, Ramoni Lozano Guillén, la más pequeña de la familia, siempre fue el ojito derecho de su padre Ramón Lozano Gilarte, siempre estaba con él y le acompañaba a coger piñas, a hacer picón (que había que enterrar y desenterrar, era  una ardua labor y se sacaba con burros), a coger espárragos y a muchas más cosas desde que era una niña, cuidándole después con gran cariño, tanto en Cerro Muriano como en su casa en Mogán (Gran Canaria), donde El Macaco vivió varias temporadas con su esposa María Guillén. 

Al igual que con Antoñín, Mari Carmen y Rafael, 

Ramón Lozano Gilarte en 1989, bailando con su hija Ramoni Lozano Guillén en la Plaza de Mogán (Gran Canaria) el día de su boda. El Macaco compró un traje nuevo para la ocasión. 

El Macaco tuvo siempre un descomunal cariño por Ramoni, sentimiento que se mantuvo indemne hasta el final de sus días. 

          Rafael Lozano Guillén (en el centro de la imagen) con sus padres Ramón Lozano Gilarte y María Guillén en la Feria de Córdoba en 2005. 

Con respecto a Rafael Lozano Guillén (que hoy en día vive en Canarias), 

Otra fotografía de Rafael Lozano Guillén (en el centro de la imagen) con sus padres Ramón Lozano Gilarte y María Guillén durante la Feria de Córdoba en 2005. 

Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " siempre se identificó con él y le profesó un enorme cariño, hasta el punto de que desde que era muy joven le llevaba al campo a pescar, a coger piñas, a coger nízcalos, a coger espárragos, al riachuelo de Obejo, etc, y constantemente le presentaba a todos sus amigos, presumía de su hijo y se sentía muy orgulloso de él, porque había constatado desde su niñez que su carácter y forma de ser, su gracia y su duende eran muy similares a su personalidad, algo que durante toda su existencia le llenó de ilusión y que alcanzaba sus máximas cotas cada vez que iba a Canarias a verle. 

Rafael Lozano Guillén con su padre Rafael Lozano Gilarte, el mítico Macaco, en el Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral de Córdoba en 2006. 

                                    Rafael Lozano Guillén con su padre Rafael Lozano Gilarte en la Mezquita Catedral de Córdoba en 2006. 

UN HÉROE DEL SILENCIO Y EL SUFRIMIENTO, CON ESPÍRITU SIEMPRE JOVEN

Ramón Lozano Gilarte siempre fue un hombre austero, con una gran fuerza mental y capacidad de sufrimiento, que al igual que sucedió con muchos otros personajes famosos de la historia de Cerro Muriano que forjaron con letras de oro su devenir, supo hacer de la necesidad una virtud.

Siempre se mostraba alegre, era muy gracioso y las anécdotas y ocurrencias con las que deleitaba en todo momento a las personas que le rodeaban, hacían reir a todo el mundo. 

Todo ello pese a que en la mochila vital de El Macaco siempre hubo grandes dosis de sufrimiento, ímprobo esfuerzo de sol a sol, lucha por la supervivencia, ausencia de tiempo para ocio, apenas vacaciones durante muchas décadas, etc. 

Desirée Lozano, hija de Rafael Lozano Guillén, con su abuelo Ramón Lozano Guillén " El Macaco " en 2011 en la finca que durante muchos años cuidó, situada al final de la c/ Castaño a la izquierda, donde tenía su huerto, diferentes animales, olivos, etc. 

Pero Ramón Lozano Gilarte siempre se guardaba para sí, en silencio, dichos sufrimientos, e intentaba por todos los medios no exteriorizarlos ni hablar de ellos, tratando de que todos los que le rodeaban se sintieran bien. 

Por otra parte, durante dos tercios de su vida (desde los años sesenta hasta su fallecimiento en 2019), Ramón Lozano Gilarte estuvo enfermo de los pulmones debido al humo que salía al hacer el picón, y tuvo que ser ingresado varias veces en el Hospital de los Morales. 

Pese a ello, el Macaco siempre tuvo una salud de hierro y un optimismo a prueba de bomba, aparentó en todo instante aproximadamente diez años menos de los que tenía, y físicamente y sobre todo mentalmente, estaba como un roble y parecía mucho más joven de lo que era. 

Fue un hombre versátil, polifacético, astuto a la fuerza, con una gran capacidad de observación y aprendizaje, hasta el punto de que a finales de los años setenta se convirtió en un gran experto en la fabricación artesanal de helados de vainilla que vendía con su hija Ramoni a los soldados de los campamentos militares CIR 4 y CIR 5 de Cerro Muriano, así como en la cantina que está al lado del CIR 5. 

De modo increíble, impulsado por la necesidad de ganar más dinero para sacar adelante a su familia, tras abundante experimentación, El Macaco fue incluso capaz de hacer helados de vainilla de gran nivel, con una dinámica de trabajo totalmente manual, mezclando polvos con dicho ingrediente y agua, en las proporciones adecuadas, sin ninguna máquina, movía todo con la mano hasta que cuajaba y adquiría la consistencia y punto adecuados, y a continuación metía las bolas de helado en unos cornetes que compraba previamente a un amigo en Córdoba. 

Siempre estaba para todo el mundo, tenía un sentido del humor muy especial 

                                   Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ", preparando uno de sus míticos peroles en Cerro Muriano. Año 2007. 

y se convirtió en un gran cocinero, famoso en el pueblo por los excelentes peroles que hacía con arroz caldoso, conejo, liebre, pollo de corral y venado, además de sus estofados con patatas que eran un auténtico manjar, sin olvidar las extraordinarias migas con chorizo y torreznos que elaboraba de modo artesanal. 

Casa de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " en el número 18 de la c/ Castaño en Cerro Muriano. Muchísimas personas no sólo de Cerro Muriano, sino de toda la provincia de Córdoba, vinieron durante décadas a esta morada para ver a Ramón Lozano Gilarte, pedirle consejos y compartir con él su gracia, su duende y la pléyade de anécdotas que relataba con fervor a los visitantes. 

Tal fue su impronta humana que además de grandes amigos que tuvo en el pueblo como Antonio Sastre Candelario, Julio Sojo, Salinas (que vivía en Córdoba pero iba mucho a Cerro Muriano, donde tenía una casa), Rafael El Peluso, El Angelillo, El Chocolate, Manuel Puerto Caracoles, Manuel Gómez Parra, Rafael Gilarte Sojo, El Mono y otros, desde principios de los años sesenta, 

Placa conmemorativa otorgada el 26 de agosto de 2011 por la Comisión de la Semana Cultural de Cerro Muriano  a D. Ramón Lozano Gilarte en reconocimiento a su altruismo como vecino, su impronta como buen padre y su buen hacer. Ramón Lozano Gilarte fue siempre un hombre muy querido en Cerro Muriano (Córdoba). © jmse

muchas personas tanto de Cerro Muriano como de otros pueblos de la provincia de Córdoba y de Córdoba capital, iban a verle con frecuencia a diario a su casa en el número 18 de la calle Castaños, en la que han residido desde entonces bastantes integrantes de la familia Lozano Guillén. 

Al final de esta calle, a la derecha, había una gran finca que Ramón Lozano Gilarte cuidó durante muchos años y dentro de la cual su gran amigo Antonio Sastre Candelario tenía un corral con cerdos. 

También fruto de la necesidad, El Macaco, hombre delgado, fibroso y con muy buena planta, tuvo que cazar conejos, liebres, perdices y zorzales para poder sobrevivir. 

Por otra parte, todo el que intentara hacer cualquier tipo de trato con El Macaco, sabía que él saldría ganando. Tal era su astucia y viveza.

Pero no es menos cierto que fue un hombre con gran altruismo, sentido de comunidad y siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitara, hasta el punto de que regaló muchos conejos a reclutas de los CIR 4 y 5 de Cerro Muriano en la época más dura del servicio militar, y también a personas del pueblo si veía que estaban en apuros.  

Ramón Lozano Gilarte con su esposa María Guillén Grande durante un viaje en barco en Canarias a finales de los años noventa. El enorme mútuo amor y respeto que siempre se profesaron se mantuvo incólume durante 60 años, hasta el fallecimiento de María Guillén en 2015. 

             Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " con Laura Díaz Lozano (hija de Mari Carmen Lozano Guillén) en Cerro Muriano en 2014. 

Su vitalidad y salud de hierro fueron siempre proverbiales, 

hasta que el fallecimiento de su esposa María Guillén el 11 de octubre de 2015 hizo que se derrumbara física y anímicamente.  

El entierro de su esposa, con la que había convivido durante casi setenta años, fue una gran manifestación de duelo, cariño y respeto hacia Ramón Lozano Gilarte, con muchísimas personas que acudieron en persona a expresarle sus condolencias.

Fue uno de los últimos momentos en que se le vió tan joven y lúcido como siempre, pese a tener en ese momento 77 años. 

ÚLTIMOS AÑOS DE VIDA DE RAMÓN LOZANO GILARTE " EL MACACO " ENTRE 2015 Y 2019, RODEADO DEL CARIÑO DE SU FAMILIA

Rafael Lozano Guillén en 2013 con sus padres María Guillén Grande y Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " en el salón de la casa de ambos en el nº 18 de la c/ Castaño en Cerro Muriano, durante una de las visitas que les hizo procedente de Canarias, donde reside. María Guillén Grande fue no sólamente el amor de su vida de " El Macaco ", sino un gran motor impulsor de la familia Lozano Guillén, una gran persona todo bondad y pasión por sus vástagos, por quienes luchó y se sacrificó al máximo durante toda su vida, siendo muy querida y admirada por todos ellos, que la tuvieron siempre como su referente afectivo y existencial. Su óbito en 2013 significó una pérdida irreparable y un enorme vacío afectivo  para toda su familia, que la tiene en un pedestal y la recuerda con enorme cariño. 

El fallecimiento de su esposa María Guillén Grande el 11 de octubre de 2015 genera a partir de pocas semanas después un rápido deterioro físico y emocional de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ", de tal manera que comienza a padecer Alzheimer, 

precisa utilizar silla de ruedas y no puede valerse por sí mismo.  

Mari Carmen  a la izquierda de la imagen, hija de Ramoni Lozano Guillén) y su tía Mari Carmen Lozano Guillén (hija de Ramón Lozano Gilarte) a principios de 2017 cuidando a El Macaco en la casa de Mari Carmen Lozano Guillén en el Barrio de Fátima, Córdoba. 

Es entonces cuando sus hijas Mari Carmen Lozano Guillén (que le hospeda en su casa en el Barrio de Fátima en Córdoba, algo que proseguirá hasta el final de sus días)

Ramoni Lozano Guillén en marzo de 2017 cuidando a su padre Ramón Lozano Guillén " El Macaco " en los jardines del restaurante Cardador Sierra en Córdoba.  


Ramoni Lozano Guillén brindando con su padre Ramón Lozano Guillén " El Macaco " en el interior del restaurante Cardador Sierra en Córdoba, en marzo de 2017.

y Ramoni Lozano Guillén (que le lleva al médico y al hospital) se vuelcan con él y hacen un ímprobo esfuerzo para darle la mejor calidad de vida posible, una ardua y extenuante labor con la que continuarán durante cinco años, entre 2015 y 2019. 

Fotografía hecha en casa de Mari Carmen Lozano Guillén en Córdoba en abril de 2017. De izquierda a derecha : Ramoni Lozano Guillén, Mari Carmen Lozano Guillén (hija de Ramoni), Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " , Laura Díaz Lozano (hija de Mari Carmen Lozano Guillén) y Antonio Gil Moyano (marido de Laura Díaz Lozano).  


Antonio Díaz Lozano (hijo de mari Carmen Lozano Guillén y Pedro Díaz) con su abuelo Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " en un supermecado de Gran Canaria a mediados de 2017. Antonio Díaz Lozano está considerado por unanimidad por todos los miembros de su familia el estandarte diacrónico de la misma junto con Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ", María Grande Guillén y Antonio Lozano Guillén.

Tal fue su gran impronta humana y altruismo, que Antonio Díaz Lozano (recientemente fallecido en noviembre de 2023) fue siempre muy querido en Cerro Muriano, Córdoba y Gran Canaria, al igual que el también inolvidable Antonio Lozano Guillén. 

A la izquierda de la imagen : Samuel (hijo de Laura Díaz Lozano) dando de comer a su bisabuelo a finales de 2017. A la derecha de la imagen : Antonio (hijo de Laura Díaz Lozano) en 2017 junto a su bisabuelo, a pocos metros del campo de fútbol en el Barrio de Fátima, Córdoba, donde solía jugar. En una ocasión le brindó un gol. 


Pedro Díaz, marido de Mari Carmen Lozano Guillén, ayudando a Ramón Lozano Gilarte en el aeropuerto de Gando (Gran Canaria) durante el último viaje en el que El Macaco visitó la isla a finales de 2017. 


Mari Carmen (hija de Ramoni Lozano Guillén) con su abuelo Ramón Lozano Guillén " El Macaco " a principios de 2018 en la terraza de un bar cerca de la casa de Mari Carmen Lozano Guillén. 


Eva, hija de Mari Carmen Lozano Guillén, en casa de su madre en Córdoba con su abuelo Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " en 2018. 


Mari Carmen (hija de Ramoni Lozano Guillén) con su abuelo Ramón Lozano Guillén " El Macaco " en abril de 2018 en casa de Mari Carmen Lozano Guillén en el Barrio de Fátima en Córdoba. 


Ramón Lozano Gilarte en marzo de 2017 en el restaurante Cardador Sierra, en Córdoba.  


Mari Carmen (hija de Ramoni Lozano Guillén) con su abuelo Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " en casa de su tía Mari Carmen Lozano Guillén a mediados de 2018. 


Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " el 1 de agosto de 2018 con su bisnieta Alejandra en casa de su hija Mari Carmen Lozano Guillén en el Barrio de Fátima en Córdoba.   



Mari Carmen (hija de Ramoni Lozano Guillén) con su abuelo Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " en casa de Mari Carmen Lozano Guillén en Córdoba. 19 de diciembre de 2018, tan sólo dos meses antes de la muerte de " El Macaco ". Pese a que este ser humano excepcional sabe que morirá muy pronto, su expresión facial refleja una gran felicidad al verse rodeado y arropado por los suyos en la etapa final de su existencia, plenamente consciente de que su lucha de toda una vida ha merecido la pena.  

Mari Carmen Lozano Guillén le canta a su padre dentro de su casa en el Barrio de Fátima en Córdoba a principios de enero de 2019, un mes antes de la muerte de El Macaco. Siempre sintió una gran admiración por Ramón Lozano Gilarte, compartiendo con él su pasión por el flamenco. 


Estefani (hija de Ramoni Lozano Guillén) con su abuelo Ramón Lozano Gilarte en casa de su tía Mari Carmen Lozano Guillén en el Barrio de Fátima en Córdoba en enero de 2019, un mes antes del fallecimiento de El Macaco.  

Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " muere el 5 de febrero de 2019 mientras duerme en su cama, sin sufrimiento ni dolor alguno y rodeado por sus seres queridos. 


Dos días después, la zona de las Gachas Negras en Cerro Muriano (Córdoba), que siempre fue una de sus áreas favoritas, va a ser el epicentro de una muy emotiva ceremonia privada de despedida por parte de los integrantes de la Familia Lozano Guillén, 


cuando Ramoni Lozano Guillén, la hija pequeña de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco ", echa las cenizas de su padre en este lugar donde jugó desde que era un niño a principios de los años treinta del siglo XX. 

Con todas sus virtudes y sus defectos, no hubo ni habrá un personaje parecido al Macaco, un hombre único en su género, genuino, austero, totalmente integrado con la naturaleza, marcado por la dura posguerra, que obtuvo su doctorado en la Universidad de la Vida y que luchó a brazo partido trabajando en muchas cosas distintas para poder sacar adelante a su familia. 

Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " a finales de 2017, mirando con cariño y añoranza el retrato de 1955 en el que aparece con su esposa María Guillén Grande. 


Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " empezó a morir tras el fallecimiento de su esposa el 11 de octubre de 2015. Porque siempre supo que María Guillén Grande, el amor de su vida, estuvo con él en todo momento, en las duras y en las maduras, apoyándole con todas sus fuerzas y siendo en gran medida el motor impulsor de su familia, por la que luchó con todas sus fuerzas hasta su último aliento. Una mujer todo bondad y amor por su marido, hijos e hijas, nietos y bisnietos, que fue muy feliz al ver como su familia crecía y que mantuvo un sincero idilio con Ramón Lozano Gilarte durante sesenta años, entre 1955 y 2015.  

Cuatro años después de su fallecimiento el 5 de febrero de 2019, el recuerdo de Ramón Lozano Gilarte " El Macaco " sigue muy vivo y presente, se le añora y echa de menos, entre otras muchas cosas porque una de sus máximas prioridades fue siempre el que los jóvenes de las futuras generaciones nunca tuvieran que pasar la necesidad y sufrimientos que él y otros muchos padecieron desde su más temprana juventud.  

Un hombre que especialmente durante los años cuarenta y cincuenta, inmerso en muchas situaciones límite, pudo sobrevivir a base de corazón y coraje.