Por José Manuel Serrano Esparza
El 24 de abril de 2022 aproximadamente a la 1: 05 h de la noche murió Amador Ortiz Hidalgo atropellado en un paso de peatones cerca de la entrada a la piscina municipal de Cerro Muriano (Córdoba) en la calle de la Media Luna, a la altura del número 52, por un coche cuyo conductor se dió a la fuga, dejando tirado sobre el asfalto el cuerpo de Amador, que murió por impacto del vehículo, atropello y shock hemorrágico con traumatismo torácico severo por aplastamiento, tal y como reveló la autopsia.
La noticia supuso un gran mazazo emocional para el pueblo de Cerro Muriano (Córdoba), ya que Amador Ortiz Hidalgo siempre fue uno de los personajes más queridos en toda su historia,
merced a su inefable altruismo, bondad a raudales, magnética personalidad que siempre hacía felices a quienes le rodeaban y un corazón de oro que le hizo ganarse el sincero aprecio de todos los que tuvieron la suerte de conocerle.
Tal fue así que tanto el velatorio en el Tanatorio del Granadal de Córdoba como la Misa Funeral que se celebró el 24 de abril de 2022 a las 18:00 h en la Iglesia de San Rafael de la Fuensanta en Córdoba congregaron a una ingente cantidad de personas que tenían en gran estima a Amador.
Todo lo cual alcanzó su clímax emocional y de eterno afecto y gratitud hacia Amador Ortiz Hidalgo durante la misa funeral en su recuerdo que organizada por su madre tuvo lugar una semana y media después en la Iglesia de Santa Bárbara de Cerro Muriano, en lo que fue quizá la mayor manifestación de duelo que se recuerda en el pueblo, con asistencia de aproximadamente 700 personas, muchas de las cuales tuvieron que seguir la ceremonia desde el jardín adyacente, ya que no cabía un alfiler en su interior, sucediéndose una y otra vez escenas muy emotivas,
porque Amador Ortiz Hidalgo siempre fue uno de los más importantes iconos diacrónicos de la historia de Cerro Muriano y un hombre de gran nobleza y bondad, único en su género, una persona con aura, de la que emanaba constantemente humanidad a raudales y fervor por ayudar a los demás en todo lo que podía.
Vaya pues este modesto artículo en su recuerdo y también en agradecimiento a las muchísimas personas tanto de Cerro Muriano como de Córdoba capital que durante el año y dos meses transcurridos desde que murió, han luchado para que ni su memoria ni el modo en que murió se olviden, y para que no se deje de investigar.
NACIMIENTO E INFANCIA MUY FELIZ DE AMADOR ORTIZ HIDALGO
El 9 de agosto de 1969 vino al mundo en Cerro Muriano (Córdoba) Amador Ortiz Hidalgo, hijo de Antonio Ortiz Ortiz y Antonia Hidalgo Miranda, ambos nacidos también en Cerro Muriano.
Desde su más temprana infancia, cuando la familia se trasladó de Cerro Muriano a Córdoba en 1970, Amador, el más pequeño de la familia, se revela como un niño precioso, muy cariñoso, alegre, simpático, lleno de vida, y con las travesuras inherentes a su edad, lo cual genera una gran ilusión entre sus padres y sus hermanas Adela, María José y María Antonia, que le quieren con locura.
Fueron años de enorme dicha, en los que Amador Ortiz Hidalgo se convirtió en un gran catalizador de la alegría colectiva de su familia, mostrándose como un niño que generaba bienestar y muy buen ambiente con su mera aparición, en simbiosis con una personalidad arrolladora,
Amador Ortiz Hidalgo con su hermana Adela en una fotografía de estudio en 1975.
sintiéndose andaluz por los cuatro costados ya tan sumamente joven
Amador Ortiz Hidalgo en otra fotografía hecha en el mismo estudio en 1975. Pese a ser tan sumamente joven, muestra ya una gran altura para su edad, estilo y señorío en simbiosis natural y una insólita capacidad atlética.
y vistiéndose con traje típico flamenco en las ocasiones especiales.
Va primero al Colegio Cervantes de Córdoba, después al Colegio Virgen Blanca y después al Colegio Público Santuario.
Amador Ortiz Hidalgo con 10 años de edad (primero por la izquierda en la fila superior) posando con sus compañeros de 5º de EGB en el Colegio Cervantes en 1979.
En todos ellos fue un buen alumno que sacó excelentes notas.
Poco a poco, según va creciendo, Amador se hace querer y cada vez tiene más amigos, a los que embelesa con su sincera camaradería, trato cercano, empatía con todo el mundo y el altruismo a prueba de bomba que siempre le caracterizó.
Impresionante retrato de Amador Ortiz Hidalgo en 1978 en el que muestra la mirada limpia, serena y repleta de nobleza y bondad de un ser humano excepcional, siempre con su sincera sonrisa en la boca, incluso en las circunstancias más adversas, y esforzándose al máximo para hacer felices a quienes le rodeaban. Una persona irrepetible, de las que dejan huella y a la que nadie va a olvidar nunca, ni en Cerro Muriano ni en Córdoba capital.
Así pues, en poco tiempo, Amador se convierte en una celebridad en el Barrio de la Fuensanta de Córdoba, donde sus vecinos quedan fascinados ante la gracia y el duende de este niño cordobés imbuido de altruismo y dotado además de una gran presencia física, así como elegancia y clase a raudales, no exentas de ciertas dosis de ingenuidad y timidez que siempre realzaron su proverbial atractivo.
Además, sus padres y hermanas, que le arropan con todas sus fuerzas, detectan desde un principio que a Amador le encanta el campo, una pasión que mantendrá durante toda su vida, al igual que su fervor por los caballos y las motos.
PRIMER MOMENTO DE INFLEXIÓN VITAL DE AMADOR ORTIZ HIDALGO : FALLECIMIENTO DE SU PADRE ANTONIO ORTIZ EN EL POZO JESÚS DE LA MINA DE FLUORITA EL CHAPARRAL
Entre 1969 y 1983 la vida de Amador Ortiz Hidalgo ha sido pródiga en felicidad, es el benjamín de la familia, y su madre Antonia y sus hermanas Adela, María José y María Antonia, que le profesan un amor inquebrantable, le han apoyado y cuidado todo lo posible, volcándose con él hasta la extenuación y dándole su cariño para que no le falte de nada.
Pero el 2 de septiembre de 1983, cuando Amador tiene tan sólo 14 años y un mes de edad,
se produce el fallecimiento de su padre Antonio Ortiz Ortiz en el interior del Pozo Jesús de la Mina de Fluorita El Chaparral, a consecuencia de un derrumbe mientras realizaba labores de perforación en una de sus galerías.
La tragedia llena de dolor no sólo a Córdoba capital, sino también a Cerro Muriano, igual que había ocurrido dos años antes, el 6 de enero de 1981, cuando se produjo la muerte de Juan Rabichi (gran amigo de Antonio Ortiz Ortiz) mientras trabajaba con Manuel Puerto García " Caracoles " en la sexta galería del mismo Pozo Jesús de la mina de fluorita El Chaparral, al impactar contra él una piedra pequeña que cayó desde más de 200 metros de altura.
La muerte en accidente de su padre Antonio Ortiz Ortiz afecta profundamente a su hijo Amador, inmerso en la delicada etapa de la adolescencia, y le sume en una profunda depresión.
Amador Ortiz Hidalgo rodeado por sus hermanas María Antonia, María José, Adela y unos amigos de la familia en la playa de Málaga a principios de 1984, pocos meses después del fallecimiento de su padre Antonio Ortiz Ortiz.
La familia hace piña en momentos tan duros, de modo que Adela, María José y María Antonia, hermanas de Amador,
Amador Ortiz Hidalgo con su hermana Adela cerca de la Catedral de Santago de Compostela pocos meses después del fallecimiento de su padre Antonio Ortiz Ortiz. A partir de septiembre de 1983, tanto Adela como sus hermanas María José y María Antonia, al igual que su madre Antonia Hidalgo Miranda, se esfuerzan con todo su ser para que Amador salga adelante lo mejor posible tras la muerte de su padre.
Amador Ortiz Hidalgo, con 17 años de edad, rodeado por sus hermanas María José, María Antonia y Adela (a la izquierda de la imagen), su madre (a la derecha de la imagen) y una amiga, durante una comida familiar en su cortijo de la Finca Los Hidalgos, Cerro Muriano, en 1986.
toman las riendas de la famila y luchan con denuedo para sacar adelante tanto a su madre Antonia, que ha quedado viuda, como al pequeño de la familia, que se ha quedado huérfano de padre en plena adolescencia.
Amador Ortiz Hidalgo con 17 años de edad en una playa de Almería. Desde muy niño tuvo un físico de auténtico atleta natural (Amador nunca fue al gimnasio) acompañado de una insólita prestancia, don de gentes y amor por el prójimo.
Amador nunca podrá superar la muerte de su padre, y con frecuencia, hasta el final de sus días, se sentaba junto a una mesa en la que ponía un precioso cuarzo de gran tamaño extraído de la Mina El Chaparral por su progenitor, que apreciaba mucho dicho mineral, y se pasaba horas a solas mirándolo y pensando en su padre Antonio Ortiz Ortiz.
Amador Ortiz Hidalgo con su madre Antonia Hidalgo Miranda en 1989 en Córdoba capital, junto al puente sobre el río Guadalquivir adyacente a la Mezquita Catedral.
Pero poco a poco, a base de tesón, coraje, y deseo de salir adelante, Amador convierte la necesidad en virtud y decide que él cuidará también a su madre.
Amador Ortiz Hidalgo con sus hermanas María José, Adela y María Antonia en la Finca Los Hidalgos, Cerro Muriano, en 1991.
Con su proverbial altruismo, Amador percibe que la dura labor de sacar adelante a su madre Antonia no puede basarse sólo en la ayuda de sus hermanas, por lo que él también se esforzará al máximo por cuidar de su progenitora, desarrollando hacia ella un admirable sentimiento de protección que seguirá realizando a partir de ese momento durante los siguientes años de su vida.
Ante circunstancias tan adversas, Amador hace acopio de coraje y decide que dedicará gran parte de su vida a cuidar a su madre.
Amador Ortiz Hidalgo con su hermana Adela y su prima hermana Josefa Hidalgo (hija de Francisco Hidalgo Miranda, hermano de Antonia, madre de Amador) en Córdoba en 1986, con 17 años de edad.
Ésto fortalece el gran vínculo de unión que siempre tuvo Amador con sus hermanas Adela, María José y María Antonia.
CERRO MURIANO ENTRA EN EL CORAZÓN DE AMADOR
Transcurren los años y Amador se ha convertido en un joven muy alto para su edad y enormemente apuesto, que tiene ya muchos amigos en Córdoba y sigue haciéndose querer allí donde va, además de generar notable pasión en las chicas de su edad, aunque el gran cariño por su madre y la necesidad de tener que estar muchas horas con ella para cuidarla no le permiten consolidar ninguna relación afectiva.
En 1990 Amador Ortiz Hidalgo realiza el servicio militar en infantería de marina, en el Polígono Naval Janer en San Fernando (Cádiz),
donde establece una gran química y camaradería con muchos compañeros de promoción con los que comparte abundantes experiencias y anécdotas.
Es poco después, con 21 años de edad, cuando Amador empieza a ir los fines de semana desde el cortijo familiar Los Hidalgos a Cerro Muriano.
Su manera de ser y gran don de gentes le permiten hacer pronto muchos amigos y comienza a desarrollar una vida social muy activa en el pueblo, ganándose el aprecio de muchos de sus habitantes, con los que crea una amistad sincera que durará toda la vida.
Casi sin darse cuenta, Amador percibe que se siente muy a gusto en Cerro Muriano, y se enamora profundamente tanto del pueblo como de sus gentes,
sus paisajes, su brisa, su tranquilidad, sus restaurantes y bares especializados en cocina tradicional cordobesa artesanal, etc.
Amador lleva tiempo trabajando en Córdoba como platero, se le da bien, tiene una notable destreza manual y siente pasión por este oficio, pero la competencia es enorme, ya que la bimilenaria ciudad es un referente mundial en la orfebrería de este metal precioso, por lo que plenamente consciente de su gran capacidad atlética, potencia y resistencia a la fatiga,
decide convertirse en albañil, oficio muy arraigado en Cerro Muriano, que siempre ha tenido grandes profesionales en este ámbito, algunos de ellos de especial renombre como Antonio Sastre Candelario, Manolo Zoílo, José Antonio Caler, etc.
Tiene habilidad en este oficio y hace distintas obras tanto en la zona de Cerro Muriano y alrededores como en Córdoba capital, mientras aumenta cada vez más su pasión por el campo y la naturaleza.
Sale con frecuencia a coger espárragos trigueros que cocina él mismo, disfrutando su exquisito sabor.
Amador Ortiz Hidalgo con 20 años de edad cerca de la entrada del Cortijo de Los Hidalgos en 1989. Y por supuesto, prosigue incólume su pasión por los caballos,
Amador Ortiz Hidalgo con 26 años de edad en Cerro Muriano (Córdoba) en 1995 con un precioso caballo blanco.
animales por los que siente una gran admiración.
Igualmente, Amador Ortiz Hidalgo se siente muy atraído por las motos y los coches de competición, le encanta la mecánica
y disfruta yendo a distintos talleres de amigos.
Desarrolla su vida con la máxima intensidad posible, pese a que la tristeza por el fallecimiento de su padre preside interiormente su ser y a que tiene que seguir dedicando con gusto muchas horas de su tiempo a su madre, que cada vez se va haciendo mayor.
Amador Ortiz Hidalgo durante la celebración del 84 cumpleaños de su madre Antonia Hidalgo Miranda (por la que siempre sintió una descomunal devoción) en la Finca Los Hidalgos (Cerro Muriano), con sus hermanas Adela y María José, así como con algunos familiares más.
Amador Ortiz Hidalgo en 1989, con 21 años, llevando del brazo a su hermana María José el día de su boda.
Amador Ortiz Hidalgo con su madre Antonia Hidalgo Miranda, sus hermanas María Antonia y Adela, así como otros miembros de su familia durante una comida en Córdoba.
Amador Ortiz Hidalgo sigue yendo una y otra vez los fines de semana a Cerro Muriano, donde encuentra la felicidad, estableciendo una descomunal sinergia con el pueblo, que se convertirá cada vez más en pura ósmosis.
Tras sus primeros veinte años de vida en los que Córdoba fue la ciudad donde vivió,
Amador siente ahora que Cerro Muriano es su biotopo, su sancta sanctorum existencial, su crisol de emociones que le permite afrontar con optimismo una vida que para él ha sido muy dura y convulsa desde el 2 de septembre de 1983, cuando su padre Antonio falleció en accidente.
Pero es que además, se produce el fenómeno inverso : la gente de Cerro Muriano se enamora de Amador, conocen su historia, detectan su enorme sensibilidad, su amistad sincera y desinteresada, su anhelo permanente por ayudar a los demás, su bondad natural, su enorme corazón, su tremenda capacidad para emocionarse con los pequeños detalles que marcan la diferencia y muchas más cosas.
A partir de 1990, Amador se integra cada vez más en el devenir de Cerro Muriano y consolida su eterna amistad con muchas personas del pueblo que siempre le tuvieron en gran estima como Domingo Estrada, Santiago Calderón Parrilla, Ricardo Calderón Parrilla, Fernando Centeno " El del Pantano ", Rafael Gilarte " El Colilla " , María Andrea Hidalgo, Cristina Molina, Trini Molina, Isabel Molina Ruiz, Eva Molina Ruiz, Lolo Molina Ruiz, Juan Almansa, Auxi Martín, Mari Ló del Bar Bruno, José Antonio Jurado Bravo, Rafael Centeno López, Manuel Municio Loaisa y muchísimos más.
Y disfruta jugando al dominó con muchos amigos del pueblo en los bares Casinito y Bruno,
además de participar en abundantes peroles.
SEGUNDO MOMENTO DE INFLEXIÓN VITAL DE AMADOR ORTIZ HIDALGO : RELACIÓN CON ÁNGELA MORILLO ESTRADA A PARTIR DE 2011
Poco después de cumplir los 42 años de edad, Amador inicia una relación como pareja con Ángela Morillo Estrada, mujer de Cerro Muriano a la que conoce desde 1992 y con la que mantiene desde entonces una buena amistad.
Amador Ortiz Hidalgo y Ángela Morillo Estrada vestidos de gala en una zona de campo próxima a Córdoba, donde quisieron inmortalizar su amor con esta bella imagen, insertando la palabra Forever en el horizonte. Se aprecia perfectamente la gran presencia física, elegancia y clase de Amador, un hombre sencillo y a la vez fascinante, todo bondad y altruísmo, un gentleman de los pies a la cabeza, con el alma rota desde la muerte de su padre en accidente en 1983, pero que supo llegar al corazón de la gente y dejó siempre su extraordinaria impronta humana allí por donde caminó. A la derecha del todo de la fotografía se aprecia el Barrio de la Fuensanta de Córdoba, donde Amador fue también muy querido durante su vida.
Por su parte, Ángela Morillo, mujer muy luchadora y también con gran sensibilidad, fue la persona que a la postre consiguió conquistar el corazón de Amador y le hizo muy feliz en la etapa final de su vida hasta su fallecimiento el 24 de abril de 2022.
Pero a partir de 2011 surge el amor entre ambos y se consolida una relación afectiva que durará hasta el fallecimiento de Amador.
Son años muy felices para Amador Ortiz Hidalgo, que por fin (tras una existencia dedicada en gran medida a cuidar de su madre tras la muerte de su padre en accidente en 1983) ha podido encontrar una mujer con la que compartir su vida.
Amador Ortiz Hidalgo con Ángela Morillo Estrada y su nieto Álvaro, al que Amador siempre quiso como a un hijo.
Los dos están muy enamorados, hay una gran química entre ellos y cada vez pasan más tiempo juntos.
Ángela conoce la historia de Amador y lo mucho que ha sufrido, porque nunca ha podido ni podrá superar el fallecimiento de su padre.
Pero el cariño y amor que Ángela le profesa a Amador es muy grande y se esfuerza al máximo por arroparle, por darle confianza y que se sienta a gusto.
Ángela se desvive en todo momento para hacer feliz a Amador, y éste percibe claramente dicho cariño, además de que Ángela acepta de muy buena gana el hecho de que Amador tiene que seguir dedicando muchas horas a cuidar de su madre.
Amador continúa yendo todos los fines de semana a Cerro Muriano, donde sus amigos son legión y cada vez es más querido por todo el mundo, que aprecia la pléyade de detalles a cual más significativo que presiden su loable comportamiento y sincero aprecio hacia los habitantes del pueblo, incluyendo su costumbre de ayudar a muchas mujeres cuando salen de distintos supermercados y tiendas, llevando las cestas de la compra hasta sus casas o metiéndolas en el maletero de sus coches.
Incluso en más de una ocasión. Amador ayudó a recoger las sillas y mesas del Bar Casinito cuando cerraba.
Amador era además muy familiar y se mostraba muy feliz cada vez que acudían a Los Hidalgos primos o parientes de Córdoba y otras zonas de España.
Por otra parte, tras más de dos décadas cuidando a su madre durante las cuales apenas pudo salir de vacaciones,
Amador Ortiz Hidalgo fotografiado en una playa de Isla Cristina (Huelva) por Ángela Morillo Estrada en 2019.
Amador viajó con Ángela a algunas playas en distintas zonas de España, siendo muy feliz con ella, sintiendo su cariño y el de sus hermanas Adela, María José y María Antonia hasta el final de su vida.
Amador nunca tuvo enemigos, fue una gran persona, un ser humano irrepetible, muy querido por todo el mundo y al que ni Córdoba ni Cerro Muriano van a olvidar jamás.
UN AÑO Y DOS MESES DESPUÉS DE SU FALLECIMIENTO
Ha transcurrido ya un año y dos meses desde que Amador Ortiz Hidalgo fue atropellado el 24 de abril de 2022 aproximadamente a la 1:05 de la noche en un paso cebra a pocos metros de la entrada principal de la piscina municipal de Cerro Muriano por un conductor que se dió a la fuga y no ha sido descubierto hasta la fecha.
Es una situación insostenible que precisa la colaboración ciudadana para poner fin al sufrimiento tanto de la familia de Amador Ortiz Hidalgo como de Ángela Morillo, de todo Cerro Muriano y de las muchas personas residentes en Córdoba que conocieron a Amador y que no quieren que la cosa se quede como está.
Porque la familia de Amador, su novia Ángela Morillo y todas las personas de su entorno llevan un año y dos meses padeciendo un sufrimiento indecible, además de la impotencia que genera el paso del tiempo sin que se haya podido descubrir todavía al conductor que acabó con la vida de Amador y se dió a la fuga.
Ésto no puede seguir así. Aquel 24 de abril de 2022 entre las 12:30 h y la 1:10 h había muchísimo público tanto en el interior del recinto de conciertos de la II Feria de la Montería de Cerro Muriano cercano al polideportivo y la piscina como alrededor de la carretera adyacente en la calle de la Media Luna.
Alguien tuvo que ver algo o escuchar el golpe, y cualquier información que pueda aportar, tipo y color del vehículo, edad aproximada y color de la indumentaria del conductor, cuántas personas iban dentro del coche o cualquier otro dato por pequeño que sea, puede ser fundamental para ayudar a descubrir a la persona que atropelló a Amador Ortiz Hidalgo.
Porque un accidente le puede ocurrir a cualquiera, pero atropellar a una persona y darse a la fuga dejando a la víctima tirada en el suelo como un perro, omitiendo el deber de socorro, está muy feo.
Y dicho conductor tuvo que darse cuenta del atropello, porque cualquier persona que va en coche, incluso si una rueda aplasta una lata, se nota.
La familia de Amador no quiere venganza alguna, ya que nadie les va a poder devolver a Amador, pero sí que piden justicia y zanjar de una vez por todas el tema de quien fue la persona que le atropelló y se dió a la fuga, porque no hay derecho a ésto y es ya excesivo el enorme sufrimiento e impotencia que están padeciendo su madre Antonia, sus hermanas Adela, María José y María Antonia, su pareja Ángela Morillo y demás personas de la familia desde hace un año, por lo que piden por favor que no se deje de investigar y que cualquier persona que pudiera haber visto algo lo comunique de forma anónima o como estime conveniente, porque sin datos ni pistas no se puede hacer nada, alguien tuvo que ver algo, y cada día que pase sin que ésto se aclare, el sufrimiento va a ser mayor para la familia de Amador Ortiz Hidalgo, que no se merecen ésto.
Antonia Hidalgo Miranda, una mujer extraordinaria con la impronta de las diosas de Andalucía y un ejemplo de coraje, tesón y humanidad en las circunstancias más difíciles y dramáticas.
En 1983 perdió a su marido Antonio Ortiz Ortiz en accidente en el Pozo El Chaparral de la Mina de Fluorita de Cerro Vértice, y treinta y nueve años después, el 24 de abril de 2022, a su hijo Amador Ortiz Hidalgo, que murió atropellado en un paso de peatones próximo a la entrada de la piscina municipal de Cerro Muriano por un conductor que se dió a la fuga.
La entereza y comportamiento de Antonia Hidalgo Miranda desde que su hijo Amador Ortiz Hidalgo murió hace un año y dos meses por un conductor que se dió a la fuga, han sido verdaderamente admirables y han consolidado todavía más el enorme cariño que siempre le tuvo todo el mundo, tanto en Cerro Muriano como en Córdoba capital.
Punto exacto del paso de peatones en la calle Media Luna, a la altura de su número 52, en la zona de Los Llanos del Conde, aproximadamente 1 km al norte de Cerro Muriano, donde Amador Ortiz Hidalgo (que salía de asistir a un concierto que formaba parte de la II Feria de la Montería de Cerro Muriano en la gran carpa junto al polideportivo municipal, visible al fondo de la imagen a la izquierda) fue atropellado entre aproximadamente la 1:00 h y las 1:05 horas de la madrugada del 24 de abril de 2022, hace un año y dos meses, por un conductor que se dió a la fuga, y que en todo este tiempo no ha podido ser identificado.
Cartel puesto por familiares de Amador Ortiz Hidalgo para que no se olvide su memoria y por favor que no se deje de investigar hasta encontrar al conductor que acabó con su vida, una vida que fue siempre en gran medida un túnel de amor a los demás por parte de un hombre con sus virtudes y sus defectos, pero muy especial, a la vez sencillo y fascinante, con una enorme humanidad y bondad, una de las personas más importantes en toda la historia de Cerro Muriano y del Barrio de la Fuensanta de Córdoba, y a quien nunca olvidarán quienes tuvieron la suerte de conocerle.