domingo, 11 de marzo de 2012

CERRO MURIANO: DESCUBIERTA Y UBICADA UNA NUEVA FOTOGRAFÍA HECHA POR ROBERT CAPA EL 5 DE SEPTIEMBRE DE 1936. MOMENTOS DE PREMUERTE ( I I )

José Manuel Serrano Esparza. LHSA
ENGLISH VERSION

Córdoba, señera provincia andaluza repleta de historia, engrandece progresivamente, todavía más si cabe, su importancia en la carrera fotoperiodística de uno de uno de los más grandes fotógrafos de todos los tiempos y fundador en 1947 de la Agencia Magnum junto con David Seymour "Chim", Henri Cartier-Bresson, William Vandivert y George Rodger.

Photo: Robert Capa

elrectanguloenlamano.blogspot.com ha descubierto la autoría y ubicado otra fotografía más realizada por Robert Capa en la zona de Cerro Muriano, concretamente en la Finca de Villa Alicia (aproximadamente a 1 km de distancia del pueblo de Cerro Muriano, al suroeste)


el 5 de Septiembre de 1936, y que viene a sumarse a las muchas hechas tanto por él como por Gerda Taro en esta zona y que hemos hallado y ubicado durante los últimos cuatro años.


Se trata de una imagen captada durante la alocución de un jefe anarquista a milicianos de la CNT y de la FAI de Alcoy (Alicante) y voluntarios civiles andaluces, aproximadamente a las 12:30 h del mediodía, y que pertenece a la serie de fotografías hechas por Capa y Gerda Taro en este mismo lugar e instantes, de las que informamos en:

http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2010/08/gerda-taro-centenario-de-su-nacimiento.html

http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2011/04/cerro-muriano-identificacion-y.html

http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2011/07/cerro-muriano-hallada-y-ubicada-una.html

http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2011/09/dos-fotografias-mas-hechas-por-gerda.html

Esta nueva fotografía recién descubierta y ubicada por elrectanguloenlamano.blogspot.com fue publicada - sin que se indicara ni el nombre del fotógrafo autor de la imagen ni la ubicación exacta donde fue hecha - en la página 3 del Número 15 Volumen III de la revista Weekly Illustrated del sábado 10 de octubre de 1936, en tamaño 17´6 x 13´9 cm, a partir de una copia vintage realizada con el negativo original Eastman Kodak Panchromatic Nitrate de 35 mm (expuesto por Robert Capa con una cámara telemétrica Leica II (Model D) con objetivo Leitz Elmar 50 mm f/3.5, desde una posición elevada) y que fue enviada por Maria Eisner (directora de la agencia Alliance Photo, que distribuía las imágenes de Capa) a Stefan Lorant, editor del Weekly Illustrated News, que reencuadró la imagen y por necesidades de maquetación la dejó en un formato aproximadamente 4:3, similar al aspect ratio del gran formato 4 x 5 (10 x 12 cm), de tal manera que encajara en la zona inferior derecha de la mencionada página junto con otras nueve fotografías más de distintos temas que nada tenían que ver con la Guerra Civil Española, si bien Lorant decidió dar todo el protagonismo posible a la imagen de Capa, insertándola en mayor tamaño que el resto.

Photo: Robert Capa.

Pero la novedad importante de esta fotografía es que el hombre que está subido sobre un gran tonel de madera (del cual sólo se aprecia parte de él junto a su pie derecho, ya que aparece mayormente oculto por la zona superior del cuerpo de dos milicianos) es distinto al que dirige otra alocución a estos mismos combatientes civiles en una fotografía hecha por Capa en este mismo lugar, día y momento, ya conocida desde hace décadas y en la que elrectanguloenlamano.blogspot.com identificó a Gerda Taro en el borde izquierdo de la imagen:

http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2010/08/gerda-taro-centenario-de-su-nacimiento.html

Se trata de Enrique Vañó Nicomedes, secretario de la CNT de Alcoy (Alicante), y jefe -junto con el alférez Melquíades Valiente- del contingente de la columna alcoyana (compuesta por 534 militares del Regimiento de Infantería de Vizcaya nº 12 - con guarnición en Alcoy - y 687 milicianos anarquistas de la CNT y la FAI) que tras salir de Alcoy el 7 de Agosto de 1936 y llegar a Pedro Abad (Córdoba) el 9 de Agosto de 1936, se dirigió a Cerro Muriano, mientras que el otro contigente - al mando del teniente Roberto García-, se dirigió a Espejo, llegando ambos contingentes a sendos pueblos el 10 de agosto de 1936.

Enrique Vañó Nicomedes - fusilado en Alcoy el 29 de agosto de 1939, a los 28 años de edad, tras consejo de guerra sin garantía jurídica alguna, ya que no tenía delitos de sangre - estuvo muy activo durante la jornada del 5 de Septiembre de 1936, moviéndose entre la Finca de Villa Alicia y la Loma de Las Malagueñas, zona esta última en la que participó en los combates junto con Rafael Miralles de la FAI y Felipe Colomé de la CNT, permaneciendo con los altos mandos republicanos hasta aproximadamente las 21:30 h de la noche, momento en que el comandante Juan Bernal, al no ser ya posible seguir defendiendo la cota ante los feroces ataques de las tropas marroquíes de tabor de regulares, decidió abandonar la posición con su estado mayor - comandantes Balibrea, Armentia y Aviraneta, así como el capitán La Romana y el teniente Roig- , Juan Cimorra, Robert Capa y Gerda Taro, huyendo hacia Cerro Muriano.

En la imagen, vemos como Enrique Vañó Nicomedes, ataviado con mono claro de miliciano, y al que le falta la mano derecha, habla al nutrido y heterogéneo grupo de milicianos anarquistas de Alcoy de la CNT y la FAI así como a combatientes civiles andaluces, tratando de insuflarles todo el ánimo posible antes de la inminente batalla.

Son aproximadamente las 12:30 h de la mañana del 5 de Septiembre de 1936 en la Finca de Villa Alicia, que está repleta de milicianos anarquistas de la CNT y de la FAI (equipados con fusiles y mosquetones Mauser calibre 7 x 57 mm, capturados durante el asalto a cuarteles militares a mediados y finales de Julio de 1936) así como de numerosos milicianos andaluces ataviados con gorras y boinas y armados sobre todo con escopetas de caza.

Se percibe claramente en el rostro de Enrique Vañó Nicomedes - que ha sido informado de la situación real por el capitán republicano Castañeda- la rabia y el gran esfuerzo que realiza para elevar la moral de los combatientes civiles, procedentes de las más diversas profesiones comunes (albañiles, zapateros, agricultores, campesinos, fontaneros, empleados de imprenta, electricistas, obreros metalúrgicos, etc), sin apenas instrucción militar ni pericia en el manejo de las armas, que en un contexto por momentos macabramente surrealista van a enfrentarse en pocas horas a unidades profesionales muy selectas del temido Ejército de Africa, constituidas por los legionarios de la columna franquista de la izquierda al mando del comandante Sagrado (que atacan desde aproximadamente las 10:00 h de la mañana la vertiente sur de Torreárboles) y los legionarios del comandante Baturone ( que tratarán de envolver la cota Torreárboles por su vertiente norte, complementando así el ataque franquista que está teniendo ya lugar sobre su vertiente sur, con un intercambio de disparos de fusil, ametralladora y morteros que está siendo oído por todas las personas que aparecen en la imagen), mientras que la columna de la derecha al mando global del coronel Sáenz de Buruaga (la más importante para el éxito del ataque) y formada  por el Tabor de Regulares de Melilla nº 3 al mando del comandante López Guerrero (perteneciente al Grupo de Regulares de Melilla nº 2 de Nador de la Circunscripción Oriental) y los Escuadrones de Regulares de Ceuta nº 3 y Alhucemas al mando del comandante Gerardo Figuerola, están a punto de lanzar un ataque sobre la colina de Las Malagueñas (donde se halla el puesto de mando avanzado republicano) que se producirá a las 13:00 h y será parado en seco durante varias horas por los alcoyanos que se lanzarán en tromba a por ellos abriendo fuego a discreción, impidiendo la maniobra envolvente de los durísimos soldados marroquíes de Sáenz de Buruaga y ralentizando notablemente el avance de las otras dos columnas franquistas.

La tensión y la angustia que se palpan en la imagen son enormes.

Enrique Vañó Nicomedes, al igual que el otro jefe miliciano anarquista que aparece en la otra fotografía mencionada anteriormente y en la que hace un año descubrimos la cabeza de Gerda Taro en el borde izquierdo de la imagen, está informando a los milicianos - en su mayoría de Alcoy- de que las tropas franquistas les van a atacar pronto y que intentarán arrollarles y caer sobre la espalda de sus compañeros milicianos y soldados regulares leales a la República que defienden la cresta y vertiente sur de Torreárboles, por lo que deben aguantar a toda costa sus embestidas en la Finca de Villa Alicia y cubrir la retaguardia de sus camaradas.

La atmósfera se hace irrespirable para los hombres que aparecen en la imagen y que están escuchando la alocución de Enrique Vañó Nicomedes.

Saben en su fuero interno que la mayoría de ellos van a morir, como así ocurrirá durante la tarde noche de este 5 de septiembre de 1936, en que serán aniquilados.

La propia naturaleza de estos combates - muy distinta a las masivas batallas a partir de 1937 como Brunete, El Ebro, etc- hace que la Finca de Villa Alicia sea con diferencia la zona más peligrosa de toda la batalla, ya que es el área de maniobra envolvente para capturar la importante cota Torreárboles, Franco dispone todavía de escasos efectivos en Andalucía (aunque lo compensan sobradamente, ya que se trata de la élite del Ejército de Africa) y se aplican parámetros de guerra colonial africana basada en la infiltración de pequeñas columnas en territorio enemigo, por lo que es frecuente no hacer prisioneros.

Las tropas franquistas atacantes poseen muy abundante experiencia previa en combate, con unos mandos que llevan casi veinte años luchando en Marruecos, y que son capaces de adaptarse a cualquier contingencia inesperada que pueda surgir, siempre con la gran ventaja de la muy alta moral de combate de los legionarios y los tabors de regulares marroquíes, que con sus rapidísimos movimientos envolventes y su extraordinaria puntería con disparos de media y larga distancia con sus fusiles y mosquetones Máuser, son capaces de alargar las líneas de frente y rectificarlas según las circunstancias, sin olvidar el hecho de que siempre intentan acortar la distancia con el enemigo para el combate cuerpo a cuerpo.

Nadie quiere luchar a la bayoneta contra las temidas tropas del Ejército de Africa.

La inmensa mayoría de los milicianos que escuchan a Enrique Vañó Nicomedes están muy preocupados. Temen por sus vidas.

Hasta pocas semanas antes, los hombres que aparecen en la fotografía, se han ganado la vida trabajando en las profesiones más comunes, en muy duras condiciones laborales de entre 12 y 18 horas al día, tanto ellos como sus mujeres, en habituales contextos de explotación, condiciones sanitarias e higiénicas que dejaban bastante que desear, sueldos míseros, muchas horas extras no pagadas bajo la permanente amenaza latente del despido al menor atisbo de protesta, agotadoras jornadas de trabajo de sol a sol, sobre todo en el ámbito rural, y habitual presencia de niños trabajando tanto en el campo como en las grandes ciudades y pueblos.

Lógicamente, tienen miedo a morir, la película de sus vidas está pasando rápidamente por sus cabezas en estos momentos. Piensan en sus seres queridos, el sudor mana a borbotones, y el stress se incrementa hasta niveles exponenciales, al igual que el odio - por otra parte, este primer año de guerra civil será el más cruento por ambos bandos con respecto al asesinato de civiles en retaguardia, y se han producido ya abundantes masacres por toda España -.

Robert Capa capta este momento con su habitual maestría. Está en el lugar apropiado en el momento adecuado, y lo más cerca posible.

Son muchos los milicianos en cuyo semblante y actitud aparece claramente reflejada la incertidumbre y nerviosismo en grado máximo.

Obsérvese al miliciano de la CNT visible en la mitad inferior izquierda de la fotografía, con la mirada perdida y muy profunda introspección, con su brazo izquierdo estirado y la mano izquierda apoyada en el tonel.

O el miliciano que ocupa la zona central de la mitad inferior de la imagen - del cual únicamente se aprecia la cabeza con el gorro anarquista parcialmente iluminado por la luz solar y la zona superior de la espalda-. Sabe lo que se les viene encima, ha cerrado los ojos y también probablemente piensa en sus familiares más allegados, mientras justo a su derecha otro miliciano de Alcoy con gorro anarquista, muy nervioso, junta los dedos de ambas manos y frota sus uñas mientras mira a Capa.

Vemos también varios hombres que aparecen en algunas de las otras fotografías anteriormente mencionadas, hechas por Capa y Gerda Taro en este mismo día, lugar y momento y descubiertas y ubicadas por elrectanguloenlamano.blogspot.com:

En el vértice inferior izquierdo de la imagen aparece un combatiente civil andaluz vestido con boina clara y chaleco oscuro sin mangas, que está mirando hacia arriba al orador. Lleva una manta sobre el hombro izquierdo y una escopeta de caza a su espalda, colgada de su correa y cuyos dos cañones son parcialmente visibles por detrás de su cabeza.

Justo por encima de él, vemos a un miliciano de la CNT o de la FAI con el típico gorro anarquista, que viste un mono oscuro y un gran pañuelo blanco alrededor del cuello. Está mirando hacia arriba al jefe miliciano mientras pronuncia su arenga.

Este miliciano alcoyano de la CNT o la FAI con el gran pañuelo blanco alrededor de su cuello, aparece también en la mitad superior de una fotografía cuya autoría y localización fue descubierta por el rectanguloenlamano.blogspot.com en:

http://elrectanguloenlamano.blogspot.com/2011/04/cerro-muriano-identificacion-y.html

y que ocupa la zona superior izquierda de la página 727 del Illustrated London News del 24 de octubre de 1936.

Por otra parte, este hombre también aparece en la mitad derecha de otra fotografía cuya autoría y ubicación fue descubierta por elrectanguloenlamano.blogspot.com y que fue publicada originalmente en el libro ROBERT CAPA Cuadernos de Guerra en España (1936-1939) de la Colección Imagen, Sala Parpalló Diputación Provincial de Valencia Edicions Alfons El Magnànim Institució Valenciana D´Estudis I Investigació de 1987, aunque en el libro el pie de foto explica erróneamente que la imagen fue hecha en Madrid en 1936 (una equivocación comprensible, no sólo por lo prolijo de la identificación y ubicación, sino porque el encuadre muy cerrado y la mirada hacia arriba de ambos milicianos hace pensar que se trata de un mítin en gran ciudad), y que en realidad corresponde a la serie realizada por Capa y Taro en la Finca de Villa Alicia, Cerro Muriano, el 5 de Septiembre de 1936, tal y como demostró elrectanguloenlamano.blogspot.com el 12 de Julio de 2011:

http://elrectanguloenlamano.blogspot.com.es/2011/07/cerro-muriano-hallada-y-ubicada-una.html

Por otra parte, en esta nueva fotografía de Capa recién descubierta y ubicada y en la que aparece Enrique Vañó Nicomedes pronunciando una arenga, en el borde derecho de la imagen, con un camión justo a su espalda, vemos a un miliciano de Alcoy con una manta clara sobre su hombro izquierdo. Se halla cabizbajo y pensativo -quizá ya ajeno a las palabras de aliento que están siendo pronunciadas por el jefe miliciano desde una posición elevada- plenamente consciente de que van a enfrentarse muy pronto a las temidas tropas profesionales del Ejército de Africa.

Y en la zona superior izquierda del borde de la imagen, con la parte trasera de su cabeza casi tocando un árbol, otro miliciano está también cabizbajo y pensativo.

Simultáneamente, otro joven miliciano anarquista situado en el vértice inferior derecho del fotograma y en cuya gorra anarquista están bordadas las letras UHP (Unión de Hermanos Proletarios) está con el brazo apoyado en el tonel, también muy preocupado pensando para sus adentros, y no mira hacia arriba a Enrique Vañó Nicomedes, sino en dirección contraria, mientras un combatiente civil andaluz situado detrás de él (con camisa clara y boina oscura) tiene la cabeza baja y fruto del nerviosismo se rasca las uñas.

Dos milicianos muy jóvenes, que están de pie tras la pierna izquierda del jefe miliciano que pronuncia la arenga, están claramente afectados por el miedo. El más próximo a Enrique Vañó Nicomedes viste ropa clara y su gorro anarquista aparece justo por debajo de la mano izquierda del orador. Tiene la mirada perdida y la angustia reflejada en su rostro, mientras que el jovencísimo miliciano - de unos 15 ó 16 años - que está detrás de él presenta muy elevados niveles de ansiedad e inevitable pánico en su semblante.

El combatiente civil andaluz con boina clara que está justo delante de la zona izquierda del gran pañuelo blanco del miliciano anarquista del borde izquierdo del fotograma, tampoco mira ya a Enrique Vañó Nicomedes, sino que se halla absorto en sí mismo, muy consciente del enorme peligro de muerte que se avecina.

Así pues, esta fotografía - al igual que muchas otras - demuestra plenamente algo que ya se sabía: que Robert Capa no vino en 1936 a Córdoba ni a ninguna otra zona de España a hacer fakes ni a utilizar "truquillos", sino a entre otras muchas cosas, jugarse la vida con notable frecuencia para conseguir las mejores fotos posibles, tal y como ocurre en esta imagen y el resto de la serie, en la que Capa está en la zona con diferencia más peligrosa durante aquel día.

Por otra parte, queda totalmente descartada la acusación infundada de que es el propio Robert Capa el miliciano que posa con su brazo izquierdo en alto sobre una trinchera, a la izquierda del todo, agarrando un fusil, en una de las fotografías de la serie de Espejo, ya que en Septiembre de 1936 Bob tiene 23 años y el hombre que aparece en la imagen con camisa blanca - The Falling Soldier - es un hombre ya maduro, de aproximadamente 40 años, al igual que queda demostrado que ninguno de los 11 hombres que posan de pie sobre dicha trinchera a las afueras de Espejo puede ser Enrique Vañó Nicomedes, ya que éste último no estuvo en Espejo (lugar al que corresponde dicha foto de la trinchera) sino en Cerro Muriano, adonde llegó el 10 de Agosto de 1936 al mando -junto con el alférez Melquíades Valiente- del contingente de la columna alcoyana que el 9 de Agosto de 1936 puso rumbo desde Pedro Abad a Cerro Muriano, mientras que el otro contingente al mando del teniente Roberto García marchó a Espejo.

Volviendo al tema que nos ocupa, esta dura imagen aparecida en la página 3 del Número 15 Volumen III de la revista Weekly Illustrated del sábado 10 de octubre de 1936 -bastante más macabra de lo que pueda parecer en un primer vistazo rápido- es un documento fotoperiodístico muy valioso y de enorme dramatismo, que refleja de modo muy fidedigno y preciso lo que es en realidad la guerra, lo cual ha sido captado de manera magistral por Robert Capa, con una fotografía muy representativa, altamente informativa y repleta de compromiso, que sigue los postulados fotoperiodísticos establecidos cuarenta años después de este 5 de septiembre de 1936 por Cliff Edom, Profesor de Fotoperiodismo de la Universidad de Missouri, en su obra Photojournalism de 1976.

Copyright José Manuel Serrano Esparza. LHSA
Inscrito en el Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de Madrid