jueves, 28 de octubre de 2021

RAFAEL CENTENO LÓPEZ : ARTES MARCIALES EN CERRO MURIANO (CÓRDOBA)

 Texto y Fotos 2021 : José Manuel Serrano Esparza 

                                                                           Nacido en Cerro Muriano (Córdoba) el 29 de mayo de 1961, 

                                                   la vida de Rafael Centeno López ha estado desde su más temprana adolescencia 

marcada a fuego por un profundo amor por las artes marciales (especialmente kung fu, kárate y taekwondo) a las que ha dedicado miles de horas de su vida hasta la fecha. 

Dotado desde su infancia de grandes cualidades para la práctica del deporte, inició su andadura en las artes marciales con tan sólo 11 años de edad. 

1972, NACIMIENTO DE UNA PASIÓN INCONTENIBLE POR LAS ARTES MARCIALES ORIENTALES 

Rafael Centeno López en 1978 con 17 años de edad. Puede apreciarse el impresionante físico para su edad y época, desarrollado tras seis años entrenando artes marciales de modo intensivo entre cinco y seis horas al día en distintas zonas de Cerro Muriano (Córdoba). 

Mediados de 1972. Rafael Centeno López tiene sólo 11 años de edad y comienza a ver en el pequeño televisor en blanco y negro de su casa en Cerro Muriano (Córdoba) el primer capítulo de la serie Kung Fu, protagonizada por David Carradine y que se inicia con éste cruzando el desierto mientras suena la banda sonora. 

Es el alba de su idilio con las artes marciales, que le hará estar literalmente pegado a la pequeña pantalla todos los sábados por la noche durante tres años (1972-1975) sin perderse ni un capítulo, especialmente impresionado por las escenas de combates rodadas en cámara lenta en las que el monje shaolín muestra su gran destreza en las artes marciales viajando por el oeste de Estados Unidos. 

En Agosto de 1975, Rafael Centeno López acude al cine Bar Cinema de Cerro Muriano (Córdoba) para ver por vez primera una película de artes marciales que viene precedida de gran fama : El Furor del Dragón (estrenada en Estados Unidos tres años antes), protagonizada por Bruce Lee, considerado ya por entonces el maestro de maestros de las artes marciales, gran difusor del kung-fu a nivel internacional y que se convertirá en todo un mito tras su prematuro fallecimiento el 20 de julio de 1973 a los 32 años de edad. 

Rafael Centeno López no sabe que está a punto de asistir a un momento trascendental de su existencia, y a los pocos minutos surge la magia : el proyector de bobinas de 35 mm sabiamente manejado por Juan Antonio Parrilla Pérez ilumina la gran pantalla con imágenes en color de 24 fotogramas por segundo que muestran a un Bruce Lee pletórico, realizando todo tipo de movimientos, ataques y defensas, tanto con ambas manos como mediante patadas altas y voladoras a gran altura, con una enorme velocidad y precisión. 

La adrenalina del todavía niño de Cerro Muriano aumenta exponencialmente y la película sigue destilando, una y otra vez, el incomparable talento y sello distintivo de Bruce Lee en todo lo que hace. 


                                                      La llama de las artes marciales acaba de prender para siempre 

                     en el corazón de Rafael Centeno López, que prosigue atónito viendo este largometraje hasta el final. 

Así transcurren varios meses en los que sin saber porqué, siente en su interior un inefable vínculo con todo lo que ha visto hacer a Bruce Lee en la pantalla cinematográfica.

Percibe claramente que el maestro oriental se esfuerza al máximo cada milésima de segundo, en busca de la perfección.

Y ha quedado también profundamente impresionado por el físico trabajado a muerte de Bruce Lee, todo fibra, sin un átomo de grasa, optimizado para la práctica de las artes marciales y capaz de liberar una descomunal cantidad de energía en cada golpe, muy superior a la de un campeón del mundo de boxeo o full contact del peso pesado, a pesar de que el maestro chino mide tan sólo 1,72 m y pesa 61 kg. 

Es decir, Rafael Centeno López ha sido subyugado por el Jeet Kune Do, el Camino del Puño Interceptor, método de combate gestado por el propio Bruce Lee, fuertemente impregnado de conceptos no sólo físicos, sino también filosóficos, basados esencialmente en el budismo y el taoismo, todo ello presidido por una concepción no violenta, ya que el kung-fu se considera una forma de defensa personal con gran variedad de técnicas y dos modalidades básicas : el combate y las rutinas. 

1973-1985 : AÑOS DE PLENITUD COMO PRACTICANTE DE MUY ALTO NIVEL DE ARTES MARCIALES. A PUNTO DE DAR EL SALTO AL ÁMBITO DE LA COMPETICIÓN PROFESIONAL 

Rafael Centeno López en Cerro Muriano (Córdoba) en 1975 durante uno de sus ejercicios de artes marciales. Puede ya apreciarse el incipiente físico muy fibroso y de gran elasticidad que evolucionaría hasta admirables cotas durante la primera mitad de los años ochenta. 

El año 1973 significa a efectos prácticos el inicio de los entrenamientos intensivos de entre cinco y seis horas diarias en kung-fu 

Rafael Centeno López en Cerro Muriano (Córdoba) en 1975, con tan sólo 14 años de edad, realizando un espectacular Yoko Tobi Geri (patada de kárate en salto, idéntica al Mae tobi geri, pero golpeando en forma lateral con el borde del pie) a gran altura, que demuestra las excepcionales condiciones físicas que tenía ya en su adolescencia y que le permitían hacer cosas reservadas normalmente para practicantes de mayor edad con grandes cualidades atléticas y notable potencia explosiva en su juego de piernas. Ya a tan temprana edad, comprendió que el karate conforma un sistema de defensa excepcional, además de coadyuvar al fortalecimiento de las facultades espirituales, proporcionando equilibrio emocional a la persona que lo practica, aunando elasticidad corporal con serenidad mental, ejercitando todas las partes del cuerpo, con lo cual se consigue alcanzar una profunda concentración para lograr una disciplina mental, moral y espiritual. Este pleno entendimiento de la esencia del kárate le permitió asimilar rápidamente y realizar con gran precisión tanto las posiciones defensivas del kárate (Heisoku dachi, Masubi dachi, Heiko dachi, Soto hachiji dachi, Fudo dachi, Zenkutzo dachi, Kokutzo dachi, Neko Ashi dachi, Kibo dachi, Sanchin dachi) como los golpes con los brazos y manos (Chudan tsuki, Kubi uchi, Uraken uchi, Hizo hara uchi, Ago uchi, Shita Tsuki, Sayu Uchi, Tsita Tsuki, Shuto sago uchi, Shuto uchi komi, Shuto shita uchi, Shotei uchi, Yon hon nukite, Sambon Nukite, etc), sin olvidar los bloqueos defensivos ( Chudan soto uke, Gedan barai uke, Tensho shuto gake, Mawashi uké) y las patadas o geri ( Maekaege geri, Mae geri, Hiza geri, Hiza kin geri, Kin geri, Yokokeage gori, Yoko kokomi, Mawashi geri, Kanstu geri, Ushiro kekomi, Kagato geri, Mae tobi geri, Yoko tobi geri, Yoko geri, etc), todo ello complementado por los ejercicios coordinativos Oi Tsuki y los movimientos combinados o katas, cuya misión es garantizar una total coordinación de los movimientos del cuerpo, de la vista y de la actitud mental, para lograr la perfecta sinergia en la defensa y ataque con manos y pies. 

y kárate por parte de Rafael Centeno López, que opta por la modalidad de kung-fu Shaolin, siguiendo los preceptos del venerable abad Shi Su Xi, al priorizar la filosofía incluso más que la lucha, además de buscar una síntesis entre los principios fundamentales del Budismo Zen (meditación, conducta ética no violenta, bondad, respiración, relajación, control de las emociones, paz interior, crecimiento personal, etc) y el Taoísmo (con el yin y el yan como conceptos opuestos que se complementan entre sí, en simbiosis con el aumento de la serenidad, la energía interior, el fluir en armonía y el equilibrio con la naturaleza). 

                               Libros sobre distintas artes marciales adquiridos por Rafael Centeno López durante los años setenta y ochenta. 

Su deseo de aprender más y más es constante, por lo que empieza a adquirir libros de artes marciales,  

Revistas originales Dojo de los años setenta y ochenta pertenecientes a la colección de Rafael Centeno López. En varias de las portadas aparece Bruce Lee, que siempre ejerció una gran fascinación en él.                                                           

así como todo tipo de revistas especializadas como Dojo

Distintos números de los años setenta y ochenta de la revista francesa Karate, una de las más prestigiosas del mundo en aquella época, cuando el gran Dominique Valera era una de las figuras mundiales más destacadas del karate y el full contact. Rafael Centeno López siempre practicó hasta la extenuación los katas (posiciones y movimientos prefijados que se emplean para el aprendizaje y entrenamiento de artes marciales en diferentes niveles o especialidades), cuya misión es comprender mejor cada arte marcial y potenciar el autocontrol, además de incluir un saber ancestral, de tal manera que el realizarlas con precisión es también fundamental para transmitir y conservar un patrimonio cultural de muchos años, epicentrado en el "do" como camino, que puede alcanzar sus mayores cimas con la interiorización de dichas katas en simbiosis con un conocimiento profundo que emana de su continua práctica durante años, además de mejorar notablemente la capacidad de concentración.                                                                                                            
                 Kárate


Revistas originales Budo de los años setenta y ochenta, con amplia información sobre Bruce Lee, Dominique Valera y el número especial dedicado al mítico Masatoshi Nakayama, uno de los principales maestros y difusores del karate-Do estilo Shotokan a nivel mundial e Instructor Principal de la Japan Karate Association desde 1950.                                                                                                              
  
    Budo

                                                                                                 Décimo Dan 

Era tal el prestigio, personalidad y dominio de las artes marciales de Bruce Lee (la mayoría de expertos creen que probablemente nunca será superado), que existieron durante los años setenta y ochenta revistas especializadas con su nombre. Y sus míticas películas Kárate a Muerte en Bangkok (1971), El Furor del Dragón (1972), Furia Oriental (1972) y Operación Dragón (1973) se han convertido en largometrajes de culto para los entusiastas de las artes marciales por todo el mundo, con recientes remasterizaciones en Blu-Ray y 4K.                                                                                 
                     Bruce Lee y otras. 


De este modo, a principios de los años ochenta, Rafael Centeno López se ha convertido en un referente entre los practicantes de artes marciales de la provincia de Córdoba (España).

Es un momento de inflexión en el ámbito de las artes marciales a nivel nacional (que hasta entonces eran en gran medida desconocidas en nuestro país), gracias a las tres medallas de oro cosechadas en el Campeonato del Mundo de Karate de 1980 disputado en Madrid por Ricardo Abad (en categoría de menos de 60 kg), José González (en categoría de menos de 70 kg) y el mundial por equipos obtenido por el combinado español formado por Antonio Amillo, José María Torres, Juan Pedro Carbilla, Felipe Hita, José Damián González, Francisco Manzano y Francisco Torres. 

Aunque todavía no es profesional de las artes marciales, Rafael Centeno López está exultante, porque estos triunfos internacionales del kárate español suponen en gran medida el momento de inflexión de las artes marciales en España tras unos años setenta marcados por una gran crisis económica desde 1974. 

Y decide entrenar todavía más fuerte y un mayor número de horas, hasta que en 1980 empieza a competir en campeonatos provinciales de kárate y kung-fu, con gran éxito, ganando la mayoría de sus combates y mostrando una vez más excepcionales cualidades para las artes marciales. 

Rafael Centeno López ha dejado poco menos que boquiabiertos tanto a experimentados entrenadores como a sus rivales, ya que además de su gran dominio de diferentes técnicas, sorprendente madurez para su edad (tan sólo tiene 19 años) e impresionante velocidad de movimientos, posee también una increíble resistencia a la fatiga, producto de sus muchos años como practicante de atletismo, esfera en la que también ha conseguido muy buenas marcas e incluso ha sido capaz de correr varias veces 55 km sin parar. 

Es el momento en que Joaquín Sánchez Centeno (primo hermano de su padre Rafael Centeno Cobos), uno de los pioneros del taekwondo en España y propietario del gimnasio Kabuki en Córdoba, propone a Rafael Centeno López que imparta en su interior clases de kárate y kung-fu, oferta que es aceptada. 


Además de impartir clases de kung-fu y kárate en la Academia Kabuki de Artes Marciales de Córdoba (España) entre 1980 y 1984, Rafael Centeno López consiguió obtener el cinturón negro de taekwondo en 1982, cuyo diploma acreditativo aparece en imagen, tras estudiar y practicar en profundidad las zonas Olkul (parte superior del cuerpo, cara), Momtong (parte media del cuerpo, estómago y pecho) y Are (parte inferior del cuerpo, abdomen y piernas) hacia las que van dirigidas los ataques y las defensas, las técnicas de ataque Chumok con puño y Son con mano las Soki Sul (Posiciones) de manos y piernas, las Chirki Sul (Técnicas de Puño), las Chiki Sul (Técnicas de Golpes), las Chaki Sul (Técnicas de Patadas), las Maki Sul (Técnicas de Defensa).1982 fue además el año de la eclosión internacional del taekwondo español, gracias a las gestas de Coral Bistuer, que ganó la Medalla de Oro de los Campeonatos de Europa de Taekwondo en 1982, 1986, 1988, 1990 y 1992, además de la Medalla de Oro en el Campeonato del Mundo de Taekwondo 1987 y la Medalla de Plata en el Campeonato del Mundo de Taekwondo de 1991, hazañas que serían continuadas en el ámbito del kárate por Sandra Sánchez, dos veces Campeona del Mundo en 2018 y 2019, seis veces Campeona de Europa en 2015, 2016, 2017, 2018, 2019 y 2021, y Campeona Olímpica en Tokyo 2020 con un estratosférico kata Chatanyara Kusahnku en el mítico Nippon Budokan de la capital japonesa. 

De este modo, Rafael Centeno López pasa cuatro años en el mencionado gimnasio Kabuki de Córdoba enseñando artes marciales, con lo que aumenta significativamente su experiencia, hasta que en 1984 varios profesionales habituales del gimnasio y Joaquín Sánchez Centeno le animan a dar el salto al ámbito profesional de la competición. 

Todos ven en él un increíble potencial, que puede hacerle capaz de destacar en el sector de las artes marciales en España e incluso participar con éxito en campeonatos internacionales. 

UNA DECISIÓN ACERTADA Y NECESARIA

Pero Rafael Centeno López tiene ya 23 años y decide formar una familia, casándose el 28 de septiembre de 1985, matrimonio del que nacerán dos hijos : Rafael (en 1986) y Adán (en 1990). 

                                                                      Retrato de Rafael, nacido en 1986 y primer hijo de Rafael Centeno López. 

La llegada al mundo de Rafael, su primer hijo, supone lógicamente un antes y un después en la vida de Rafael Centeno López. 

Así pues, a finales de 1986 tiene que tomar una decisión con respecto a su muy prometedora carrera deportiva en artes marciales. 

Rafael Centeno López en su casa de Cerro Muriano (Córdoba) el 28 de septiembre de 1985, día de su boda, pocas horas antes de la misma, en una fotografía con la que quiso tener un recuerdo de su etapa previa como entusiasta practicante de las artes marciales que llevaba entrenando cinco o seis horas diarias desde los 12 años de edad. Un año más tarde, decidió  priorizar a su familia y su hijo Rafael (nacido el 28 de septiembre de 1986) y renunciar a su carrera profesional en kárate y kung-fu. Cinco años después, en 1990, nacería Adán, su segundo hijo. 

Es plenamente consciente de que tiene opciones de convertirse quizá en una figura del kárate y el kung-fu en competiciones a nivel nacional, incluso con proyección internacional si se dan las circunstancias adecuadas. 

Se halla además a sus 25 años en un momento de plenitud física, y su pasión por las artes marciales continúa indemne. 

Pero sabe que es algo no exento de riesgos : 

- Siempre existe la posibilidad de una lesión que ponga fin a una carrera deportiva. 

- Sus recursos económicos son limitados y el paso al profesionalismo requeriría una fuerte inversión económica previa que no puede permitirse, menos todavía después del nacimiento de su hijo Rafael. 

- Es muy difícil obtener becas o subvenciones para artes marciales en un país en el que el kárate, el kung-fu y el taekwondo son todavía deportes muy minoritarios en comparación con el fútbol, el baloncesto y otros. 

- No le es posible viajar a otros países para ponerse en manos de instructores japoneses, chinos y coreanos de primer nivel con los que perfeccionar sus grandes cualidades innatas y poder competir con garantías fuera de España, ya que son caros y la estancia en el extranjero supondría más gastos extras que no puede permitirse.  

Y sobre todo, si ya le era muy difícil compaginar sus cinco o séis horas diarias de entrenamientos con su trabajo, ahora que ha formado una familia y tiene un hijo, las dificultades serían mucho mayores, porque tendría que entrenar todavía más. 

De este modo, a principios de 1987 Rafael Centeno López decide renunciar a su carrera profesional en kárate y kung-fu y priorizar el luchar para sacar adelante a su hijo Rafael, volcando en esa misión prácticamente todas sus energías y recursos. 

Sabe que a partir de esos momentos sólo podrá entrenar entre una y dos horas al día, pero tiene la firme convicción de que la decisión es la mejor de las posibles y acertada, algo que será corroborado con el nacimiento de Adán, su segundo hijo, en 1990. 

UN NUEVO ENFOQUE EN SU PRÁCTICA DE LAS ARTES MARCIALES 

De este modo, desde principios de 1987, el planteamiento de Rafael Centeno López con respecto al modo en que practicaba kung-fu, kárate y taekwondo sufrió una radical transformación : ya no le era posible entrenar cinco o séis horas diarias y preservar un gran nivel tanto en aspectos destacados de las artes marciales del norte de China (con énfasis en el trabajo de piernas, patadas y acrobacias) como del sur de dicho país ( centradas principalmente en posiciones bajas estables en sinergia con movimientos de manos cortos y poderosos, que combinan ataque y defensa), porque las patadas voladoras de alto nivel y los movimientos acrobáticos precisan una dedicación plena con muchas horas de entrenamiento constante y un más que notable desgaste físico. 


Así pues, desde finales de los años ochenta, Rafael Centeno López, plenamente consciente de que tendría que dedicar la mayor parte de su tiempo a su trabajo y a sacar adelante a su familia, se decantó por la práctica diaria, entre una y dos horas, del kung-fu del sur, complementándolo con kárate y taekwondo, pero no entrenando intensivamente como durante los años setenta y primera mitad de los ochenta, sino con la intención fundamental de preservar su inquebrantable amor por las artes marciales, mantenerse en la mejor forma física que le permitían las circunstancias y conseguir pese a ello un nivel lo más alto posible en artes marciales orientales. 


Tal ha sido siempre su pasión por el kung-fu, el kárate, el taekwondo y las artes marciales en general. 

El nacimiento de su hijo Adán en 1990, trae consigo un nuevo y trascendental estímulo vital para Rafael Centeno López, que a pesar del incremento de obligaciones familiares, sigue entrenando kung-fu, kárate y taekwondo siempre que puede, con una frecuencia aproximada de entre una y dos horas al día. 

Ha perdido ya parte de la extraordinaria forma física, velocidad de movimientos y resistencia a la fatiga que le caracterizaron durante su época dorada como practicante de artes marciales entre 1973 y 1985, 


pero la ilusión y fervor por el kung-fu, kárate y taekwondo no se han reducido ni un ápice.  

De hecho, desde mediados de los años setenta, Rafael Centeno López ha estudiado en profundidad, de modo silencioso y a distancia, leyendo con avidez revistas especializadas, el vasto compendio de enseñanzas impartidas por los grandes maestros chinos, japoneses y coreanos llegados a España a principios de dicha década : 

- Atsuo Hiruma, llegado a España en 1966, Gran Maestro 5º Dan de Karate-Do-Shokotai y muy influido por las enseñanzas del Maestro Egami, que siempre buscaba trascender la técnica para mejorar en los más diversos aspectos. 

- Yoshuke Yamashita, un referente del kárate, tanto en España (donde llegó en 1969) como a nivel internacional.

- Wong Ping Pui, gran experto en el antiguo arte del kung-fu, que llegó a España en 1973.

- Hirota Yoshiho, eminente maestro de kárate llegado a España en 1971 y que en 1979 fundaría el Karate Club Hirota. 

- Suh Tae Suk, que llegó a España en 1974, gran maestro de taekwondo coreano, que priorizará la técnica ante todo y el estilo puro por encima de los combates. 

  Esta filosofía de Suh Tae Suk ejerció una gran influencia en Rafael Centeno López, que ha conseguido mantener una excelente técnica durante las tres décadas transcurridas entre 1990 y 2021. 


Asimismo, desde principios de los años noventa el estilo de Rafael Centeno López a la hora de practicar artes marciales se hace más ecléctico, y al kung-fu y kárate que constituyeron la base de sus entrenamientos durante su época de esplendor entre la década de los setenta y primera mitad de los ochenta, añade ahora ulteriores aspectos del zen y del hapkido, arte marcial coreano de defensa personal como camino de unión con la energía universal. 


Es decir, el arte marcial de Rafael Centeno López, a diferencia de su etapa previa entre los 12 y los 25 años, donde destacó por su impresionante fuerza física, agilidad y explosividad de movimientos con brazos y piernas, 


se hace ahora más híbrido, con una fusión física y energética donde la potencia por sí misma no es el requisito más importante, sino que los factores decisivos son el movimiento del propio cuerpo, 


las técnicas Kiai de respiración baja y profunda (quintaesencia del kárate),  


la flexibilidad, 


la sensibilidad 


y la velocidad al realizar las diversas técnicas. 


Elementos todos ellos que Rafael Centeno López ha potenciado durante treinta años gracias a entrenamientos diarios entre una y dos horas, de mucha menor duración que otrora, 


pero con una gran intensidad, en los que ha introducido además conceptos zen basados en la profunda simbología del bambú en el País del Sol Naciente con respecto a su utilidad para la vida en general, gracias a su flexibilidad firmemente enraizada, la fuerza de lo aparentemente débil, la disponibilidad permanente para la acción a través de entrenamiento y práctica, 

la capacidad de reponerse ante la adversidad, la apertura al conocimiento y sabiduría tanto de la naturaleza como de las personas cuyas ideas son distintas a los conceptos preconcebidos por uno, 


el crecimiento contínuo Kaizen mediante esfuerzo sostenido, la unidad a través de la simplicidad, etc. 


Desde mediados de los años ochenta hasta la primera década del siglo XXI, Rafael Centeno López trabajó en muchas cosas distintas : como albañil integrado en los equipos de Antonio Sastre Candelario, Manuel Zoilo y José Antonio Caler, como vigilante de seguridad y en excavaciones arqueológicas. 

Aunque estuvo a punto de lograrlo, no pudo dedicarse profesionalmente a las artes marciales en el ámbito de la competición, algo que siempre fue su mayor deseo, como consecuencia de las circunstancias anteriormente descritas. 

Pero no se arrepiente en absoluto de la decisión que tomó en 1986, pese a que su vida ha sido en gran medida dura y de lucha constante. 

Nunca se ha rendido, a pesar de que en 2013 la crisis económica le afectó directamente, quedó desempleado, y a partir de 2017, ha tenido que encargarse en gran medida del cuidado de su padre Rafael Centeno Cobos, que tiene que usar una silla de ruedas desde entonces para poder moverse. 

Pero ante todo y para todo, Rafael Centeno López se siente muy orgulloso de la gran cohesión que siempre ha caracterizado a su familia, de sus padres, hermanas, de sus dos hijos, y recientemente experimentó una gran alegría con el nacimiento a mediados de 2021 de su nieto Ares, primogénito de su hijo Adán, que le ha dado nuevos bríos para afrontar la vida con el mayor optimismo posible. 


Sea como fuere, Rafael Centeno López, un hombre de fuerte carácter pero humilde, muy noble y para el que la palabra siempre tuvo mucho valor, desea transmitir un mensaje de aliento a todos los jóvenes que sientan una gran pasión por las artes marciales, para que las desarrollen todo lo que puedan, pongan en valor la constancia, y si en algún momento deciden su paso al profesionalismo, luchen con todas sus fuerzas para realizar sus metas en el ámbito del kung-fu, kárate, taekwondo, MMA, shorinji kempo, mugendo, etc. 

Hoy en día, a sus 60 años de edad, Rafael Centeno López sigue practicando lo que más ama después de su familia y cree que sus vivencias podrían quizá ser útiles para generar 


el amanecer de carreras profesionales en jóvenes entusiastas españoles de las artes marciales, que tendrán además en ellas faros espirituales y vitales durante toda su existencia.