Texto y Fotos : José Manuel Serrano Esparza
Es decir, el sublime y atemporal diseño de la Bücker 133 Jungmeister tiene una antigüedad de nada menos que 87 años, durante los cuales además de José Luis Aresti, otros también extraordinarios pilotos como Álex Papana, Constantin Cantacuzeno, Fred Nicole y " Bevo " Howard asombraron a miles y miles de espectadores por todo el orbe con sus increíbles acrobacias aéreas repletas de virtuosismo y riesgo.
Y como no podía ser de otro modo, la exhibición acrobática de la Bücker 133 Jungmeister EC-ALP de la Fundación Infante de Orleans fue la sensación del día, generando una inefable ola de entusiasmo entre el numerosísimo público asistente (no sólo de Madrid capital y alrededores, sino también de otras provincias de España, incluyendo varios autobuses fletados para la ocasión) que llenó el recinto del Aeródromo de Cuatro Vientos.
Ni que decir tiene que la Bücker Jungmeister es una de las aeronaves más bellas jamás fabricadas, con un diseño y contornos repletos de elegancia y clase, que tienen su colofón en el precioso y muy distintivo carenado con protuberancias que cubre el motor.
Mecánica en estado puro.
Y ha sido también el avión favorito de prestigiosos pilotos y coleccionistas de aviones clásicos de talla internacional como Richard Allen Seeley, Francis Donaldson y muchos otros, así como del piloto acrobático norteamericano David Martin, que la ha utilizado con frecuencia desde 2010 en el show aéreo EEA AirVenture de Oshkosh (Wisconsin).
Un día pues fantástico para el numerosísimo público asistente, que disfrutó a raudales la fascinante exhibición acrobática de este auténtico icono de la historia de la aviación.
Pero el factor clave para poder ver en vuelo a esta aeronave de ensueño casi noventa años después de su diseño en 1935, ha sido, es, y seguirá siendo la encomiable labor de los hombres y mujeres de la Fundación Infante de Orleans, que desde su génesis en 1989, hace ya treinta y tres años, vienen haciendo un ímprobo esfuerzo por restaurar estos maravillosos aviones con motor radial a pistón, dejándolos como nuevos, prácticamente idénticos a los originales de época, en impecable estado de conservación y funcionamiento, haciéndolos volar cada primer domingo de mes.
Felipe Aresti, hijo de José Luis Aresti y piloto habitual de la Bücker 133 Jungmeister EC-ALP de la Fundación Infante de Orleans. Es piloto de Iberia desde Junio de 1986.
Son pilotos y mecánicos profesionales de aviación de primerísimo nivel, con mucha carretera corrida, con un enorme nivel de amor y pasión por lo que hacen ( Carlos Valle, Manuel Valle, Pedro Valle, Jaime Ruiz Larrea, Juan Crespo, Luis Cabré, Ramón Ortega, Leto Martín, Augusto Núñez, Jorge Ester, José M. Palenzuela, Pablo Peraita, Quique Bueno, Fernando Adrados, Javier Aranduy, Francisco Gil, Santiago Blanco, Fernando Iglesias, Felipe Aresti, Álvaro Oviedo, y muchos otros), que sacan horas de donde no las hay, luchando a brazo partido para preservar el inmenso legado de la aviación clásica española, repleta de gestas diacrónicas y de la que son correa de transmisión desde el punto de vista de la continuidad.
Sin olvidar a extraordinarios pilotos de la Fundación Infante de Orleans como Enrique Fernández-Coppel, Fernando Iglesia " Manix ", Ladislao Tejedor Romero, Avelino González, Florencio García Agudín (gran instructor de vuelo a vela) y otros, que ya no están pero dejaron su singular impronta en la FIO.
Hay además grandes expertos en historia de la aviación como Javier Permanyer y Darío Pozo Hernández (coordinador del equipo de voluntarios de la FIO los días en que se realizan exhibiciones aéreas, así como organizador de las conferencias sobre Historia de la Aviación), que domingo tras domingo, han hecho las delicias del numeroso público asistente, explicando con detalle y de modo que todo el mundo pueda entenderlo, las principales características de cada avión clásico en la exhibición estática que tiene lugar durante las dos horas previas a la demostración de vuelo que se inicia a las 13:00 h.
Una faceta en la que también han sido importantes otros eruditos en historia de la aviación como Felipe E. Ezquerro, José María Valles Alamino, Enrique Fernández-Coppel, Cecilio Yusta Viñas, Carlos Lázaro Ávila, Jaime Velarde, Canario Azaola, José Sánchez Méndez, Antonio Utrilla, Carlos Bravo Domínguez, Juan Antonio García Ruiz, Javier Aranduy, Luis Moya Pimentel, José Miguel Sales Lluch, Juan Carlos Salgado Rodríguez, Antonio Salmerón, Calixto Albertos de León, Santiago Tena Paz, etc, que han realizado excelentes artículos sobre aparatos de la FIO.
Asimismo, cabe destacar también la labor de Miguel Ángel Gómez Sáenz de Ormijana (Asistente de Fundraising y Comunicación de la Fundación Infante de Orleans y Responsable de Operaciones Tierra durante las exhibiciones de la FIO) y de los fotógrafos Paco Rivas, Shery Salchian, Ismael Abeytua, Javier Guerrero, Guillermo Blume, Ismael Jordá y otros, cuyas soberbias imágenes de los aviones de la Fundación Infante de Orleans que han captado desde hace muchos años han sido trascendentales para divulgar la esencia de la organización y el enorme carisma e inefable belleza de sus aviones.
Mecánicos de la FIO moviendo la Bücker 133 Jungmeister EC-ALP de José Luis Aresti, auténtica Joya de la Corona en la Historia de la Acrobacia Aérea Mundial.
Porque todo ésto no se hace por dinero, sino por el inquebrantable amor a las aeronaves clásicas que rezuman estos profesionales, muchos de los cuales tuvieron que dedicar miles de horas de su vida desde mediados de los años ochenta para generar el sueño hecho realidad con treinta y tres años de andadura que es hoy en día la FIO.
Siempre con un objetivo común : que los aviones sean los protagonistas del enorme esfuerzo colectivo que la FIO canaliza, y como única recompensa percibir la actitud enormemente positiva con la que los visitantes asisten a las demostraciones y les expresan su cálida gratitud, conocedores de la abnegada labor del equipo humano que mantiene vivos a tan venerables aviones.
Una travesía que siempre tuvo innumerables obstáculos, tanto económicos como de otros ámbitos.
Pero los pilotos y mecánicos de la FIO nunca se rindieron, y con mucho tesón e ilusión, consiguieron sacar adelante la Fundación Infante de Orleans, que hoy por hoy figura por méritos propios entre las más importantes del mundo junto con la Shuttleworth Collection de Inglaterra, The Collings Foundation de Estados Unidos y otras, algo que puede calificarse sin ambages como heroico, ya que la colección de aviones históricos en vuelo de la Fundación Infante de Orleans está formada por nada menos que 43 aparatos fabricados entre 1925 y 1955 (muchos de los cuales tuvieron que ser adquiridos en el extranjero a través de contactos, incluyendo siete aviones que pudieron obtenerse en el Reino Unido con la ayuda de Robin D.W. Norton, mientras que el Consolidated Fleet de 1928 y el Focke-Wulf 44 Stieglitz de 1940 fueron comprados en Argentina) y siempre han tenido que hacer las cosas con muchos menos medios económicos que otros países como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc, habiendo sido también fundamental durante estas más de tres décadas de existencia la aportación económica de los miles de socios y entidades parocinadoras.
Todos ellos aportan su esfuerzo y cariño personal por estos maravillosos aviones clásicos para mantener viva y en vuelo la Historia de la Aeronáutica Española, con un anhelo común: que este sueño hecho realidad siga siendo posible durante muchos años más.
Por otra parte, hay que destacar también la absolutamente trascendental labor del Centro de Restauración y Mantenimiento de la Fundación Infante de Orleans, cuya misión es la restauración, puesta a punto y conservación en vuelo de los aparatos que constituyen la colección de la FIO, algo de enorme dificultad y que significa un reto permanente para los miembros del CRM, porque cada aeronave es distinta, pertenece a una época diferente, con frecuencia incorpora una tecnología también diferente y está fabricada con una amplia gama de materiales diversos.
Y la plantilla del CRM de la Fundación Infante de Orleans está formada por especialistas con gran conocimiento y experiencia, ingenieros y mecánicos voluntarios dedicados a realizar restauraciones que precisan mucho tiempo e ímprobo esfuerzo, siendo conocedores tanto de las tecnologías más modernas como de técnicas artesanales como el entelado y los trabajos en madera, por lo cual se tuvo que revivir antiguas profesiones y oficios que habían dejado de existir, además de utilizar planos originales y manuales de vuelo de época (algo especialmente difícil de conseguir con los aviones ingleses anteriores a la Segunda Guerra Mundial, de tal modo que a veces ha sido incluso necesario recopilar toda la información técnica posible para elaborar nuevos manuales de vuelo). Una dinámica representada por profesionales como Javier López, Jefe de Mantenimiento de la Fundación Infante de Orleans, que lleva 32 años trabajando en la FIO.
Porque detrás del vuelo de cada uno de los aviones de la Fundación Infante de Orleans hay muchísimo trabajo previo de taller, a veces incluso años de dedicación intensiva a un modelo concreto.
Y cada avión tiene que pasar por el taller una vez al año como mínimo, que es la revisión periódica, complementada por la revisión general en la que se desmonta cada avión completamente, se separan todas las piezas, se extraen motores y hélices, se sacan las alas, se quita la cola, se baja el tren de aterrizaje, panales de instrumentos, se sanean corrosiones, se buscan fisuras, etc.
Todo ello con una metodología de mantenimiento que un taller normal no puede ofrecer, preservando el mayor rigor histórico posible y cuidando siempre al máximo la autenticidad de cada reconstrucción.
Hasta tal punto llega su pericia, que a veces son capaces incluso de reconstruir ellos mismos las piezas con tornos y distintas herramientas, así como de realizar todo tipo de reparaciones en estas aeronaves clásicas.
Y por supuesto, mención especial merece la figura de Carlos Valle, Presidente de la Fundación Infante de Orleans, que diseñó mentalmente la organización ya en 1984 y el hombre que ha estado al timón durante los últimos 25 años, siempre en primera línea de fuego, dándolo todo, encajando los muchos sinsabores con gran coraje, enfrentándose con decisión, experiencia y criterio a las muchísimas dificultades de toda índole que la FIO ha tenido desde su fundación en 1989, y que se tradujeron en la práctica en una lucha por la supervivencia de la Fundación Infante de Orleans año tras año.
Grandísimo piloto de élite veterano (fue integrante del Equipo Español de Vuelo Acrobático entre 1982 y 1987 con Fernando Adrados, José Luis Balcells, Luis Cabré, Ciro Ucelay, Antonio Alfaro y Ramón Alonso), Carlos Valle siempre ha vivido por y para la aviación, imbuido además de un admirable altruismo que siempre le hizo tratar de evitar riesgos a otros pilotos compañeros, probando él primero los aviones que llegaban a la FIO, e incluso trajo hace años desde Inglaterra, volando sobre el Canal de la Mancha, con escasos instrumentos de navegación aérea, los aparatos Miles Falcon, British Eagle y Dragon Rapide que forman parte de la colección de la Fundación Infante de Orleans.
Son famosos los ases de la aviación como el Barón Rojo Manfred von Richthofen, Eddie Rickenbaker, René Fonck, Joaquín García Morato, José María Bravo, Edward Mannock, Erich Hartmann, Adolf Galland, Walter Nowotny, Gerhard Barkhorn, Hiroyoshi Nishizawa, Minoru Genda, Tetsuzo Iwamoto, Saburo Sakai, Ivan Kozhedub, Constantin Cantacuzano, Richard Bong y muchos otros.
Pero probablemente muy pocos pilotos en la Historia de la Aviación hayan tenido la increíble polivalencia y versatilidad de Carlos Valle volando a gran nivel todo tipo de aeronaves, tanto las más fáciles y cómodas como las más difíciles e incómodas, cada una de ellas con distinta tecnología y prestaciones.
Nadie como él sabe los enormes sacrificios que han sido necesarios para mantener viva la Fundación Infante de Orleans durante sus treinta y tres años de singladura.
Y en este sentido, la maravillosa exhibición acrobática de la Bücker 133 Jungmeister en el Aeródromo de Cuatro Vientos, con una impresionante asistencia de público, muchos de ellos jóvenes y niños que gozaron de lo lindo, viene a corroborar ese ideal, fortalecido todavía más con los Talleres STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics, orientados a chicos y chicas entre 12 y 14 años, patrocinados por Boeing y organizados por la Fundación Infante de Orleans dentro de su museo) y el Taller Infantil FIO para niños y niñas entre 6 y 12 años (en dos turnos, a las 11:00 h y 12:00 h, con un máximo de 12 niños en cada uno, en los que la misión fundamental es acercarles la cultura aeronáutica de una manera amena y divertida, mediante una amplia variedad de actividades), que cada vez tienen más participantes.
Keep Them Flying !