domingo, 6 de febrero de 2022

INOLVIDABLE EXHIBICIÓN DE VUELO ACROBÁTICO DE LA BÜCKER 133 JUNGMEISTER DE LA FUNDACIÓN INFANTE DE ORLEANS EN EL AERÓDROMO DE CUATRO VIENTOS (MADRID)

Texto y Fotos : José Manuel Serrano Esparza 


6 de Febrero de 2022. Aeródromo de Cuatro Vientos. Una enorme cantidad de público aguarda impaciente el plato fuerte del día de hoy : la anunciada exhibición aérea de la mítica Bücker 133 Jungmeister de la Fundación Infante de Orleans de Aviones Históricos en Vuelo, una ocasión ciertamente única de ver volar en directo a esta auténtica joya de la Historia de la Aviación e icono diacrónico por antonomasia de los aparatos especializados en acrobacia aérea. 


Por si todo ello fuera poco, se trata además de la famosa Bücker 133 Jungmeister EC-ALP con la que el piloto español José Luis Aresti (creador en 1964 del Diccionario Aerocriptográfico Aresti, adoptado por la FAI y que sigue siendo utilizado en todas las competiciones acrobáticas, Diploma Paul Tissandier en 1955, Medalla de Oro al Mérito Deportivo en 1964, Medalla de Oro del Aire de la FAI en 1969 y Hall of Fame del Museo Aeronáutico de Oshkosh, Wisconsin) realizó formidables exhibiciones aéreas por todo el mundo y fue también director y entrenador del equipo español que ganó el Subcampeonato del Mundo por Equipos y el Individual (Tomás Castaño) en el III Campeonato Mundial de Acrobacia Aérea que se disputó en Bilbao en 1964. Un aparato que ya en pleno siglo XXI es pilotado por Felipe Aresti, Comandante de Iberia e hijo de José Luis Aresti. 

Es asimismo un evento de primerísimo nivel para cualquier entusiasta de la fotografía de aviones que desee captar imágenes de esta muy especial y bellísima aeronave que escribió con letras de oro algunas de las páginas más gloriosas de la acrobacia aérea mundial, por lo que son muchísimas las personas que han acudido al aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) con cámaras fotográficas digitales y objetivos de distintas marcas, para tener un bello recuerdo de esta inolvidable jornada, 


en la que hay además una gran cantidad de niños, ansiosos por ver volar la bellísima Bücker 133 Jungmeister, porque uno de los más importantes objetivos de la Fundación Infante de Orleans es que también las nuevas generaciones tengan acceso al conocimiento del vasto acervo cultural de la Historia de la Aviación Española, encarnado entre otros muchos (la colección de la FIO tiene cuarenta y tres aviones clásicos históricos) por este legendario biplano monoplaza cuyo primer prototipo con motor lineal Hirth de 140 C.V voló por primera vez en Alemania el 21 de Agosto de 1935. 

Es decir, el sublime y atemporal diseño de la Bücker 133 Jungmeister tiene una antigüedad de nada menos que 87 años, durante los cuales además de José Luis Aresti, otros también extraordinarios pilotos como Álex Papana, Constantin Cantacuzeno, Fred Nicole y " Bevo " Howard asombraron a miles y miles de espectadores por todo el orbe con sus increíbles acrobacias aéreas repletas de virtuosismo y riesgo.  

Y como no podía ser de otro modo, la exhibición acrobática de la Bücker 133 Jungmeister EC-ALP de la Fundación Infante de Orleans fue la sensación del día, generando una inefable ola de entusiasmo entre el numerosísimo público asistente (no sólo de Madrid capital y alrededores, sino también de otras provincias de España, incluyendo varios autobuses fletados para la ocasión) que llenó el recinto del Aeródromo de Cuatro Vientos. 


Bücker 133 Jungmeister EC-ALP en pleno vuelo al comienzo de su exhibición acrobática. Fue adquirida por la Fundación Infante de Orleans a principios de los años noventa, y está en perfecto estado de funcionamiento desde el 30 de noviembre de 1992 en que realizó con éxito su primera prueba de vuelo tras una minuciosa restauración previa de dos años y medio en los talleres de la FIO, instalándole un motor Siemens Sh.14A de 160 C.V,  


que le permite desarrollar en el aire todo tipo de figuras acrobáticas del más clásico estilo y que generan una gran intensidad emocional y admiración en el público asistente, embelesado con su majestuoso vuelo.


Porque pese a tratarse de un avión biplano cuyo diseño, obra de Carl Bücker en 1935, se aproxima a los noventa años de antigüedad, por increíble que pueda parecer y aunque sus capacidades y tecnología están lejos lógicamente de las prestaciones de aviones acrobáticos monoplanos de referencia en estos momentos (muchísimo más modernos y con tecnología de vanguardia en el ámbito de las plantas motrices radiales a pistón y materiales muy sofisticados como la fibra de carbono, materiales compuestos, células híbridas que combinan fuselajes tubulares de acero recubiertos de fibra y tela con alas y cola en fibra de carbono en los modelos más avanzados, etc) como el Sukhoi Su-31 con motor radial de 9 cilindros Vedeneyev M14 PF de 400 C.V, el Extra 330LX con motor radial de 6 cilindros Lycoming AEIO-580-B1A de 315 C.V, el Zivko Edge 540 con motor Textron-Lycoming AEIO-540-EXP de 6 cilindros y 310 C.V, la CAP 232 con motor Lycoming AEIO-540-L1 B5D de 6 cilindros y 300 C.V y otros, la Bücker 133 Jungmeister sigue siendo una soberbia aeronave para la acrobacia aérea, con notable robustez estructural y capaz de realizar una amplísima gama de maniobras y piruetas realzadas por su incomparable belleza, que en la aeronave con el logotipo José Luis Aresti de la Fundación Infante de Orleans alcanza cotas excelsas gracias a su muy atractivo color plateado. 


La maniobrabilidad de la Bücker 133 Jungmeister es impresionante, incluso analizándola con modernos standards, merced a la muy bien pensada sinergia entre su envergadura de 6,60 m, su longitud de 5,90 m, su peso de 580 kg y el empuje de su motor radial a pistón de 7 cilindros y refrigerado por aire Siemens Sh.14A de 160 C.V. 


La agilidad de este avión biplano monoplaza con cabina abierta, superficie alar de 12 m2, velocidad máxima de 230 km/h, velocidad mínima de 80 km/h, autonomía de vuelo de 500 km y techo operativo de 4.500 m, es todavía a día de hoy ciertamente espectacular, potenciada por su sistema doble de alerones, su pequeño tamaño, peso muy ligero y amplias superficies de mando, con alerones en los dos planos en simbiosis con considerable dirección y profundidad. 


La Bücker 133 Jungmeister está construida con tubo de acero recubierto de tela en fuselaje y cola, mientras que las alas está realizadas con madera y tela, siendo también elementos metálicos el depósito de combustible, el depósito de aceite y el carenado del motor. 


Es de dimensiones más compactas y reducidas que su predecesor biplaza Bücker 131 Jungmann, pero con una maniobrabilidad y potencia muy superior, por lo que sus sobresalientes cualidades acrobáticas en simbiosis con su manejabilidad y sensibilidad a los mandos, le convirtieron en el mejor avión de entrenamiento avanzado de su época. 


Entre 1935 y los años sesenta, la Bücker Jungmeister fue el avión acrobático por excelencia a nivel internacional y es probablemente la aeronave que más representa el concepto de regreso al pasado con un museo volante inherente a la Fundación Infante de Orleans, habiendo permanecido en servicio en la Aviación Española durante más de 50 años. 

Ni que decir tiene que la Bücker Jungmeister es una de las aeronaves más bellas jamás fabricadas, con un diseño y contornos repletos de elegancia y clase, que tienen su colofón en el precioso y muy distintivo carenado con protuberancias que cubre el motor. 

Mecánica en estado puro.  

Y ha sido también el avión favorito de prestigiosos pilotos y coleccionistas de aviones clásicos de talla internacional como Richard Allen Seeley, Francis Donaldson y muchos otros, así como del piloto acrobático norteamericano David Martin, que la ha utilizado con frecuencia desde 2010 en el show aéreo EEA AirVenture de Oshkosh (Wisconsin). 

Un día pues fantástico para el numerosísimo público asistente, que disfrutó a raudales la fascinante exhibición acrobática de este auténtico icono de la historia de la aviación. 

Pero el factor clave para poder ver en vuelo a esta aeronave de ensueño casi noventa años después de su diseño en 1935, ha sido, es, y seguirá siendo la encomiable labor de los hombres y mujeres de la Fundación Infante de Orleans, que desde su génesis en 1989, hace ya treinta y tres años, vienen haciendo un ímprobo esfuerzo por restaurar estos maravillosos aviones con motor radial a pistón, dejándolos como nuevos, prácticamente idénticos a los originales de época, en impecable estado de conservación y funcionamiento, haciéndolos volar cada primer domingo de mes. 

Felipe Aresti, hijo de José Luis Aresti y piloto habitual de la Bücker 133 Jungmeister EC-ALP de la Fundación Infante de Orleans. Es piloto de Iberia desde Junio de 1986. 

Son pilotos y mecánicos profesionales de aviación de primerísimo nivel, con mucha carretera corrida, con un enorme nivel de amor y pasión por lo que hacen Carlos Valle, Manuel Valle, Pedro Valle, Jaime Ruiz Larrea, Juan Crespo, Luis Cabré, Ramón Ortega, Leto Martín, Augusto Núñez, Jorge Ester, José M. Palenzuela, Pablo Peraita, Quique Bueno, Fernando Adrados, Javier Aranduy, Francisco Gil, Santiago Blanco, Fernando Iglesias, Felipe Aresti, Álvaro Oviedo, y muchos otros)que sacan horas de donde no las hay, luchando a brazo partido para preservar el inmenso legado de la aviación clásica española, repleta de gestas diacrónicas y de la que son correa de transmisión desde el punto de vista de la continuidad. 

Sin olvidar a extraordinarios pilotos de la Fundación Infante de Orleans como Enrique Fernández-Coppel, Fernando Iglesia " Manix ",  Ladislao Tejedor Romero, Avelino González, Florencio García Agudín (gran instructor de vuelo a vela) y otros, que ya no están pero dejaron su singular impronta en la FIO. 

Hay además grandes expertos en historia de la aviación como Javier Permanyer y Darío Pozo Hernández (coordinador del equipo de voluntarios de la FIO los días en que se realizan exhibiciones aéreas, así como organizador de las conferencias sobre Historia de la Aviación), que domingo tras domingo, han hecho las delicias del numeroso público asistente, explicando con detalle y de modo que todo el mundo pueda entenderlo, las principales características de cada avión clásico en la exhibición estática que tiene lugar durante las dos horas previas a la demostración de vuelo que se inicia a las 13:00 h. 

Una faceta en la que también han sido importantes otros eruditos en historia de la aviación como Felipe E. Ezquerro, José María Valles Alamino, Enrique Fernández-Coppel, Cecilio Yusta Viñas, Carlos Lázaro Ávila, Jaime Velarde, Canario Azaola, José Sánchez Méndez, Antonio Utrilla, Carlos Bravo Domínguez, Juan Antonio García Ruiz, Javier Aranduy, Luis Moya Pimentel, José Miguel Sales Lluch, Juan Carlos Salgado Rodríguez, Antonio Salmerón, Calixto Albertos de León, Santiago Tena Paz, etc, que han realizado excelentes artículos sobre aparatos de la FIO. 

Asimismo, cabe destacar también la labor de Miguel Ángel Gómez Sáenz de Ormijana (Asistente de Fundraising y Comunicación de la Fundación Infante de Orleans y Responsable de Operaciones Tierra durante las exhibiciones de la FIO) y de los fotógrafos Paco Rivas, Shery Salchian, Ismael Abeytua, Javier Guerrero, Guillermo Blume, Ismael Jordá y otros, cuyas soberbias imágenes de los aviones de la Fundación Infante de Orleans que han captado desde hace muchos años han sido trascendentales para divulgar la esencia de la organización y el enorme carisma e inefable belleza de sus aviones. 

Mecánicos de la FIO moviendo la Bücker 133 Jungmeister EC-ALP de José Luis Aresti, auténtica Joya de la Corona en la Historia de la Acrobacia Aérea Mundial. 

Porque todo ésto no se hace por dinero, sino por el inquebrantable amor a las aeronaves clásicas que rezuman estos profesionales, muchos de los cuales tuvieron que dedicar miles de horas de su vida desde mediados de los años ochenta para generar el sueño hecho realidad con treinta y tres años de andadura que es hoy en día la FIO. 

Siempre con un objetivo común : que los aviones sean los protagonistas del enorme esfuerzo colectivo que la FIO canaliza, y como única recompensa percibir la actitud enormemente positiva con la que los visitantes asisten a las demostraciones y les expresan su cálida gratitud, conocedores de la abnegada labor del equipo humano que mantiene vivos a tan venerables aviones.  

Una travesía que siempre tuvo innumerables obstáculos, tanto económicos como de otros ámbitos.

Pero los pilotos y mecánicos de la FIO nunca se rindieron, y con mucho tesón e ilusión, consiguieron sacar adelante la Fundación Infante de Orleans, que hoy por hoy figura por méritos propios entre las más importantes del mundo junto con la Shuttleworth Collection de Inglaterra, The Collings Foundation de Estados Unidos y otras, algo que puede calificarse sin ambages como heroico, ya que la colección de aviones históricos en vuelo de la Fundación Infante de Orleans está formada por nada menos que 43 aparatos fabricados entre 1925 y 1955 (muchos de los cuales tuvieron que ser adquiridos en el extranjero a través de contactos, incluyendo siete aviones que pudieron obtenerse en el Reino Unido con la ayuda de Robin D.W. Norton, mientras que el Consolidated Fleet de 1928 y el Focke-Wulf 44 Stieglitz de 1940 fueron comprados en Argentina) y siempre han tenido que hacer las cosas con muchos menos medios económicos que otros países como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, etc, habiendo sido también fundamental durante estas más de tres décadas de existencia la aportación económica de los miles de  socios y entidades parocinadoras. 

Todos ellos aportan su esfuerzo y cariño personal por estos maravillosos aviones clásicos para mantener viva y en vuelo la Historia de la Aeronáutica Española, con un anhelo común: que este sueño hecho realidad siga siendo posible durante muchos años más. 

Por otra parte, hay que destacar también la absolutamente trascendental labor del Centro de Restauración y Mantenimiento de la Fundación Infante de Orleans, cuya misión es la restauración, puesta a punto y conservación en vuelo de los aparatos que constituyen la colección de la FIO, algo de enorme dificultad y que significa un reto permanente para los miembros del CRM, porque cada aeronave es distinta, pertenece a una época diferente, con frecuencia incorpora una tecnología también diferente y está fabricada con una amplia gama de materiales diversos. 

Y la plantilla del CRM de la Fundación Infante de Orleans está formada por especialistas con gran conocimiento y experiencia, ingenieros y mecánicos voluntarios dedicados a realizar restauraciones que precisan mucho tiempo e ímprobo esfuerzo, siendo conocedores tanto de las tecnologías más modernas como de técnicas artesanales como el entelado y los trabajos en madera, por lo cual se tuvo que revivir antiguas profesiones y oficios que habían dejado de existir, además de utilizar planos originales y manuales de vuelo de época (algo especialmente difícil de conseguir con los aviones ingleses anteriores a la Segunda Guerra Mundial, de tal modo que a veces ha sido incluso necesario recopilar toda la información técnica posible para elaborar nuevos manuales de vuelo). Una dinámica representada por profesionales como Javier López, Jefe de Mantenimiento de la Fundación Infante de Orleans, que lleva 32 años trabajando en la FIO. 

Porque detrás del vuelo de cada uno de los aviones de la Fundación Infante de Orleans hay muchísimo trabajo previo de taller, a veces incluso años de dedicación intensiva a un modelo concreto. 

Y cada avión tiene que pasar por el taller una vez al año como mínimo, que es la revisión periódica, complementada por la revisión general en la que se desmonta cada avión completamente, se separan todas las piezas, se extraen motores y hélices, se sacan las alas, se quita la cola, se baja el tren de aterrizaje, panales de instrumentos, se sanean corrosiones, se buscan fisuras, etc. 

Todo ello con una metodología de mantenimiento que un taller normal no puede ofrecer, preservando el mayor rigor histórico posible y cuidando siempre al máximo la autenticidad de cada reconstrucción.  

Hasta tal punto llega su pericia, que a veces son capaces incluso de reconstruir ellos mismos las piezas con tornos y distintas herramientas, así como de realizar todo tipo de reparaciones en estas aeronaves clásicas. 

Y por supuesto, mención especial merece la figura de Carlos Valle, Presidente de la Fundación Infante de Orleans, que diseñó mentalmente la organización ya en 1984 y el hombre que ha estado al timón durante los últimos 25 años, siempre en primera línea de fuego, dándolo todo, encajando los muchos sinsabores con gran coraje, enfrentándose con decisión, experiencia y criterio a las muchísimas dificultades de toda índole que la FIO ha tenido desde su fundación en 1989, y que se tradujeron en la práctica en una lucha por la supervivencia de la Fundación Infante de Orleans año tras año. 

Grandísimo piloto de élite veterano (fue integrante del Equipo Español de Vuelo Acrobático entre 1982 y 1987 con Fernando Adrados, José Luis Balcells, Luis Cabré, Ciro Ucelay,  Antonio Alfaro y Ramón Alonso), Carlos Valle siempre ha vivido por y para la aviación, imbuido además de un admirable altruismo que siempre le hizo tratar de evitar riesgos a otros pilotos compañeros, probando él primero los aviones que llegaban a la FIO, e incluso trajo hace años desde Inglaterra, volando sobre el Canal de la Mancha, con escasos instrumentos de navegación aérea, los aparatos Miles Falcon, British Eagle y Dragon Rapide que forman parte de la colección de la Fundación Infante de Orleans. 

Son famosos los ases de la aviación como el Barón Rojo Manfred von Richthofen, Eddie Rickenbaker, René Fonck, Joaquín García Morato, José María Bravo, Edward Mannock, Erich Hartmann, Adolf Galland, Walter Nowotny, Gerhard Barkhorn, Hiroyoshi Nishizawa, Minoru Genda, Tetsuzo Iwamoto, Saburo Sakai, Ivan Kozhedub, Constantin Cantacuzano, Richard Bong y muchos otros.

Pero probablemente muy pocos pilotos en la Historia de la Aviación hayan tenido la increíble polivalencia y versatilidad de Carlos Valle volando a gran nivel todo tipo de aeronaves, tanto las más fáciles y cómodas como las más difíciles e incómodas, cada una de ellas con distinta tecnología y prestaciones.  

Carlos Valle, alma diacrónica de la Fundación Infante de Orleans, que posee el Diploma de Honor otorgado por la Federación Aeronáutica Internacional, ha preconizado desde los albores de la organización la fusión de humanismo y tecnología para conseguir que los jóvenes se interesen por la aviación española.

Nadie como él sabe los enormes sacrificios que han sido necesarios para mantener viva la Fundación Infante de Orleans durante sus treinta y tres años de singladura. 

Y en este sentido, la maravillosa exhibición acrobática de la Bücker 133 Jungmeister en el Aeródromo de Cuatro Vientos, con una impresionante asistencia de público, muchos de ellos jóvenes y niños que gozaron de lo lindo, viene a corroborar ese ideal, fortalecido todavía más con los Talleres STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics, orientados a chicos y chicas entre 12 y 14 años, patrocinados por Boeing y organizados por la Fundación Infante de Orleans dentro de su museo) y el Taller Infantil FIO para niños y niñas entre 6 y 12 años (en dos turnos, a las 11:00 h y 12:00 h, con un máximo de 12 niños en cada uno, en los que la misión fundamental es acercarles la cultura aeronáutica de una manera amena y divertida, mediante una amplia variedad de actividades), que cada vez tienen más participantes. 

Keep Them Flying !