fue hecha por Robert Capa el 5 de Septiembre de 1936 junto a la zona derecha de la fachada de la antigua casa inglesa adyacente a la calle San Rafael del pueblo de Cerro Muriano, en su zona sur, justo antes de llegar al Bar Restaurante Los Pinares, y era una de las viviendas que formó parte del Hospital Inglés (conocido por los lugareños como el Barrio del Botiquín) durante la época de esplendor de la Córdoba Copper Company.
Capa captó la foto durante los momentos previos a la evacuación del pueblo que están a punto de hacer gran parte de los milicianos que se encuentran en él como defensa ante el ataque de tres columnas franquistas bajo el mando global del general Varela.
Pero la población civil también decide iniciar la huida, y algunos habitantes del pueblo van a subir a los camiones (cuya capacidad es limitada), mientras que la mayoría huirán a pie a través de la salida norte de Cerro Muriano, con dirección a la antigua Estación de Tren de Obejo y El Vacar, en durísima marcha de 12 km a pleno sol y una temperatura de 40º C.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
Interior del pueblo de Cerro Muriano. Son aproximadamente las 14:15 h de la tarde del 5 de Septiembre de 1936. Milicianos armados de la CNT y la FAI de Alcoy (Alicante) así como seis habitantes del pueblo (una mujer visible en la parte inferior de la imagen, un chico adolescente con camisa blanca y pañuelo, un niño pequeño con boina y un hombre joven con sombrero de paja típico andaluz, parcialmente tapado por el miliciano alcoyano con manta subido al camión, y dos habitantes más de Cerro Muriano, uno con sombrero en la esquina inferior izquierda de la imagen y otreo con boina en la esquina inferior derecha de la misma) están a punto de huir de Cerro Muriano en el camión visible en la fotografía.
Todos ellos están recibiendo las últimas instrucciones de evacuación por parte de algún jefe republicano (fuera de imagen), pero aunque escuchan sus palabras, están mirando a la zona de combates que se están produciendo en la colina Las Malagueñas, viendo las columnas de humo que se elevan, mientras oyen el ruido de los disparos de fusil, ametralladora, mortero, granadas de mano, artillería, etc, que están intercambiando las tropas republicanas defensoras de dicha cota y dos de las tres columnas franquistas atacantes : la central (al mando del comandante Álvarez Rementería) que está atacando la cota Las Malagueñas a través de su vertiente sur y los tabors de regulares marroquís de Sáenz de Buruaga que han intentado tomar por asalto dicha colina intentando subir por su vertiente norte a partir de aproximadamente las 13:h del mediodía de este 5 de septiembre de 1936, momento en que de modo inesperado los alcoyanos se han lanzado en tromba sobre ellos, frenando su avance y poniendo en peligro toda la operación de ataque del general Varela.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
Todo el mundo quiere subir a los camiones cuanto antes, porque se teme un ataque en masa con envolvimiento del pueblo por parte de los feroces tabors de regulares marroquís del Ejército de África bajo el mando del coronel Sáenz de Buruaga, integrados dentro de la columna de la derecha franquista atacante, que tiene por misión la captura de la colina Las Malagueñas (donde se encuentra el puesto avanzado de mando republicano en la zona con los comandantes Juan Bernal, Gerardo Armentia, José Balibrea y Aviraneta), alargar la línea de frente y realizar la maniobra envolvente a través de la Finca de Villa Alicia para atacar a través de su vertiente norte a los defensores republicanos de la colina Torreárboles, que están siendo a su vez atacados cuesta arriba a través de su vertiente sur desde aproximadamente las 10:00 h de la mañana por la columna franquista de la izquierda al mando del comandante Sagrado.
Pero el general Varela no tiene ninguna intención de atacar el pueblo de Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936 (será tomado por asalto el día 6, aproximadamente a las diez de la mañana, con un terrible ataque a sangre y fuego realizado por las tropas marroquís a través del Camino de los Pañeros, iniciado a partir del tramo que discurre junto a Piedra Horadada),
porque sabe que la clave para su conquista es la captura de las colinas Las Malagueñas y Torréaboles.El general Varela, militar con enorme experiencia, curtido en mil batallas desde los años veinte en la Guerra de Marruecos y especialista en realizar con éxito misiones de ataque con gran riesgo para sus propias tropas, ha ordenado ( tal y como relata Franz Borkenau en su libro " El Reñidero Español ") bombardear el pueblo con la aviación y que varios artilleros marroquís hagan disparos de cañón en zonas aledañas a la zona sur del mismo para que los soldados republicanos y milicianos de la CNT y Alcoy que defienden Cerro Muriano crean que los tabors de regulares van a atacar el pueblo en cualquier momento.
Franz Borkenau, Hans Namuth y Georg Reisner (que han llegado a Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, a diferencia de Capa y Gerda Taro, que están en el pueblo desde el 3 de septiembre de dicho año), están dentro del pueblo y perciben claramente que los soldados marroquís podrían capturar Cerro Muriano en cualquier momento, pero no lo hacen.
Franz Borkenau comenta ésto en su libro con mucha extrañeza.
Pero el gran periodista suizo poco podía imaginar en esos momentos la realidad de lo que ocurrió.
¿ Por qué el general Varela ordena bombardear Cerro Muriano con la aviación, disparar algunos cañonazos en sus aledaños sur y fingir que va a atacar el pueblo muy pronto, pero en realidad ha dado orden de no realizar tal asalto hasta el 6 de Septiembre por la mañana?
Mapa mostrando las tres columnas del ataque franquista sobre Cerro Muriano el 5 de Septiembre de 1936, diseñado por el general Varela con un enorme nivel de audacia y cuyo éxito dependía totalmente del rápido avance de la columna de la derecha de Sáenz de Buruaga (en la que estaban los feroces tabors de regulares marroquís) hacia la colina Las Malagueñas como objetivo principal y el ulterior alargamiento de la línea de frente a través de la Finca de Villa Alicia para atacar Torreárboles a través de su vertiente norte. Pero el inaudito ataque en tromba de los alcoyanos sobre las tropas marroquís cuando estas intentaron tomar por asalto la colina Las Malagueñas y el cuartel general republicano en la zona, paró durante muchas horas la ofensiva del general Varela.
Ello obedece a que la clave del éxito de su ataque depende totalmente de la velocidad de avance de la columna de la derecha franquista, en la que están desde un punto de vista militar varias de las mejores unidades del Ejército de África : el Tabor de Regulares de Melilla nº 3 bajo las órdenes del comandante López Guerrero (perteneciente al Grupo de Regulares de Melilla nº 2 de Nador de la Cicunscripción Oriental) y los Escuadrones de Regulares de Ceuta nº 3 y Alhucemas (bajo las órdenes del comandante Gerardo Figuerola), todas ellas bajo el mando del coronel Sáenz de Buruaga.
Es vital para los objetivos que se ha fijado el general Varela con su ataque a Cerro Muriano el que esta columna de la derecha con tropas marroquíes avance con la mayor rapidez posible, tomando por asalto la colina Las Malagueñas y alargando la línea de frente a través de la Finca de Villa Alicia.
Pero el inesperado y tremendo ataque de los alcoyanos sobre dichas tropas marroquís hace que estas tengan que frenar su avance y enfrentarse de modo frontal en batalla campal a los milicianos anarquistas de la CNT y la FAI de Alcoy, por lo que toda la columna de la derecha de Sáenz de Buruaga
El inesperado y tremendo ataque de los alcoyanos sobre las tropas marroquís de la columna de la derecha del ataque franquista al mando del coronel Sáenz de Buruaga, cuando éstas intentaban tomar por asalto la colina de Las Malagueñas, impide durante varias horas el avance de dicha columna, cuyos soldados marroquís del Ejército de África se ven obligados a luchar a la defensiva. El general Varela percibe que esta es una situación peligrosísima, porque si tropas republicanas procedentes bien de Cerro Muriano (a 2 km de distancia) o El Vacar (a 12 km de distancia) acuden a la zona, cogerían entre dos fuegos a las mencionadas tropas marroquís, aniquilándolas por completo, por lo que decide ordenar a la aviación que bombardee el pueblo y que varios artilleros marroquís hagan algunos disparos en la zona sur adyacente a Cerro Muriano, para que todo el mundo crea que los marroquís van a intentar tomar por asalto el pueblo en cualquier momento.
corre peligro de ser aniquilada si tropas republicanas procedentes de Cerro Muriano pueblo o el Vacar (donde hay abundantes efectivos republicanos en la zona próxima al castillo) acuden a la zona y percuten perpendicularmente sobre los marroquís que están luchando a muerte con los alcoyanos y no podrían hacer frente a un ataque simultáneo republicano desde otra dirección.
El general Varela se da cuenta de que puede perder la batalla en cualquier momento y decide atacar Cerro Muriano con la aviación para impedir que las tropas republicanas que están dentro de él puedan bajar a la zona sur próxima a las Malagueñas donde luchan alcoyanos y marroquís, y que todo el mundo crea que va a asaltar el pueblo en cualquier momento.
Y ésto provoca el pánico tanto de la población civil como de los milicianos que están dentro del pueblo, iniciando todos la huida con gran rapidez, porque están seguros de que los soldados marroquís van a intentar tomar el pueblo por asalto en cualquier momento.
UNA IMAGEN ATEMPORAL
Photo : Robert Capa / © ICP New YorkEsta fotografía es muy significativa y definitoria de lo que ocurrió realmente en el interior de Cerro Muriano el 5 de Septiembre de 1936, día en que no hubo lucha dentro del pueblo, sino que el frente de combates estuvo en Las Malagueñas, la Finca de Villa Alicia y Torreárboles.
Pero a partir de aproximadamente la una de la tarde, cuando las tropas marroquís intentaron tomar por asalto la colina Las Malagueñas y la mansión del mismo nombre donde estaban los altos mandos republicanos en la zona, y se produjo el violentísimo choque entre los tabors de regulares y los milicianos alcoyanos, la balasera (que se había iniciado aproximadamente a las diez de la mañana con el ataque a la vertiente sur de las Malagueñas por la columna franquista del centro y el ataque a la vertiente sur de Torreárboles por la columna franquista de la izquierda), la balasera alcanzó tales proporciones que tanto los milicianos alcoyanos de la CNT y la FAI que estaban dentro de Cerro Muriano como la población civil empezaron a iniciar la huida de Cerro Muriano a toda prisa, ante el temor de un ataque de las tropas marroquís sobre el pueblo, en el que habían caido ya algunas bombas de aviación, ataque aéreo que se intensificaría a partir de aproximadamente las 14:30 h de la tarde, sin olvidar el estruendo de los obuses de de disparos con piezas de artillería entre ambos bandos en las mencionadas colinas.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
Así pues, todas las personas que aparecen en esta fotografía están viendo la batalla desde aproximadamente unos 2 km de distancia, están escuchando perfectamente los tiros con todo tipo de armas que están siendo disparados en la colina Las Malagueñas y en la colina Torreárboles entre ambos contendientes, y todo el mundo cree que las tropas marroquís atacarán el pueblo en cualquier momento.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
Vemos a cinco milicianos, una mujer, un chico adolescente, un niño pequeño con boina y a un hombre joven ataviado con típico sombrero de paja andaluz.
Con su habitual maestría y sentido de la anticipación, sabiendo ver la foto, Capa nos muestra claramente su rapidísima concepción de la foto a partir del encuadre, que en esta imagen elige en formato vertical, con una composición que enfatiza especialmente al miliciano con manta sobre su hombro izquierdo y boina negra que domina la imagen, se ha subido ya en el camión para ver mejor los combates desde la distancia y también para segurarse un sitio cuanto antes.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
Capa ha apretado el botón liberador de su Leica II (Model D) acoplada a un objetivo Leitz Elmar 50 mm f/3.5 justo en el momento en que este miliciano tiene su pierna izquierda levantada, apoyada sobre el borde metálico superior de la zona trasera del camión y la mano derecha cruzada sobre su muslo izquierdo, lo cual confiere un gran dinamismo a la escena.
El fotógrafo se ha dado cuenta también de que una potente luz solar viene de la izquierda, incidiendo sobre la zona derecha y frontal de la cara de todas las personas que aparecen en imagen, dejando en sombra la zona izquierda de sus rostros, lo cual refuerza todavía más el dramatismo de la escena, destacando en este sentido la zona low key de la zona izquierda de la cara y cuello del miliciano subido en el camíon, así como el área justo debajo de su manta.
Reencuadre selectivo de la mitad inferior de la fotografía en el que se aprecia la espeluznante expresión facial de la mujer de Cerro Muriano que espera a ser evacuada en el camión mientras mira horrorizada en la distancia los combates que están teniendo lugar a unos 2 km de distancia en la zona de la colina de Las Malagueñas. Está viendo columnas de humo que se elevan de los puntos en los que explotan tanto proyectiles de artillería de ambos bandos como bombas de la aviación franquista que están lanzando aviones Breguet XIX y Neuport 52 sobre los defensores republicanos que están en esa zona. El estruendo del fragor de la batalla genera un enorme stress y angustia en todas las personas visibles en esta imagen junto al camión, que perciben con claridad que están muriendo muchos hombres y quieren huir ya lo antes posible de Cerro Muriano porque temen ser atacados en cualquier momento por las feroces tropas marroquís de tabor de regulares del Ejército de África. Capa ha captado también magistralmente la resignación en el rostro del miliciano cuyos hombros y cabeza sobresalen de la zona inferior central de la fotografía, cuya desoladora mirada sintetiza también en gran medida lo que es la guerra. Vemos también detrás de la mujer de Cerro Muriano a otro miliciano anarquista alcoyano que mira también la zona de combate en la distancia mientras la potente luz solar de Andalucía incide sobre la zona derecha y delantera de su cara. Y a su lado, otro miliciano alcoyano más mira también la lucha en la distancia y las columnas de humo de las explosiones, al tiempo que escucha igualmente el ruido de los proyectiles de artillería y disparos de fusil, ametralladora, mortero, etc.
La zona inferior de la imagen está dominada por dos terribles expresiones faciales : la del miliciano con gorro oscuro y borla, que ya ha visto las columnas de humo a lo lejos, lleva rato oyendo los disparos de la batalla, pero ya no mira hacia Las Malagueñas ni Torreárboles, sino que está visiblemente preocupado y pensando para sus adentros en sus camaradas milicianos que están luchando contra las tropas franquistas del Ejército de África, plenamente consciente de que tienen muy pocas posibilidades de supervivencia.
El semblante de este hombre es desolador y refleja las circunstancias límite en las que se ve inmerso un civil, abocado a jugarse la vida en un conflicto bélico, y los sentimientos que ello genera.
Pero el clímax dramático de esta fotografía no termina aquí, sino que alcanza cotas máximas con la expresión facial de la mujer habitante de Cerro Muriano cuya cabeza y hombro izquierdo asoman ligeramente detrás del rostro resignado del mencionado miliciano.
Reencuadre selectivo aún más próximo en el que se aprecia con mayor detalle la expresión facial de pánico de la mujer de Cerro Muriano mientras contempla la batalla que está teniendo lugar a unos 2 km de distancia del lugar junto al camión en el que se encuentra con varios milicianos así como un niño pequeño, un adolescente y un hombre joven con sombrero de paja típoco andaluz que probablemente son familiares suyos. A destacar también el semblante desolador del miliciano más próximo a la cámara, la mirada del miliciano que aparece a la izquierda de la imagen que refleja claramente mucho temor a lo que pueda estar sucediendo en esos momentos a sus compañeros que están luchando contra las tropas marroquís, y especialmente el gesto de horror del miliciano a la derecha de la imagen que se pone la mano en la zona derecha de la frente, plenamente consciente de que están muriendo muchos de sus camaradas.
Esta mujer de unos 50 años de edad está completamente aterrorizada, y al igual que todos los milicianos menos uno, está mirando desde la distancia la batalla que está teniendo lugar cerca del pueblo, a unos 2 km de distancia, las columnas de humo que surgen en las zonas de explosión de bombas de aviación y proyectiles de artillería y está escuchando también el ruido de los miles de disparos de todo calibre.
La expresión facial de esta mujer revela un miedo enorme, no sólo con respecto a su propia seguridad, sino muy especialmente pensando en sus hijos y nietos, que sabe que corren peligro.
Pero desde hace rato, Robert Capa, con su gran sensibilidad e intuición, se ha dado cuenta desde hace ya varios segundos de que hay un factor añadido que no le va a la zaga a la expresión facial absoultamente atemorizada de la mujer de Cerro Muriano que aparece en la zona inferior central de la imagen :
el reencuadre selectivo de la zona superior de la imagen revela que detrás de las personas que protagonizan la acción principal de la escena (tanto las que aparecen en primer plano como las que están ya subidas en el camión porque quieren escapar cuanto antes),
se aprecia una bella ventana con barrotes de hierro repujado ¡ tras la que un joven matrimonio de Cerro Muriano también aterrorizado (visibles en la fotografía justo debajo del fusil Mauser calibre 7 x 57 mm del miliciano subido al camión) están viendo lo que ocurre, sin atreverse a salir !, porque reina el miedo y saben que desde hace rato hay ya muchas personas que quieren subir al camión para huir del pueblo (tanto milicianos como habitantes de Cerro Muriano).
La gran acutancia de película Kodak Nitrate Panchromatic de baja sensibilidad Weston 32, equivalente a ISO 40 que alberga en su interior la Leica II (Model D) conectada a un objetivo Leitz Elmar 50 mm f/3.5 con la que Capa he hecho la foto, permite discernir con claridad el delantal blanco de la mujer, ya que es la hora de la comida, lo cual concuerda plenamente con el relato de Franz Borkenau de que la evacuación en masa de Cerro Muriano se inició a la hora del almuerzo tras intensificarse el ataque de la aviación franquista a partir de aproximadamente las 14:00 h de la tarde de este 5 de septiembre de 1936, bombardeo que se prolongaría hasta alrededor de las 16:00 h.
Igualmente, pese a su grano muy visible, la gran nitidez en cortornos potenciada gracias a las líneas de Mackie entre las zonas de alta y baja densidad creadas durante el revelado con Agfa Rodinal para realzar la acutancia lograda por esta emulsión química de blanco y negro con abundantes haluros de plata ha hecho posible que podamos discernir también la presencia de la cabeza del marido de esta mujer tras la ventana, así como de un miliciano que está junto a ellos y del que es visible una rodilla apoyada en los barrotes y una cartuchera con munición.
CONCLUSIÓN :
Fotografía importantísima, hecha por Capa el 5 de Septiembre de 1936, aproximadamente a las 14:30 horas de la tarde, y que verifica totalmente el relato de Franz Borkenau, que en su libro El Reñidero Español relata como pudo ver en directo el éxodo de los habitantes de Cerro Muriano y de los milicianos alcoyanos que estaban dentro del pueblo, como consecuencia de la intensificación del bombardeo del mismo por parte de la aviación franquista y de los disparos hechos por varios artilleros marroquís en los aledaños de su zona sur.
Franz Borkenau describe también en su libro que se produjeron abundantes momentos de gran stress y nerviosismo, porque todo el mundo, tanto milicianos como población civil de Cerro Muriano quería subier a los camiones y no había sitio para todos, por lo que la mayoría de habitantes del pueblo tuvieron que huir a pie.
5 de Septiembre de 1936. Alrededor de las 15:00 h de la tarde. Miliciano alcoyano mira muy nervioso al fotógrafo en el momento en que este capta un instante de máximo stress, cuando varios habitantes de Cerro Muriano que están dentro de un camión aproximadamente a 500 metros del pueblo, del que han huido a través de su salida norte en dirección a la Antigua Estación de Tren de Obejo y El Vacar, ayudan a subir a un vecino que huía a pie, agarrándole del pantalón y la cintura. © Hans Namuth /Georg Reisner
Todo ésto es también corroborado por las imágenes hechas por Hans Namuth y Georg Reisner en la salida norte de Cerro Muriano, donde se ve a varios camiones y pequeños autobuses parados subiendo a toda la gente que pueden y reflejando también algunos momentos de gran ansiedad.
Imagen del mismo camión captada desde un ángulo más frontal con respecto a él. El miliciano alcoyano que está junto a la cabina del camión, sigue mirando muy nervioso al fotógrafo. Todo el mundo quiere ponerse a salvo lo antes posible, por lo que cualquier malentendido en un contexto como éste puede generar una situación violenta e incluso disparos. La persona que aparece trémula en la mitad superior de la imagen está siendo subida al camión en ese preciso instante, que ha sido captado con gran pericia por Hans Namuth / Georg Reisner, mientras que al fondo a la derecha se aprecia a un hombre de unos 40 años de edad, con un paraguas para protegerse del sol, que estaba huyendo a pie, y está suplicando a las personas que están a bordo del pequeño autobús de correos Santa Pola-Alicante (capturado por los milicianos alcoyanos a finales de Julio de 1936) que le dejen subir para salvar la vida, porque todo el mundo teme que aparezcan en cualquier momento los temidos soldados marroquís del Ejército de África. © Hans Namuth / Georg Reisner
Otra imagen de la huida de Cerro Muriano en la que se aprecia un camión distinto con varios refugiados del pueblo que han conseguido subir a él y huyen del bombardeo de su tierra natal. A su lado puede verse a un habitante de Cerro Muriano de unos 35 años subido sobre un caballo en el que va montado otro hombre. Y de espaldas a la cámara, en la esquina inferior izquierda de la imagen, se aprecia la cabeza de un miliciano a pie sobre la carretera, que está controlando lo que ocurre. La inmensa mayoría de camiones repletos de milicianos alcoyanos y de habitantes de Cerro Muriano eran vehículos de las milicias de Alcoy conducidos por milicianos. © Hans Namuth / Georg Reisner
Extraordinaria imagen en la que el fotógrafo ha utilizado su Leica III conectada a un objetivo Leitz Summar 5 cm f/2 para captar a una madre que llora desconsoladamente mientras avanza a toda velocidad con su bebé en brazos a través de la carretera, que es el Antiguo Camino a la Estación de Tren de Obejo. Esta mujer está huyendo de Cerro Muriano a pie, ha optado por no luchar por subir a ninguno de los autobuses, y le faltan todavía unos 11,5 km por caminar hasta llegar a El Vacar. Mientras, al fondo, se aprecia un pequeño camión que se ha detenido para intentar subir a varios habitantes de Cerro Muriano que también avanzan a pie. Se ve también a un miliciano con la mano izquierda en el bolsillo y el pie derecho apoyado en el camión, que mira fijamente al fotógrafo, en medio de una gran tensión. Por su parte, los hombres y mujeres de Cerro Muriano que están en la parte superior del vehículo miran ansiosos hacia atrás (algo que ocurre en el resto de imágenes hechas por Hans Namuth / Georg Reisner ) intentando asegurarse visualmente de que todas las personas que huyen del pueblo a pie pudean subir a los autobuses para salvar sus vidas cuanto antes. © Hans Namuth / Georg Reisner.
Photo : Robert Capa / © ICP New York
En otro orden de cosas, este fotografía hecha por Capa dentro de Cerro Muriano verifica todavía más algo que venimos explicando desde hace años : Robert Capa y Gerda Taro no llegaron a Cerro Muriano el 5 de Septiembre de 1936 procedentes de Montoro con Hans Namuth, Georg Reisner, Franz Borkenau y Clemente Cimorra.
Robert Capa y Gerda Taro llegaron a Cerro Muriano el 3 de Septiembre de 1936 tal y como demuestran las fotografías que Capa hizo en Torreárboles y Las Malagueñas en unos momentos en que evidentemente no había combates en la zona de Cerro Muriano, tal y como se observa claramente en dichas imágenes.
Además, el propio Clemente Cimorra, en su crónica escrita en Cerro Muriano durante la noche del 6 de septiembre de 1936 y publicada en el diario La Voz de Madrid el 8 de Septiembre de dich año, explica que conoció a Capa y Gerda Taro junto a la Mansión de las Malagueñas (un lujoso palacete que había en la cima de dicha colina) durante la noche del 5 de Septiembre de 1936, cuando Capa se presentó a él como fotógrafo de la revista ilustrada Vu y Gerda Taro como fotógrafa de la también revista ilustrada Regards, cuando las tropas marroquís estaban subiendo por las cañadas en su asalto final sobre la colina Las Malagueñas, ne medio de la batalla, y poco después de ver a Capa y Taro observando los movimientos de un avión franquista que sobrevolaba la zona.
Robert Capa y Gerda Taro estuvieron en Cerro Muriano los días 3, 4 y 5 de Septiembre de 1936, por lo que antes de los combates del 5 de Septiembre de dicho año habían estado durante dos días confraternizando con la población civil del pueblo.
Sólo así puede explicarse la enorme proximidad desde la que Capa hace esta fotografía a los milicianos y habitantes de Cerro Muriano que están a punto de huir del pueblo en el camión que se aprecia en imagen.
Y esta fotografía confirma también un hecho incuestionable : el moderno fotoperiodismo de guerra nació en Cerro Muriano (Córdoba) el 5 de Septiembre de 1936, cuando Robert Capa tuvo su bautismo de fuego, y con sus dos grandiosos reportajes " Arenga en la Finca de Villa Alicia " y " Huida de los Refugiados de Cerro Muriano " se inventó un nuevo estilo mucho más ágil y dinámico de hacer las fotos en este ámbito, además de priorizar la captación de imágenes de la población civil inmersa en una guerra, que es siempre quien más la padece, por lo que tanto para él como para Gerda Taro, plasmar en esos momentos a los habitantes de Cerro Muriano, por los que sentían una gran empatía, era lo más importante de todo y los más tracendentales protagonistas de aquel día.