martes, 6 de agosto de 2013

MOMENTOS DE PREMUERTE ( I I I ): DESCUBIERTA LA AUTORÍA Y UBICACIÓN DE OTRA FOTOGRAFÍA HECHA POR ROBERT CAPA EN LA ZONA DE CERRO MURIANO EL 5 DE SEPTIEMBRE DE 1936

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La gran importancia de Córdoba y Andalucía en la carrera como fotógrafo de guerra de Robert Capa prosigue de manera vertiginosa, más y más cada día.

elrectanguloenlamano.blogspot.com ha descubierto la autoría y ubicación de otra nueva fotografía más realizada por Robert Capa el 5 de Septiembre de 1936 en la Finca de Villa Alicia, aproximadamente 1 km al suroeste del pueblo de Cerro Muriano (Córdoba).



Esta imagen aparece en el libro La Lucha del Pueblo Español por su Libertad, de A. Ramos Oliveira (editado en 1937 por el servicio de publicaciones de la Embajada Española en Londres), sin que se indique el autor de la fotografía ni el lugar en que fue hecha.

Esta fotografía pertenece a la serie realizada por Robert Capa y Gerda Taro en la Finca de Villa Alicia aproximadamente a las 12:30 h del mediodía del 5 de Septiembre de 1936 durante la arenga que dos jefes anarquistas distintos dirigen a abundantes milicianos de la CNT y la FAI procedentes de Alcoy (Alicante), así como a otros muchos combatientes civiles andaluces que se hallan también presentes en este lugar.

Y es la primera que hace Robert Capa a Enrique Vañó Nicomedes, Secretario de la CNT de Alcoy, durante su apasionada alocución intentando dar ánimos a los milicianos antes del combate,  cuando falta alrededor de media hora para que se enfrenten a las tropas franquistas del Ejército de África, procedentes de Córdoba capital, que están a punto de atacarles.

La segunda fotografía que Robert Capa hace a Enrique Vañó Nicomedes pocos segundos  después de ésta, y cuya autoría y ubicación también fue descubierta por elrectanguloenlamano.blogspot.com se explica en:

Momentos de Premuerte ( I I )

Es verdaderamente impresionante el grado de personificación en Capa de lo que el historiador William Manchester denominó instinto esencial para la captación de grandes fotografías, algo que no se puede aprender, se nace con ello, y que radica sobre todo en la posesión de un talento intuitivo para saber con precisión cuando hay que apretar el botón liberador del obturador de la cámara, faceta en la que ha habido otros destacados históricos especialistas como Marc Riboud, Werner Bischof, etc.

En esta imagen Capa ha captado a Enrique Vañó Nicomedes en plena arenga, con la boca abierta y con un fiero gesto en su expresión facial.

Son momentos de enorme intensidad emocional, en los que Capa fotografía con gran maestría y sensibilidad lo que es en realidad la guerra y el crisol de sentimientos paralelos que surcan la mente de los que participan en ella, así como las reacciones fisiológicas dimanantes de su proximidad: el odio y la tensión en su máxima expresión, el miedo a la muerte, el sudor que mana a borbotones, el pulso cardíaco que se acelera, los recuerdos de toda una vida que vienen a la cabeza como una película, el pensamiento en los seres queridos a los que probablemente no se volverá a ver, el desamparo en el que pueden quedar mujer a hijos, etc.

Es una visión desoladora, terrible, especialmente visible en los milicianos ubicados a la derecha de la fotografía:

- El miliciano situado justo debajo de la pierna izquierda de Enrique Vañó Nicomedes (que está subido sobre un gran tonel de madera) se seca la saliva que fluye a granel de sus labios como consecuencia del nerviosismo.

- El miliciano ubicado justo al lado, con camisa blanca y chaqueta oscura, tiene la cara ligeramente hacia arriba, pero no mira a Enrique Vañó Nicomedes, sino que se halla en actitud introspectiva y de gran preocupación, con la boca abierta y apoyado en el tonel con su codo y antebrazo derecho, mientras otro miliciano situado a su izquierda aparece con los brazos cruzados y no mira al jefe anarquista, sino que piensa para sus adentros.

- El miliciano situado entre el que lleva chaqueta oscura y el que aparece con los brazos cruzados, tampoco mira al jefe anarquista, sino que tiene la mirada perdida, con sus ojos orientados ligeramente a la izquierda de Bob, la boca abierta y gesto de notable ansiedad, mientras el combatiente civil ataviado con boina y camisa blanca justo tras él, tiene la cabeza baja y se frota las uñas a consecuencia del stress.

- Por su parte, el miliciano con indumentaria clara ubicado entra la pierna izquierda de Enrique Vañó Nicomedes y el miliciano con chaqueta oscura, se frota el rostro con su mano izquierda producto del enorme stress, la preocupación y para quitarse el sudor.

- Justo tras él, vemos a un jovencísimo miliciano de aproximadamente 14 años de edad, con su cabeza debajo de la zona inferior izquierda de la ventana del pequeño camión que se aprecia al fondo. Este muchacho aparece con el rostro notablemente convulso y presa del nerviosismo, mientras el situado justo a su lado, con barba de varios días, mira con ansiedad al orador.

- Finalmente, otro miliciano muy joven, de unos 16 años de edad, apoya su espalda sobre la zona delantera derecha de la cabina del pequeño camión. Lleva ropa clara y una chaqueta colgada sobre su hombro izquierdo, mientras mira con preocupación al orador, escuchando atentamente sus palabras. Este miliciano adolescente se derrumbará emocionalmente algunos instantes después, momento que será captado por Capa en la segunda fotografía que hace a Enrique Vañó Nicomedes durante su arenga y en la que se observa que este mismo miliciano muy joven ha bajado la cabeza y aparece visiblemente preocupado.

En otro orden de cosas, la fotografía incluye otros dos elementos altamente simbólicos:

a) El miliciano con indumentaria clara más próximo a Capa, que aparece en la mitad inferior izquierda de la imagen (con la parte superior del brazo derecho así como la zona derecha de la cara hacia el fotógrafo), que sujeta con su mano izquierda un cigarrillo (quizá el último que pueda fumar). Este miliciano con bigote y perilla, se derrumbará pocos segundos más tarde y será captado por Capa en profunda introspección, probablemente pensando en su familia y con los ojos cerrados en la segunda fotografía que hace a Enrique Vañó Nicomedes justo después de ésta.

b) El brazo izquierdo (con su mano que se apoya en el tonel) que sale del lado inferior izquierdo de la fotografía y pertenece a un miliciano anarquista de la CNT que viste indumentaria oscura y al que se ve completo de cintura para arriba en la segunda foto que Capa hace a Enrique Vañó Nicomedes durante esta arenga.

La escena es ciertamente desgarradora y muestra un momento muy representativo. Fotoperiodismo de guerra en su más pura esencia.

Capa percibe claramente el contexto ciertamente insólito: milicianos que son ante todo y para todo combatientes civiles procedentes de las más diversas profesiones comunes (albañiles, campesinos, fontaneros, electricistas, trabajadores de imprenta, carpinteros, obreros de la industria textil, zapateros, etc), sin apenas instrucción militar ni pericia en el manejo de las armas, que van a enfrentarse a las tropas franquistas profesionales del Ejército de Africa, con amplísima experiencia en combate de muchos años en guerra colonial en África y que lógicamente manejan mucho mejor las armas, poseen una muy superior moral de combate y capacidad de adaptación a las circunstancias de batalla.

A ello hay que sumar el hecho de que los dos jovencísimos milicianos que aparecen junto al pequeño camión (el de la izquierda de unos 14 años de edad y el de la derecha de unos 16), han venido hasta aquí por decisión propia, no han tenido infancia y muy probablemente llevan desde los 8 ó 9 años trabajando de sol a sol, al igual que el resto de hombres que aparecen en la imagen, a cambio de míseros salarios, con unas condiciones laborales deplorables caracterizadas por el hacinamiento, la falta de higiene, el alto riesgo de accidentes debido a la intencionada falta de inversión en las adecuadas medidas de seguridad por parte de sus jefes para que todo sean beneficios, la ausencia total de ningún tipo de seguro médico, unos altos porcentajes de analfabetismo y la amenaza permanente del despido a la menor protesta.

Capa (que lleva una Leica II Model D con objetivo Leitz Elmar 5 cm f/3.5 y una Leica III con objetivo Leitz Summar 5 cm f/2) y Gerda Taro (que también está presente en Villa Alicia y hace algunas fotos con su Rolleiflex Old Standard de formato medio 6 x 6 cm con objetivo Carl Zeiss Jena 7,5 cm f/3.5) perciben la trascendencia fotoperiodística, histórica y social de lo que está ocurriendo, e inevitablemente, se hacen la pregunta:

¿Qué es lo que induce a personas de la sociedad civil a empuñar las armas y jugarse la vida frente a militares profesionales, con muy alta probabilidad de muerte en combate?

¿Qué es lo que les permite hacer el acopio de valor que se necesita para hacer frente a un adversario muy superior desde un punto de vista militar y con mandos con experiencia en combate en Marruecos desde principios de los años veinte?

Esta imagen refleja muy claramente no sólo la excelente precisión en el timing al apretar el botón liberador del obturador de la cámara, sino también compromiso fotoperiodístico a raudales, estar en el momento adecuado y en el lugar adecuado, lo más cerca posible, un más que notable talento para la percepción de los momentos más representativos y la obtención de grandes fotografías como ésta y muchas otras cosas, que hicieron que Cornell Capa renunciara a su carrera como fotógrafo profesional y dedicara su vida a la preservación del trascendental e histórico legado fotográfico de su hermano.


© José Manuel Serrano Esparza. 
Inscrito en el Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de Madrid. 

Hankou (China), 29 de Abril de 1938: Robert Capa Fotografía a Población Civil Contemplando Combates Aéreos