jueves, 11 de mayo de 2017

Susan Meiselas en Córdoba: Gran Éxito de la Exposición Nicaragua durante la XV Bienal Internacional de Fotografía

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Uno de los platos fuertes de la XV Bienal Internacional de Fotografía de Córdoba ha sido sin duda la exposición Nicaragua de la gran fotógrafa de la Agencia Magnum Susan Meiselas, que desde el 23 de marzo hasta el 7 de mayo de 2017 ha tenido como sede el Centro de Arte Rafael Botí de Córdoba (c/ Manríquez, 5),


con una masiva afluencia diaria de público que ha disfrutado de la observación en directo de fotografías en gran tamaño pertenecientes al mítico reportaje realizado por la reportera estadounidense en el país centroamericano entre junio de 1978 y julio de 1979 durante la revolución sandinista contra la dictadura de Anastasio Somoza.


Nicaragua constituye una de las cimas diacrónicas del fotoperiodismo de guerra a nivel mundial, tanto por la calidad de sus imágenes (captadas por Susan Meiselas con una cámara telemétrica Leica M4 analógica formato 24 x 36 mm y película diapositiva color Kodachrome 64 — además de otra cámara Leica M2 con la que utilizaó película de blanco y negro Kodak Tri-X 400— desde una enorme proximidad al epicentro de los combates o a instantes definitorios protagonizados por habitantes de pueblos y zonas rurales) como por el hecho de que constituyó una crónica gráfica bélica de fotografía de acción pionera en el uso del color, un auténtico hito documental que tuvo una enorme trascendencia como punto de inflexión que marcó el devenir de las revistas ilustradas a partir de la década de los ochenta (alcanzándose unos soberbios niveles cualitativos de reproducción de las imágenes sobre papel a partir del uso de diapositivas profesionales en fotomecánica e impresión, optimizando todas y cada una de las fases esbozadas por J.S.Mertle y Gordon L. Monsen en 1957) y cuya influencia pervive todavía en el siglo XXI, inmersos ya en plena era digital.

Todo ello es pues muy relevante, porque hasta el reportaje Nicaragua de Susan Meiselas en 1978 y 1979 el color se reservaba normalmente para las páginas publicitarias de las revistas ilustradas y la fotografía comercial.
Es cierto que las Kodachrome color habían sido utilizadas desde mediados de los años treinta y década de los cuarenta, destacando entre otras:

- Las Kodachrome ASA 10 de 35 mm expuestas por Charles Cushman con su Contax II de paisajes por todo Estados Unidos a partir de 1938.

- Las Kodachromes ASA 10 de 35 mm expuestas por Walter Bosshard en 1938 con su Leica III en montura de rosca captando a Mao Tse-Tung así como a un soldado de las tropas comunistas y un grupo de veinte soldados en la ciudad de Yan´an al noroeste de China y que fueron publicadas por la revista Life en su número 8 de agosto de 1938.

- Cuatro Kodachromes ASA 10 de 35 mm expuestas por Robert Capa con su Contax II en Hankou el 19 de julio de 1938 justo después del bombardeo de la ciudad por la aviación japonesa y que fueron publicadas por Life en doble página a todo color en su número del 17 de octubre de 1938.

- Las Kodachrome gran formato 4 x 5 utilizadas por los fotógrafos de la Farm Security Administration de Estados Unidos durante la segunda mitad de los años treinta y primera mitad de los cuarenta, entre ellas el famoso retrato de la familia Jack Whinery hecho por Russell Lee en Pie Town, New México, en 1940; los soberbios retratos de trabajadores inmigrantes ilegales hechos por Arthur Rothstein en 1942 en Robstown, Texas y Pie Town, New Mexico; las fotos de limpiadoras de locomotoras almorzando hechas por Jack Delano en Chicago y Iowa en 1943.

- La portada del número de marzo de 1950 de la revista Ladies´ Home Journal con fotografía de Ruth Orkin de una mujer joven en una frutería; etc).

Y durante la década de los cincuenta, la película Kodachrome fue utilizada también por Wayne Miller, Alfred Eisenstaedt, Inge Morath, Burt Glinn, René Burri, Georg Rodger (Kenya), Elliott Erwitt, Werner Bischof, David Seymour " Chim " y otros.

Pero las fotografías hechas con película Kodachrome fueron abrumadoramente inferiores en número a las realizadas en blanco y negro, que fue la elección común en los reportajes fotográficos hasta principios de los años ochenta, además de ser imágenes notablemente estáticas debido a la muy baja sensibilidad de dichas emulsiones de 35 mm — entre ISO 8, 10, 12, 16 y 25 — hasta la aparición de la Kodachrome-X ISO 64 (fabricada entre 1962 y 1974) y la Kodachrome 64 (producida a partir de 1974), por lo que la eclosión del color como medio habitual fotográfico en las páginas de las mejores revistas ilustradas llegó fundamentalmente con William Egglestone, Ernst Haas, Joel Meyerowitz, Larry Burrows, Harry Gruyaert, Alex Webb y Susan Meiselas, siendo el reportaje Nicaragua el que más influencia ejerció para su plena difusión a partir de principios de los años ochenta.



Miembros del FSLN practican el lanzamiento de bombas de contacto en el bosque que rodea el barrio de Monimbó, Masaya, en el Departamento de Jinotega, al norte de Nicaragua. Llevan máscaras de danza tradicional indígena para ocultar su identidad.

Uno de ellos es Justo Román González, popularmente conocido como "Tarzán", que falleció en Nicaragua el 24 de Junio del año pasado.


Durante los cuarenta y seis días en que ha sido albergada por el Centro de Arte Rafael Botí de Córdoba, esta histórica y muy importante exhibición ha atraído muchos miles de personas de todas las edades y procedencias, suscitando muy elevados niveles de interés,


realzados por la notable calidad de las copias fotográficas elaboradas a partir de las diapositivas originales Kodachrome 64 expuestas por Susan Meiselas en Nicaragua entre junio de 1978 y julio de 1979. Fotografías cuyos colores y tonos son con bastante mayor frecuencia tenues y contenidos que vívidos, lo cual genera a veces imágenes ligeramente irreales con efecto pictórico


26 de agosto de 1978. Primer día de insurrección popular.

En esta gran fotografía puede apreciarse la escasez de medios del FSLN, uno de cuyos integrantes aparece en imagen con pañuelo rojo y armado únicamente con una pistola.


A destacar también la impresionante precisión en el timing por parte de Susan Meiselas al apretar el botón liberador del obturador de su cámara Leica M4 con película color Kodachrome 64 (que utilizó en Nicaragua simultáneamente con otra Leica M con película de blanco y negro Kodak Safety Film 5063, es decir, Kodak Tri-X 400), captando magistralmente el movimiento del guerrillero en plena carrera con el arma corta en su mano izquierda, mientras todo el peso del cuerpo descansa sobre su pierna y pie derechos, al tiempo que su pie izquierdo está en el aire y aparece trémulo (al igual que el resto de su cuerpo de cintura para arriba) gracias a la baja velocidad de obturación y gran profundidad de campo obtenidas por la fotógrafa mediante el uso de la técnica hiperfocal que permite conseguir muy buena nitidez desde la mitad de la distancia mínima de enfoque hasta el infinito enfocando el objetivo a la distancia hiperfocal, usando la escala de distancias y profundidades de campo con objetivos angulares (24, 28 y 35 mm) y standard (50 mm) que son los más adecuados para utilizar este recurso, a diferencia de los teleobjetivos a partir de 75 mm cuya distancia hiperfocal queda bastante lejana.

Ello confiere a la imagen un espectacular dinamismo que contrasta con la posición estática tanto de la mujer como el hombre visibles al fondo en la parte superior izquierda de la fotografía y que se hallan de pie junto a la puerta de sus casas observando lo que ocurre.

Por otra parte, las líneas luminosas de encuadre de la Leica M son muy útiles a la hora de crear este tipo de imágenes fotoperiodísticas de guerra en las que el fotógrafo/a está muy próximo a la acción arriesgando su vida, ya que este clásico sistema de visionado mecánico de enorme complejidad constructiva, con muy alto coste de producción y proyección con máscaras metálicas de las líneas luminosas de demarcación de distintas focales del sistema Leica M permite ver lo que ocurre fuera de las marcas de encuadre en el momento del acto fotográfico


Una mujer de Monimbó lleva el cadáver de su marido a casa para enterrarlo en el jardín trasero. Masaya, 1979.

Otra gran fotografía en la que se muestra de modo vívido la miseria y drama que acompaña a seres humanos que viven en países cuya población civil está permanentemente sumida en la pobreza, en medio de un caos social y económico imperante.

Una vez más, la sabia elección por parte de la fotógrafa del momento adecuado para apretar el botón disparador de su cámara Leica M4 mirrorless con telémetro es fundamental en una imagen cuyos ingredientes principales son la cotidiana presencia de la muerte en la Nicaragua de finales de los años setenta así como la incertidumbre y angustia permanentes reflejadas en la expresión facial de la mujer que camina descalza y está mirando hacia su derecha, probablemente pendiente de algún contexto de lucha próximo, intentando anticiparse a cualquier posible peligro, ya que la zona a su izquierda es a priori menos peligrosa al estar ocupada por zona boscosa.

En otro orden de cosas, la mítica diapositiva color Kodachrome 64, con diferencia la mejor emulsión fotográfica jamás fabricada, muestra aquí todo su esplendor, obteniendo una extraordinaria nitidez, una reproducción muy natural de las más recónditas sutilezas de los colores, una prácticamente total ausencia de grano y un impresionante rango dinámico para la época de aproximadamente ocho diafragmas, así como una espectacular traducción del color del vestido rojo de la mujer, los verdes de la tupida vegetación del fondo, la textura de las cuerdas que atan el cadáver, etc.

Pese a la polémica suscitada en su momento, el tiempo ha demostrado que el uso de la película Kodachrome 64 por Susan Meiselas para hacer su reportaje Nicaragua fue un pleno acierto, ya que las condiciones de luz existentes habitualmente en dicho país son muy buenas, con un sol radiante, muy adecuado para el uso de una película de baja sensibilidad para luz día por antonomasia y para generar impacto enmarcado por el colorido inherente a este país centroamericano y que forma parte de su atávica idiosincrasia y cultura.

Además, en 1978, año en que Susan Meiselas inicia su reportaje Nicaragua, la diapositiva Kodachrome 64 — lanzada al mercado en 1974 — es con diferencia la mejor emulsión en color del mundo (aunque en realidad se trata de una película de blanco y negro en la que los copulantes de color amarillo, magenta y cian no están incluidos en sus tres capas de captación sensibilizadas para los tres colores básicos, sino que son añadidos durante tres revelados separados de color que generan azul, verde y rojo en dichas capas), fruto de una impresionante evolución científica de 42 años cuya génesis fue la película de 35 mm Kodachrome Weston 8 (ASA 10) de 1936 inventada por Leopold Godowsky y Leopold Mannes.

Incluso, 1978 es también el año en que Hiroji Kuboyta hace icónica fotografía de La Roca Dorada en Kyaiktiyo (Birmania), utilizando también película Kodachrome 64, de la que la famosa imagen seleccionada fue el último fotograma del rollo K64 de 35 mm que usó aquel día concreto de la primavera de dicho año

Por otra parte, la tendencia al magenta del K64 es más aceptable y asumible que la tonalidad verdosa del Kodachrome 25, y sobre todo, Kodachrome 64 posee 1.3 diafragma más de velocidad de exposición, algo fundamental a la hora de poder hacer fotos, por mucha luz disponible que exista, ya que una película de muy baja sensibilidad ISO 25 habría sido mucho menos versátil a la hora de poder hacer las fotos.

Susan Meiselas sabía sobradamente que aunque en los tests técnicos K25 superaba ligeramente a K64, en fotografía real las diferencias son apenas perceptibles en cuanto a rango de exposición, ausencia de grano y excelente saturación de colores, más si tenemos en cuenta que en el fotoperiodismo de guerra la perfección técnica de las imágenes no es el factor más importante, sino que lo fundamental es que la foto transmita algo, que tenga impacto, estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, aproximarte lo máximo a la persona o personas fotografiadas y la precisión al apretar el botón liberador del obturador de la cámara para captar los instantes más significativos, si bien el inmenso potencial de la Kodachrome 64 a la hora de reproducir las imágenes en color en las mejores revistas ilustradas de la época, sin apenas grano visible, a doble página, portadas o incluso reencuadres selectivos con mínima pérdida de calidad, fue algo muy importante que revolucionaría el mercado editorial y alcanzaría once años después cotas estratosféricas con reportajes hechos con Kodachrome 64 como Mariposas, Cuando la Naturaleza Imita el Arte (Antonio Manzanares) y Antigua Guatemala (Covadonga de Noriega y Juan Antonio Fernández) en el número 91, Año XVI, marzo de 1990 de la revista Periplo (Grupo Editorial Incafo).

Por otra parte, Susan Meiselas subexpuso a veces la película K64 a ISO 80 para obtener matices cromáticos ricamente saturados y contrastes algo más moderados que a la sensibilidad nominal de ISO 64 para obtener máximos niveles de realismo (ya que los biotopos y los seres que los habitan no son tan contrastados ni con azules tan fuertes, rojos tan vívidos y verdes tan exuberantes como los plasmados por posteriores películas diapositivas color E-6 que aparecerían a principios de la década de los noventa como la Fujichrome Velvia 50 — cuya sensibilidad nominal auténtica era de iso 32 —).




Muchachos (nombre con el que se conocía coloquialmente en Nicaragua a los miembros del FSLN) esperando un contraataque de la Guardia Nacional. Matagalpa (capital del departamento del mismo nombre, al noroeste del país). 1978.


Matrimonio procedente de Bélgica contemplando una de las fotografías de la exposición Nicaragua de Susan Meiselas en la primera planta del Centro de Arte Rafael Botí de Córdoba, así como el documental en video Imágenes de una Revolución (realizado por Susan Meiselas, Richard P. Rogers y Alfred Guzzetti en 1989, diez años después de hacer su famoso reportaje fotográfico), comercializado en 1991 y que también formó parte de la exhibición.

La presencia de público fue muy abundante durante todos y cada uno de los días de esta histórica muestra, no sólo españoles sino también amantes de la fotografía procedentes de muchos otros países.


Las fuerzas populares inician la ofensiva final en Masaya. 8 de junio de 1979.

Esta es una de las más famosas fotografías hechas por Susan Meiselas en Nicaragua y una imagen icónica en la que aparece un hombre joven perteneciente al FSLN con un rifle de cerrojo del calibre 22 en pleno fragor de los combates, señalando una posición de la Guardia Nacional.

La fotógrafa realiza un magistral tiro frontal desde muy corta distancia, consiguiendo pasar totalmente desapercibida, sin que el protagonista de la acción detecte su presencia.


Diez años después. Fotograma del documental Imágenes de una Revolución (1991), en el que Susan Meiselas vuelve en 1989 a los lugares donde hizo sus fotografías del reportaje Nicaragua entre junio de 1978 y julio de 1979, con una cámara Leica M distinta a la que utilizó entonces.

En esta fase de la película, la fotógrafa pide ayuda y pregunta por el paradero del hombre al que captó en Masaya el 8 de junio de 1979 con un rifle del calibre 22 en su mano izquierda y tomando parte en la lucha.


Susan Meiselas lleva en su mano el libro Nicaragua, publicado en 1981 por la editorial Pantheon, y que incluye una selección de 71 fotografías hechas durante su año de estancia en dicho país centroamericano cubriendo la lucha del FSLN contra la Guardia Nacional somozista en 1978 y 1979.

Comienza a entablar diálogo con un muchacho adolescente


al que muestra la foto del hombre al que fotografió rifle en mano diez años atrás.


Le pregunta si le conoce


y resulta ser su tío Augusto,


al que identifica, afirmando que está ahora más envejecido.


Los muchachos avisan a Augusto, que reconoce a Susan Meiselas diez años después.


El ex combatiente del FSLN comenta que pese a que está más viejo, sigue siendo el mismo. Y aparece con su mujer.


Tras acabar la guerra, ha creado una familia y ahora tiene 6 hijos. Susan Meiselas le felicita por ello Están a punto de producirse instantes de enorme intensidad emocional.


La fotógrafa sujeta con su mano derecha una Leica M6 telemétrica con objetivo Summicron-M 35 mm f/2 versión 4 pre asférico de 7 elementos en 5 grupos y diafragma de 10 palas diseñado por Walter Mandler, fabricado en Leitz Midland, Ontario (Canadá) y acoplado a parasol rectangular de plástico 12524.

La concentración de Susan Meiselas es máxima, ya que este hombre, su mujer y sus seis hijos son muy importantes para ella.

Es no sólo una gran fotógrafa sino una antropóloga que consigue una gran empatía con las personas a las que fotografía.

Quiere obtener una buena imagen de toda la familia que está posando feliz para ella. Sabe que su llegada es todo un acontecimiento y que Augusto se halla dichoso.

La fotógrafa sujeta con su mano izquierda una cámara Polaroid con la que a menudo hace fotos que regala y una carpeta grande con imágenes en papel que aprieta con su antebrazo contra su costado para evitar que se caiga, haciendo un notable esfuerzo por conseguir un equilibrio lo mejor posible, con ambos pies firmemente asentados sobre el suelo — en una posición similar a la de Henri Cartier-Bresson en La Habana, Cuba, en 1963, aunque bastante más flexionada e inclinada hacia adelante, en condiciones mucho más incómodas— , disparando a una mano con enorme habilidad y sacando el máximo partido de la ausencia de espejo basculante de la muy pequeña y ligera cámara mirrorless formato 24 x 36 mm que minimiza el riesgo de trepidación en simbiosis con las muy reducidas dimensiones (26.5 mm de longitud) y peso (160 g) del mencionado objetivo caracterizado por su soberbia corrección de la distorsión, excelente calidad de imagen producida y una gran construcción mecánica con helicoidal de enfoque manual de latón que permite su uso durante muchas décadas.

El fuerte carácter y determinación de la fotógrafa son palpables en la posición de la cámara Leica M6 que está totalmente paralela al suelo, firmemente agarrada con su mano derecha en el momento en que hace la foto.


El ex combatiente del FSLN posando para Susan Meiselas con toda su familia en 1989, diez años después de la foto que le hizo durante la Guerra de Nicaragua.



Graffiti en la pared de una casa del barrio de Monimbó (Masaya) aludiendo a la desaparición de Norman González, secuestrado y asesinado por la Guardia Nacional de la dictadura somozista. 1978


Dos asistentes a la exposición junto a otra de las fotografías de Susan Meiselas en la que aparecen varios guerrilleros del FSLN que se abrazan en la Plaza Central de Managua, rebautizada como Plaza de la Revolución, el 20 de julio de 1979.


Soldados de la Guardia Nacional prisioneros de guerra en Sébaco (ciudad del Departamento de Matagalpa ubicada al noroeste del país, a 103 km de la capital). 1979


Visitante de la exposición Nicaragua de Susan Meiselas camina hacia otra sala con más fotografías, tras contemplar la imagen captada por la fotoperiodista norteamericana en 1979 cerca de la Plaza Central de Managua, rebautizada como " Plaza de la Revolución" y en la que se aprecia a varios guerrilleros del FSLN (uno de ellos armado con un revólver) a bordo de un autobús.


Miembros del FSLN en San Isidro (pueblo del Departamento de Matagalpa, a 117 km de Managua) una hora después de su captura. 1979


Uno de los muchos asistentes a la exposición Nicaragua de Susan Meiselas en el Centro de Arte Rafael Botí de Córdoba contempla con atención la fotografía hecha por la fotógrafa estadounidense en Jinotepe (suroeste de Nicaragua, en el Departamento de Carazo, a 46 km de Managua, durante la procesión fúnebre por varios líderes estudiantiles asesinados.

Los manifestantes llevan una fotografía de Arlen Siu, guerrillera del FSLN, asesinada en 1975 por la Guardia Nacional somozista en El Sauce (Departamento de León, a 177 km de Managua, y situado al oeste del país).


Guerrillero del FSLN junto a una calle del distrito comercial de Masaya, destruido después de tres días de bombardeo. 1978.

Una vez más, la película Kodachrome 64 de 35 mm muestra su carácter cualitativo referencial, destacando en esta imagen la imbatible gran profundidad de negros inherente al ADN b & w de esta emulsión ciertamente de ensueño y completamente distinta a todas las demás diapositivas color fabricadas hasta la fecha.


Una visitante de la exposición contempla en pantalla el testimonio de un ex combatiente del FSLN (entrevistado por Susan Meiselas en 1989, durante el rodaje del documental Imágenes de una Revolución y que es el mismo guerrillero que aparece diez años antes tras la mujer con sombrero en primer plano en el centro de la fotografía hecha en 1979 a miembros del FSLN en San Isidro, pueblo del Departamento de Matagalpa, a 117 km de Managua, una hora después de su captura) que expresa su decepción y reconoce que tras la guerra de Nicaragua en 1978-1979, hubo momentos en que no se sintió bien siendo sandinista, ya que los objetivos sociales y económicos de la Revolución en gran medida no se vieron cumplidos con el paso del tiempo y la mayoría de los nicaragüenses continuaron viviendo de modo similar a como lo habían hecho antes de la insurrección popular y el derrocamiento del régimen del dictador Anastasio Somoza.


Manifestación estudiantil desmantelada por la Guardia Nacional usando gas lacrimógeno. Managua, junio de 1978.

Texto y Fotos: José Manuel Serrano Esparza