Por José Manuel Serrano Esparza
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Aproximadamente medio kilómetro antes de llegar a la mítica Antigua Estación de Tren de Obejo, el sudor fluye a mares, el caminar a través de la bellísima vía férrea Córdoba-Almorchón se hace duro, debido a las elevadas temperaturas y el terreno pedregoso.
Bellísima bomba de agua para llenar las calderas de las locomotoras a vapor de la línea de ferrocarril Córdoba-Almorchón. Está totalmente realizada en hierro forjado y se halla aproximadamente a 300 metros antes de llegar a la Antigua Estación de Tren de Obejo. El agua llegaba desde un depósito ubicado a la derecha de las vías, en una posición elevada aproximadamente unos tres metros sobre el nivel de las mismas, mediante tuberías que cruzaban aproximadamente un metro por debajo de ellas. © jmse
Visitar este lugar es algo que difícilmente puede explicarse con palabras, ya que el tiempo parece haberse parado 150 años, tanto en la estación propiamente dicha como en su zona circundante, que fueron inauguradas nada menos que en 1873.
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Fabricada íntegramente en hierro forjado hace siglo y medio, su estética vintage, robustez y elegancia son un deleite para cualquier observador. Al fondo se aprecia la silueta superior de la Antigua Estación de Tren de Obejo y su torre de luz adyacente.
Se puede constatar una encomiable precisión de fabricación en todas las piezas metálicas,
tanto el fuste estriado como la placa metálica cuadrada de apoyo
y el surtidor de agua articulable,
(unido al fuste principal mediante una pieza redonda con grandes tuercas muy resistentes),
a través del cual pasaba el agua a cada locomotora.
Detalle de la manivela de suministro de agua de la bomba (que era abierta por el maquinista o fogonero para llenar las calderas de las locomotoras de vapor de la línea Córdoba-Almorchón) situada unos 300 metros antes de llegar a la Estación de Obejo desde Cerro Muriano. Al fondo, ligeramente desenfocadas, pueden verse varias encinas, que jalonan totalmente la zona en la que se encuentra esta joya de los ferrocarriles españoles del siglo XIX y XX.
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cuya presencia como obra de ingeniería del máximo nivel para su época e inefable belleza, que ha contemplado el devenir de seis generaciones de cordobeses de la zona desde su puesta en funcionamiento en 1873, hace casi 150 años, hará estremecerse pensando en tiempos pretéritos a cualquier entusiasta del modelismo ferroviario a escala que haya disfrutado o disfrute todavía de entrañables trenes clásicos con locomotoras a vapor de marcas señeras como Marklin, Ibertren, Fleischmann, Payá, TT Zeuke, Roco, Weinert, Trix, Liliput, Gützold, Sommerfeldt, Brawa y otras.
Seguimos avanzando a través de la vía, ansiosos por alcanzar la Antigua Estación de Tren de Obejo
y hallamos algunos vestigios de esta maravillosa línea férrea Córdoba-Almorchón, cuya longitud total es de 133 km y que estuvo abierta al tráfico de pasajeros hasta el 1 de Abril de 1974, sirviendo desde entonces como transporte de vehículos militares y mercancías.
Una vía férrea que fue clave para que el Valle del Guadiato se convirtiera durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del siglo XX en una de las comarcas más prósperas del sur de España, hasta el punto de que exportaba miles de toneladas de mineral a todo el mundo.
Proseguimos la marcha, ya a muy pocos metros de la Antigua Estación de Tren de Obejo.
Encontramos algunos tornillos que con el paso del tiempo se han soltado de su zona de inserción, y realizamos con ellos un pequeño homenaje a esta singular vía férrea que forma parte del acervo cultural tanto de Andalucía como de Extremadura, y que sigue siendo hoy en día, ya en pleno siglo XXI, uno de los referentes internacionales de belleza, riqueza paisajística e historia en su ámbito.
Acabamos de caminar a través de la última curva previa a la Antigua Estación de Tren de Obejo (procedentes de Cerro Muriano), cuyos contornos y su torre de luz adyacente son ya plenamente visibles desde unos 120 metros de distancia.
Seguimos caminando y llegamos a ella.
La Antigua Estación de Tren de Obejo está claramente deteriorada por el paso del tiempo, pero todavía preserva en gran medida su aureola e inconfundible aspecto del siglo XIX.
Fue durante 101 años, entre 1873 y 1974, punto de encuentro de cordobeses de toda la zona que viajaban bien a Cerro Muriano, La Balanzona, Los Pradillos y Mirabueno (apeadero en Córdoba capital) o bien a pueblos del norte de la provincia de Córdoba como El Vacar-Villaharta, El Parralejo, La Alhondiguilla-Villaviciosa, Espiel, Villanueva del Rey, Cabeza de Vaca, Bélmez, Peñarroya-Pueblo Nuevo, La Granjuela, Valsequillo, Zújar de Córdoba, hasta Almorchón (Badajoz), que fue la primera en inaugurarse el 29 de Noviembre de 1866 y donde confluía también la línea férrea Ciudad Real-Badajoz.
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Vías de la línea férrea Córdoba-Almorchón con ancho ibérico de 1668 mm a su paso junto a la Antigua Estación de Tren de Obejo.
Esta línea de ferrocarril fue fundamental para dar salida al carbón de primerísima calidad procedente de las minas de la zona norte de la provincia de Córdoba y catalizar su expansión tanto a nivel nacional como internacional, algo que se consolidó todavía más tras la adquisición en 1880 del tramo Córdoba-Bélmez por la Compañía de Ferrocarriles Andaluces.
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Torre de luz eléctrica, en cuya parte superior había un transformador. Hasta 1960 la estación no tuvo luz eléctrica ni agua, por lo que se alumbraba con faroles. De la estructura metálica que se aprecia en lo alto salían los cables tanto para la estación como para las casillas de los ferroviarios.
Imagen de la Antigua Estación de Tren de Obejo captada desde unos 50 metros más allá de su ubicación, en dirección a El Vacar-Villaharta. Puede apreciarse la torre de luz con transformador adyacente a ella, así como un poste de luz a su lado. El alumbrado integral tanto de la estación como de las casillas de los ferroviarios y los tramos de vías cercanos se realizó en 1960.
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Poste de luz situado a unos ochenta metros de la Antigua Estación de Tren de Obejo.
Detalle de zona superior de otro poste de luz ubicado en las proximidades de la Antigua Estación de Tren de Obejo.
IMPRESIONANTE TRABAJO ARTESANAL DE FORJA EN CALIENTE CON REMACHES VISIBLE EN LOS DEPÓSITOS DE AGUA
Tanto la bomba como los dos depósitos de agua que forman parte de la Antigua Estación de Tren de Obejo fueron realizados nada menos que por el estudio de diseño de Gustave Eiffel, que utilizó con profusión la técnica artesanal de forja en caliente con remaches, mediante los que se unían grandes planchas metálicas.
Es decir, en la construcción de ambos depósitos y la bomba de agua se utilizó fragua y remaches al rojo vivo que eran introducidos uno por uno en cada orificio correspondiente.
Este método de forja artesanal del hierro es el más antiguo que se conoce y con diferencia el que más hace mejorar las propiedades mecánicas de los materiales, porque la fibra está intacta y orientada en la dirección de la forja, y no cortada como sucede al mecanizar, por lo que se genera una superior calidad metalúrgica.
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Depósito de agua ubicado aproximadamente 100 metros antes de llegar a la Antigua Estación de Tren de Obejo, a la derecha de la vía férrea Córdoba-Almorchón, viniendo desde Cerro Muriano, con dirección a El Vacar y Villaharta.
Se aprecia perfectamente como esta obra de ingeniería ferroviaria de gran nivel para su época (1873) fue realizada uniendo diferentes planchas de hierro mediante forjado al fuego de gran cantidad de remaches, además de dotar a cada uno de los paneles de la curvatura adecuada, todo ello con gran precisión, además de evitar cualquier tipo de grieta en el metal que pudiera generar pérdida de agua.
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Zona inferior del mismo depósito de agua, en la que puede observarse la sólida base circular de piedra sobre la que descansa, así como la ingente cantidad de remaches que fortalecen el perímetro de la zona baja de la estructura, en sinergia con otra hilera de roblones que une dos planchas de metal justo encima.
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Imagen del mismo depósito de agua captada desde otro ángulo y en la que se aprecia con mayor nitidez la enorme cantidad de remaches fabricados en fragua mediante forja en caliente in situ y que fueron introducidos al rojo vivo, uno por uno, en cada orificio correspondiente, confiriendo al conjunto una gran robustez de ensamblaje y fiabilidad operativa.
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El mismo depósito de agua poco antes del crepúsculo. Uno de los mayores alicientes tanto de la bomba de agua situada a unos 300 metros de la Antigua Estación de Obejo como de sus dos depósitos de agua, es la amplia gama de tonalidades que adquieren según la hora del día y época del año, realzadas por la muy frondosa vegetación circundante.
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Primer plano de las dos palancas de la zona superior del cubato del primer depósito de agua que abastece a la bomba de agua ubicada a unos 300 metros de la Antigua Estación de Tren de Obejo. La de la izquierda es para la apertura del agua que nutre a dicha bomba de agua (también denominada grúa), mientras que la de la derecha es para comprobar los metros cúbicos de agua que hay dentro del cubato.
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Está a la izquierda de la vía férrea Córdoba-Almorchón.
Es más alto y delgado que el primer depósito de agua situado unos 100 metros antes de llegar a la estación, además de exhibir una mayor complejidad de diseño, un nivel de ingeniería ferrovaria de referencia en su época y soluciones de todo tipo para conseguir una más que notable solidez y fiabilidad de funcionamiento.
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Estructura de soportes metálicos fuertemente reforzados con remaches sobre la que descansa el cubato del segundo depósito de agua de la Antigua Estación de Obejo.
En su interior puede verse la gran tubería a través de la cual subía el agua procedente de un estanque ubicado en una posición mucho más alta a la derecha de las vías y que era canalizada mediante tubos que cruzaban aproximadamente un metro por debajo de las mismas.
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Imagen vertical del segundo cubato de agua de la Antigua Estación de Tren de Obejo. Provisto de surtidor, nutría a las locomotoras de vapor de la época.
Estos grandes depósitos metálicos (elementos ferroviarios muy bonitos y espectaculares) suministraban agua mediante tuberías y grúas hidráulicas para alimentar los trenes de vapor.
En la mitad izquierda de la imagen puede apreciarse la estructura de pilares de hierro con profusión de remaches (al igual que el propio cubato) con la que se asienta sobre el terreno.
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Aunque aparentemente pudiera parecer que cada uno de estos roblones puede ser extraído como una tuerca o tornillo, es imposible, ya que la forja artesanal en caliente hace que una vez inserto, cada remache se convierta en parte estructural de las planchas que une, formando un todo indivisible.
Por otra parte, no hay dos remaches iguales, ya que al estar forjados a fuego y ser colocados en caliente, la forma que adquiría cada uno de ellos dependía totalmente de la pericia e intensidad del trabajo con el martillo del operario en cada momento con cada unidad, al no existir todavía máquinas remachadoras hidráulicas o neumáticas en aquella época.
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Imagen longitudinal contrapicada del segundo depósito de agua o cubato propiamente dicho, por encima de su entramado de sujeción al suelo que constituye su base. Se aprecia con nitidez la gran cantidad de remaches sobre toda la superficie de las planchas metálicas que hicieron posible su ensamblaje, así como la más que notable pericia al conferirles la curvatura adecuada.
Justo por encima del muy robusto aro metálico (en cuya zona central son visibles diez grandes remaches) con el que empieza la trayectoria ascendente del gran cilindro de hierro formado por distintas planchas de metal que constituye el cubato de este segundo depósito dotado con surtidor de agua, hay una hilera completa de remaches que circunvala totalmente y fortalece notablemente el conjunto.
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Detalle de la mencionada zona de comienzo del cubato del segundo depósito de agua, justo por encima de su entramado de sujeción al suelo, y en la que puede verse encima de los diez roblones de su zona central parte de la hilera con muy abundantes remaches que rodea toda la circunferencia del depósito, reforzando enormemente su solidez.
Cada uno de estos remaches estaba formado por una cabeza y un vástago, siendo introducido este último al rojo vivo en su correspondiente orificio.
Esta forja en caliente fue un trabajo artesanal de primerísimo nivel para la época, ya que el 100% de la labor era manual y precisaba muchísimas horas de trabajo, así como gran conocimiento y experiencia por parte de las personas que lo realizaban (mínimo de dos y a veces tres), especialmente la que manejaba el martillo (que en un extremo tenía la forma del remache y en el otro un cincel), que tenía que dar forma a los roblones.
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Imagen de abajo a arriba de la zona superior del segundo depósito de agua (más alto que el redondo situado cerca de la bomba de agua ubicada a unos 300 metros de la estación), en la que pueden apreciarse en la zona central el tubo longitudinal que evitaba que el agua rebosara por el borde si fallaba el mecanismo de cisterna, y a la izquierda la escalera metálica de acceso por la que los ferroviarios subían con periodicidad para comprobar el estado del interior del depósito.
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Imagen en la que puede observarse tanto el área superior de la estructura de soporte del depósito de agua como todo el cubato propiamente dicho, con su tubo antirebosamiento y la escalera de acceso.
A la izquierda puede verse la toma de agua en forma de surtidor, que estaba normalmente plegada y se giraba hasta la vía para conectarla con la caldera de las locomotoras a vapor de los trenes de la vía férrea Córdoba-Almorchón.
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Primer plano de cuatro de los muy abundantes remaches que rodean toda la circunferencia del segundo depósito de agua (dotado con surtidor) en su zona baja, justo por encima del entramado metálico de sujeción al suelo que constituye su base, reforzando enormemente su solidez. Puede apreciarse perfectamente como el trabajo artesanal de forja en caliente realizado hace casi 150 años de modo completamente manual, insertando los roblones al rojo vivo en cada orificio correspondiente, ha hecho que cada remache se fusione con la pieza metálica sobre la que descansa, formando parte de ella.
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Imagen del cubato del segundo depósito de agua (dotado con surtidor) de la Antigua Estación de Tren de Obejo en la que puede verse a la derecha la cadena de la que se tiraba para que le entrara agua al surtidor.
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Otra imagen del surtidor del segundo depósito de agua de la Antigua Estación de Tren de Obejo, en la que puede observarse una vez más la plena fusión que el paso del tiempo ha generado entre elementos de ingeniería ferroviaria del máximo nivel para la época y la naturaleza de la zona, que a su vez genera unos muy bellos paisajes circundantes.
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Pieza metálica de soporte o sostén del brazo de la grúa que permitía girar el surtidor de agua hasta la vía y nutrir las locomotoras a vapor de los trenes de la línea férrea Córdoba-Almorchón. Destaca por su robustez y las abundantes tuercas de fijación que la unen al cubato, así como otras que ensamblan las tres gruesas placas de hierro que forman su base.
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Detalle de la robusta tubería con abrazaderas que va desde el segundo depósito de agua hasta el surtidor.
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Imagen perpendicular del surtidor del segundo depósito. Puede apreciarse el soberbio trabajo de forja del hierro así como una admirable curvatura de esta toma de agua móvil y de grandes dimensiones que alimentaba las calderas de las locomotoras a vapor de los trenes de la vía férrea Córdoba-Almorchón.
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Detalle de la zona de unión de dos grandes tubos que parten de la zona baja del cubato hasta el gran surtidor de agua plegable. Puede apreciarse con nitidez tanto la firmeza de ambos discos metálicos redondos como la robustez de las tuercas. A la izquierda pueden observarse dos de los remaches del ancho aro inferior del cubato, que al igual que el resto de los que forman el depósito y sus pilares metálicos de soporte, fueron previamente realizados en fragua mediante forja en caliente, introduciéndolos al rojo vivo, uno por uno, en cada orificio correspondiente.
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Detalle de la zona inferior del cubato del segundo depósito de la Antigua Estación de Tren de Obejo y de su zona de apoyo a tierra formada por pilares metálicos ensamblados con remaches. A la derecha de la imagen se aprecia la cadena que servía para mover la grúa del surtidaor de agua, haciéndole girar hacia la vía donde abastecía de agua a las calderas de las locomotoras de vapor de la línea férrea Córdoba-Almorchón.
Detalle de una de las zonas del entramado metálico de soporte del cubato del segundo depósito de la Antigua Estación de Tren de Obejo que muestra el trabajo artesanal de forja en caliente del hierro realizado con gran cantidad de remaches que eran introducidos al rojo vivo, uno por uno, en cada orificio correspondiente para unir con gran fuerza gruesas planchas metálicas. Pueden apreciarse en imagen las dos cabezas del roblón cuyo vástago inserto entre ambas superficies de metal las ha unido de modo indisoluble.
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Punto de acoplamiento entre el cubato del segundo depósito de agua de la Antigua Estación de Tren de Obejo y la zona superior del tubo longitudinal antirebosamiento.
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Detalle de una de las zonas del área de soporte del cubato con pilares metálicos unidos mediante forja en caliente de remaches introducidos al rojo vivo, uno por uno, en cada orificio correspondiente.
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Ni que decir tiene que la inefable ósmosis ingeniería ferroviaria / naturaleza que preside toda la zona de la Antigua Estación de Tren de Obejo y sus aledaños es otro de los puntos fuertes de este maravilloso enclave perteneciente a la vía férrea Córdoba-Almorchón, una de las más bellas jamás construídas en Europa y de la que prestigiosas entidades ferroviarias como la Asociación Cultural Cordobesa de Amigos del Ferrocarril, la Asociación de Amigos Estación del Tren de Cerro Muriano y la Asociación Extremeña de Amigos del Ferrocarril, la labor diacrónica de Pedro Cuadro Calvente (último guardaagujas todavía vivo de la Antigua Estación de Obejo. en la que prestó servicio entre 1959-1974, y que tiene en estos momentos 95 años de edad) así como el soberbio libro de Juan J. Ramos Vicente " Almorchón-Bélmez-Córdoba : El Ferrocarril del Guadiato ", presentado el 4 de Noviembre de 2016 en Córdoba (con asistencia de Álvaro Olivares, Presidente de la ACAF) han sido factores clave en la preservación de su recuerdo y conocimiento, sin olvidar los profundos estudios sobre locomotoras a vapor en España realizados por el gran experto en ferrocarriles antiguos Juan Antonio Méndez Marcos.
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Detalle de la zona central del cubato del segundo depósito de agua de la Antigua Estación de Tren de Obejo. Obsérvese la impresionante labor de forjado artesanal en caliente de remaches, introducidos uno por uno, al rojo vivo, en cada orificio correspondiente para unir las diferentes planchas de hierro que componen esta gran obra de ingeniería ferroviaria, que alcanza su clímax de perfección en la encomiable curvatura de las mismas.
En el área inferior de la imagen, a la izquierda, se aprecia un pequeño parche que fue puesto a principios de los años setenta sobre una zona del cubato en la que se produjo una pequeña fisura tras cien años de impecable funcionamiento.
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Otra imagen del surtidor del segundo depósito de agua de la Estación de Tren de Obejo (más alto y grande que el otro redondo y de menor tamaño que alimentaba la bomba de agua ubicada unos 300 metros antes de llegar a ella).
La integración entre naturaleza y elementos de ingeniería ferroviaria de referencia para la época, creados por el estudio de diseño de Gustave Eiffel, es ciertamente espectacular.
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Ampliación del área en la que a principios de los años setenta se puso un parche sobre una pequeña fisura que apareció en un punto del cubato del segundo depósito de agua de la Estación de Obejo, tras cien años de funcionamiento.
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Esta labor totalmente manual (en aquella época no había todavía martillos hidráulicos ni martinetes), hace que no haya dos cabezas de remache iguales, ni por fuera ni por dentro.
Tuercas de refuerzo de raíl en un tramo de vía de la línea férrea Córdoba-Almorchón a su paso junto a la Antigua Estación de Tren de Obejo, visible al fondo de la imagen.
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Imagen contrapicada de la zona superior del cubato del segundo depósito de agua de la Antigua Estación de Tren de Obejo, con su tubo longitudinal antirebosamiento, cuya simbiosis visual con las hileras de remaches que unen las distintas planchas de hierro curvadas con increíble pericia y exactitud, constituye una experiencia inolvidable para cualquier entusiasta de los trenes clásicos a vapor y las vías férreas antiguas de los siglos XIX y XX.
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