Se trataba sobre todo de copias de dichas fotos en papel fotográfico baritado Ilford Warm, porque la mayoría de los negativos originales de las fotografías hechas por Robert Capa en agosto y septiembre de 1936 se perdieron.
Otras estaban en el libro " Death in the Making " , publicado por la editorial Covici Friede en 1938, con imágenes de Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour " Chim".
Este libro incluye siete de las fotos hechas por Robert Capa durante la arenga.
Otras cuatro aparecen el el libro de 1937 " Spanish People´s Fight for Liberty " compilado por A. Ramos Oliveira y publicado por el Departamento de Prensa de la Embajada Española en Londres, dos de las cuales (una en la que aparece un jovencísimo miliciano de aproximadamente 16 años de edad, cabizbajo, con tres botones de la camisa desabrochados y su mano izquierda apoyada en un tonel sobre el que está subido uno de los jefes milicianos anarquistas de la CNT y la FAI, y otra en la que aparecen dos milicianos,uno que se aferra con su mano derecha a la correa de su fusil mientras tiene la boca abierta y jadeante escuchando las palabras del orador, mientras otro más veterano tras él fuma un cigarro para tranquilizarse ) en las que no se indica se indica el autor ni la ubicación, pude descubrir que fue Robert Capa quien hizo ambas imágenes y que habían sido realizadas en la Finca de Villa Alicia.
Dos de las fotos de este libro aparecen también en " Death in the Making ", publicado un año después, en 1938, y en las otras dos no se indica su autoría, que fue descubierta por mí.
Y en la página 727 del Illustrated London News del 24 de octubre de 1936 hay otras cinco fotos de la arenga (tres de las cuales aparecen también en el libro Death in the Making de 1938).
Y otra foto horizontal que aparece en la página 3 del número 15, volumen III, de una revista original Weekly Illustrated del 10 de octubre de 1936, sin que se indique su autoría ni ubicación y que pude descubrir hace muchos años que había sido hecha por Robert Capa y que pertenecía también a la serie realizada en la Finca de Villa Alicia durante la arenga.
Sea como fuere, durante la entrevista se menciona varias veces la Arenga en Villa Alicia, sin citar la fuente de la información, lo cual está muy feo, porque llevo más de quince años investigando ese tema, fui yo quien descubrí dicha ubicación en 2010, pude agrupar después todas las fotos de dicha arenga con un enorme esfuerzo de años, y he publicado hasta la fecha tanto en España como en otros países muchos artículos sobre dicha arenga, en la que lo más importante no es el lugar donde fue hecha, sino la pléyade de detalles a cual más estremecedor metidos dentro del encuadre por un genio de la fotografía que capta desde muy cerca, una y otra vez, sin ser detectado, las expresiones faciales de distintos milicianos inmersos en un enorme stress previo a la inminente batalla
en la que tendrán que luchar a muerte contra los temidos tabors de regulares marroquís del Ejército de África :
Portada del número 239 de la revista FV de Fotografía del año 2015 con artículo de José Manuel Serrano Esparza sobre el fabuloso reportaje La Arenga hecho por Robert Capa en la Finca de Villa Alicia a milicianos alcoyanos de la CNT y la FAI y milicianos andaluces poco antes del combate.
Reencuadre selectivo del índice temático de la página 2 del número 239 de la revista FV de Fotografía del año 2015.
Por otra parte, en el párrafo de la entrevista en el que Juan José Obrero Castro dice :
" He podido secuenciar todo ese material " (se refiere a las fotos de la arenga),
es evidentemente una afirmación excesivamente pretenciosa por parte del entrevistado.
Porque es imposible secuenciar con certeza todas las fotografías de la arenga hechas hace casi 90 años (de las cuales Juan José Obrero Castro no ha descubierto ni una de ellas), ya que se perdieron los negativos originales formato 24 x 36 mm de esas fotos, que hubieran permitido comprobar el orden en que fueron hechas.
Por otra parte, es también imposible saber el número de fotograma que tenían
Photo : Robert Capa / © ICP New York
las dos fotos en que aparece Gerda Taro a la izquierda (descubrimiento realizado por José Manuel Serrano Esparza en 2010),
Photo : Robert Capa / © ICP New York
y que me consta que el entrevistado ha mostrado a muchas personas que le han visitado, diciéndoles que a la izquierda de dichas fotos está Gerda Taro, sin mencionar la fuente de la información, para hacerles creer que fue él quien descubrió la presencia de la fotoperiodista alemana en ambas imágenes y su ubicación en Villa Alicia.
Por otra parte, en la entrevista, también se lee :
" varios sobres en los que se supone que hay fotografías pero en realidad guardan el tesoro de la historia, el periodismo, la memoria, el tesón y la gratitud ".
" El entrevistado abre cada sobre con reverencia y emoción ".
" Al llegar aquí, he percibido en vuestras caras una cierta sorpresa al ver la calidad de esas fotografías, que muchos desconocíais. "
Me alegro mucho de que el dossier con fotografías de Robert Capa en distintos sobres que ha mostrado Juan José Obrero Castro durante la entrevista haya gustado mucho y que las personas que han podido contemplar dichas imágenes hayan quedado impresionadas por su calidad.
Pero ese dossier es obra mía.
Quiero explicar ésto.
Las fotografías que hay dentro de esos sobres, hechas por Robert Capa durante la Arenga en la Finca de Villa Alicia y en Las Malagueñas que muestra el entrevistado, así como las que hizo a los refugiados de Cerro Muriano que huyeron en masa del pueblo, fueron impresas por mí durante tres años, entre 2022 y 2025, a petición de Juan José Obrero Castro, que me fue pidiendo que las hiciera, poco a poco, para estudiarlas, cosa que hice con gusto, y que a mi modesto entender, creo que debería haber explicado durante la entrevista.
Igualmente, durante estos tres años entre 2022 y 2025, contesté lo mejor que pude, conforme a mis modestos conocimientos, a las muchísimas preguntas de todo tipo que me hizo Juan José Obrero Castro sobre Robert Capa en Cerro Muriano, lo cual hice con gusto.
Y en tres de las cuatro conferencias que he dado en España sobre Robert Capa en Cerro Muriano ( celebradas en Bormujos, Sevilla, el 20 de mayo de 2022, Petrer, Alicante, el 27 de enero de 2023 y Montilla (Córdoba) el 24 de noviembre de 2023 Montilla, Córdoba), que en principio eran para mí, le di cancha a Juan José Obrero Castro para que participara conmigo, e hice gestiones para que se aceptara su presencia, cosa que conseguí, de lo cual me alegré y fue muy positivo.
Y desde luego, no me arrepiento de haberle entregado al entrevistado las fotos que muestra en la entrevista ( y muchísimas más que le entregué, a petición suya, entre 2022 y 2025 y que son las que ha estado mostrando a sus visitantes), porque han servido para que Juan José Obrero Castro, con su gran capacidad de observación e intuición, haya podido descubrir con notable brillantez durante los tres últimos años algunos detalles relevantes, que eran desconocidos hasta ahora, de varias imágenes hechas por Robert Capa el 5 de septiembre de 1936, así como la ubicación de varias fotos importantes, entre ellas una en la que aparece una mujer joven que ha huido de Cerro Muriano montada sobre una mula y agarrando un paraguas con el que protege a su bebé de los rayos solares.
Esas fotografías tamaño aproximado 20 x 28 cm fueron impresas por mí a partir de los archivos de enorme calidad de cada foto que me fueron enviados en noviembre de 2020 tras la aprobación de mi libro por el ICP de Nueva York, por lo que las fotografías mostradas por Juan José Obrero Castro tienen una belleza extraordinaria y se aproximan a la estética visual de las copias vintage originales sobre papel fotográfico baritado Ilford Warm de segunda mitad de los años treinta.
Se da demás la circunstancia de que durante la fase previa a la impresión de dichas imágenes sobre papel de alta calidad,
añadí algunos toques inherentes a la película cinematográfica de blanco y negro Eastman Kodak Nitrate Panchromatic de sensibilidad Weston 32 (equivalente a aproximadamente ISO 40) con abundante grano visible pero gran acutancia, excelente sensación visual de nitidez e incomparable estética de imagen vintage, con la que Robert Capa hizo sus fotos en Cerro Muriano y sus alrededores el 5 de septiembre de 1936 :



Además, esta emulsión muy especial genera en el observador de las fotografías captadas con ella por Robert Capa una inefable sensación táctil que cataliza su inmersión en las imágenes y su época, los instantes definitorios captados por Robert Capa y una excelente nitidez en contornos obtenida al haber sido revelada la película con el revelador clásico Agfa Rodinal, que potencia la percepción de detalle gracias a las líneas de Mackie que se generan entre las zonas de alta y baja densidad durante el revelado de esta incomparable película química de blanco y negro con abundantes sales de plata.
Por otra parte, con respecto a esta frase que aparece en la entrevista :
" Lo cierto es que reproducir lo que hizo Robert Capa con una Leica, probablemente equipada con un objetivo de 35 mm, resulta extremadamente difícil. "
Robert Capa no utilizó ningún objetivo angular de 35 mm en Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, ni tampoco utilizó ninguna Leica III con pequeño dial de velocidades lentas de obturación entre 1 s y 1/8 s en su zona superior delantera, como la que sujeta entre sus manos Juan José Obrero Castro en la primera foto de la entrevista.
Zona delantera de la Leica II (Model D), cámara sin dial de velocidades lentas de obturación, con la que Robert Capa hizo sus fotos en Cerro Muriano y sus alrededores el 5 de septiembre de 1936, conectada a un objetivo Leitz Elmar 50 mm f/3.5.
Usó un objetivo Leitz Elmar 50 mm f/3.5 de 4 elementos en 3 grupos, número de serie 133594, fabricado en 1932, que había sido diseñado por Max Berek en 1924
y que presentaba algunas marcas de limpieza, algunos arañazos y cierta cantidad de polvo en su elemento frontal.
Objetivo Leitz Elmar 50 mm f/3.5 que el 5 de septiembre de 1932 Robert Capa llevaba acoplado a una Leica II (Model D) telemétrica, número de serie 90023, también fabricada en 1932.
Robert Capa siempre fue un fotógrafo que utilizó magistralmente los objetivos standard de 50 mm, que han sido tradicionalmente los que más calidad de imagen conseguían, y las ópticas fotoperiodísticas por excelencia entre la segunda mitad de los años veinte y mediados de los años cincuenta, hasta que desde finales de los años cincuenta los objetivos angulares de 35 mm se convirtieron en las ópticas más utilizadas en reportaje, fotoperiodismo y street photography.
Incluso el 6 de junio de 1944, cuando hizo sus famosas fotos del Desembarco de Normandía en Omaha Beach (donde murieron aproximadamente 2.500 soldados de Estados Unidos), Robert Capa tampoco llevaba ningún objetivo angular de 35 mm, sino dos objetivos Carl Zeiss Jena Sonnar 50 mm f/2 de 6 elementos en 3 grupos, diseñados por el genio Ludwig Bertele en 1932 y acoplados a dos cámaras telemétricas Contax II.
Y durante sus últimas horas de vida en Vietnam el 25 de mayo de 1954,
llevó una Contax II con objetivo Carl Zeiss Jena Sonnar 50 mm f/2
y una Nikon S formato 24 x 34 mm
acoplada a un objetivo Nikkor-S.C 5 cm f/1.4 de 7 elementos en 3 grupos.
Portada de la revista Chinese Photography Magazine (hoy por hoy la más importante del mundo, con una tirada de 500.000 ejemplares, extraordinaria calidad de reproducción de las imágenes y 178 páginas, formato 23 x 36 cm) de Junio de 2014 con extenso artículo de 8 páginas de José Manuel Serrano Esparza sobre las últimas horas de vida de Robert Capa en Vietnam y Lugar de su Muerte.
Primera página de dicho artículo.
Segunda página de dicho artículo, en la que se explica con detalle que desde 1932 en que comenzó su carrera como fotógrafo hasta su muerte en 1954, Robert Capa utilizó objetivos de 50 mm, acoplados a sus cámaras Leica y Contax formato 24 x 36 mm y Nikon S de formato 24 x 34 mm.
Por otra parte, con respecto a este párrafo que aparece en la entrevista :
" Muchas de las fotografías que se conservan de Capa parecen haber sido tomadas desde una distancia muy corta, en torno a los 50 centímetros, a personas profundamente emocionadas, sin que se percataran de que estaban siendo fotografiadas. Eso requiere una técnica excepcional, y aún no sabemos con certeza si Capa ocultaba la cámara de algún modo o cómo conseguía aproximarse tanto sin ser detectado. "
No es cierto.
Ni una sola de las fotografías hechas por Robert Capa el 5 de septiembre de 1936, ni de la arenga ni de los refugiados, fue hecha a una distancia aproximada de 51 cm, puesto que la distancia mínima de enfoque de la Leica II (Model D) utilizada por el fotógrafo húngaro es de 1 metro, cosa que el entrevistado sabe porque yo se lo dije.
La inmensa mayoría de fotos de la arenga fueron hechas desde distancias entre aproximadamente 1,05 m y 4,5 m, casi siempre sin ser detectado, y captando una y otra vez instantes muy definitorios, repletos de dramatismo.
Hay también algunas fotos hechas a distancia algo mayor, especialmente aquellas en las que aparecen grupos numerosos de personas.
Pero durante la Arenga en la Finca de Villa Alicia, Robert Capa se supera a sí mismo, imbuido de una enorme intensidad emocional, y hace algunas fotos de milicianos captados de modo individual, tanto con encuadres horizontales como especialmente verticales, desde distancias increíblemente próximas entre aproximadamente 1,05 m y 2 m, moviéndose a gran velocidad entre los milicianos, a los que ha estudiado concienzudamente durante la alocución de varios jefes anarquistas de la CNT y la FAI de Alcoy (Alicante) subidos a un tonel, que tratan de insuflarles ánimo antes del combate, seleccionando a aquellos cuyas expresiones faciales en situación límite le parecen más relevantes, acercándose al máximo posible a ellos sin ser detectado y fotografiando unos rostros muy convulsos de combatientes civiles que han de enfrentarse a la flor y nata del Ejército de África, con una muy alta probabilidad de muerte.
He aquí las más impresionantes fotos de la arenga que son hechas por Robert Capa desde una distancia más cercana, sin ser detectado :
Photo : Robert Capa / © ICP New York Fotografía hecha desde una distancia aproximada de 1,25 m.
Fotografía hecha desde una distancia aproximada de 1,05 m.
Photo : Robert Capa / ICP New York
Fotografía hecha desde una distancia aproximada de 90 cm, ligeramente más cerca que la distancia mínima de enfoque de 1 metro.
Fotografía hecha desde una distancia aproximada de 1,15 m.
Photo : Robert Capa / ICP New York Fotografía hecha desde una distancia aproximada de 1,10 m.
Todas y cada una de las fotos de la arenga han sido explicadas de modo exhaustivo, con todo lujo de detalles desde hace años en muchos artículos publicados por José Manuel Serrano Esparza en diferentes medios españoles y de otros países, tanto online como en papel, con respecto a lo que ocurre dentro del encuadre y la pléyade de detalles a cual más dramático y terrible captados por Robert Capa, lo cual es con diferencia lo más importante de todo, mucho más que la ubicación.
Convocamos a varios artistas locales del Grupo de Teatro El Tenderete, entre ellos las extraordinarias actrices Lola Pinedo Arévalo, Cipri y otros/as (perdón los que me esté olvidando) para corroborar cosas que ya estaban descubiertas hace muchos años, con excepción del orden secuencial de las fotos de la arenga, ámbito en el que se han realizado grandes avances durante los últimos tres años, gracias al tesón, admirable capacidad de observación e inagotable energía de Juan José Obrero Castro, aunque sin tener los negativos originales formato 24 x 36 mm de la arenga, es imposible saber con precisión cual fue el orden secuencial de las fotos, por lo que no dejan de ser hipótesis.
Pero evidentemente, todas las fotos de la arenga (excepto una) cuya dinámica de captación intentamos reproducir con una cámara Leica con montura de rosca LTM39 muy parecida a la Leica II (Model D) utilizada por Robert Capa, fueron hechas por el fotógrafo húngaro a distancias entre aproximadamente 1,05 m y 2 m las de milicianos captados de modo individual, y entre 4,5 y más metros las de grupos de milicianos.
Photo : Robert Capa / © ICP New York.
No obstante, durante el intento de recreación con el mencionado grupo de teatro, constatamos que una de las fotos fue captada desde una distancia todavía menor, asombrosamente cercana por Robert Capa.
Es una imagen en la que el fotógrafo húngaro realiza un encuadre vertical en el que introduce la cabeza y cuello de un miliciano andaluz muy veterano, que ocupan aproximadamente el 65% del encuadre, mientras que aproximadamente el 35 % restante, en la zona inferior, está ocupado por la zona superior del hombro derecho, la zona alta del pecho y la mano derecha trepidada con la que este hombre agarra una manta que cuelga de su hombro izquierdo.
Es una fotografía terrible, en la que este veterano miliciano andaluz con boina y pañuelo en el cuello, que aparece mucho más nítido en otras fotos de la arenga, con una escopeta de caza de dos cañones (cuyo cañón, que sobresale por detrás de la espalda, es tapado por el cuello y rostro del miliciano casi en primer plano, y con un alcance eficaz de unos 50 m, frente a los fusiles y mosquetones Mauser de los soldados marroquís de tabor de regulares a los que han de enfrentarse, cuyo alcance letal es de más de un kilómetro), es captado por Robert Capa justo en el momento en que tras muchos minutos escuchando la arenga de varios jefes anarquistas de la CNT y la FAI de Alcoy (Alicante) subidos a un tonel, se derrumba emocionalmente, sudoroso y jadeante, le falta ya el resuello, y su cabeza cae hacia atrás, sometido a un enorme stress, que hace que mueva su mano derecha en ese preciso instante (lo cual es captado por el genio húngaro), empezando a agarrar con fuerza la manta.

Photo : Robert Capa / © ICP New York
Fotografía hecha desde aproximadamente 80 cm.
Durante el intento de recreación de esta imagen, situé una cámara Leica con montura de rosca acoplada a un objetivo de 50 mm muy cerca del rostro de una de las actrices del grupo de teatro, de tal manera que el encuadre cubriera solamente la cara.
La distancia de enfoque medida fue de 51 cm, por lo que al incluir además la fotografía de Robert Capa dentro del encuadre el cuello, hombro derecho, la zona alta del pecho y el hombro izquierdo (tapado por la manta) del miliciano maduro con gorra, ésto significaría, por asombroso que pueda parecer, que Robert Capa hizo esta foto vertical desde aproximadamente 80 cm, sin ser detectado, es decir, a menos distancia que la distancia mínima de enfoque de 1 metro de su cámara telemétrica, sin ser consciente de ello, fruto de la enorme intensidad emocional del momento, por lo que la imagen aparece algo desenfocada y con cierta dosis de trepidación, ya que la cabeza del hombre está cayendo lentamente hacia atrás justo en el instante en que cierra los ojos y se derrumba emocionalmente.
Por otra parte, con respecto a esta frase que aparece en la entrevista :
" Eso requiere una técnica excepcional, y aún no sabemos con certeza si Capa ocultaba la cámara de algún modo o cómo conseguía aproximarse tanto sin ser detectado. "
Tampoco es cierto.
Porque está más que demostrado que Robert Capa era un fotógrafo muy instintivo, que no utilizaba ninguna técnica excepcional.
A Robert Capa no le interesaban especialmente los aspectos técnicos.
Simplemente utilizaba las cámaras y objetivos que mejor se adaptaban a su estilo de fotografiar.
Y por supuesto, Robert Capa no ocultaba su cámara de ningún modo.
Si conseguía una y otra vez acercarse tanto a las personas que fotografiaba fue gracias a su gran talento innato, su experiencia, su sentido de la anticipación, su gran velocidad de movimientos y saber ver la foto, además de una impresionante facilidad para hacer encuadres muy cerrados desde muy cerca, componiendo a la vez con mucha rapidez y metiendo dentro del encuadre un amplio surtido de detalles a cual más dramático y definitorio del momento captado.
John G. Morris, hombre con tremendos conocimientos de fotografía, fue la persona que recibió en Londres en la oficina de Time Life las fotos hechas por Robert Capa en Omaha Beach durante el Desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944.
John G. Morris en el interior de su famosa biblioteca fotográfica, con diferencia la más importante y extensa del mundo, en su casa de París. 12 de septiembre de 2009.
25 años después, siendo director de fotografía del New York Times, fue la persona que recibió en el Centro Espacial de Houston de la NASA el 27 de julio de 1969 las diapositivas color Kodak Ektachrome de 70 mm ISO 160 del Proyecto Apollo XI, expuestas por Neil Armstrong y Buzz Aldrin sobre la superficie lunar una semana antes, el 20 de julio de 1969, con cámaras Hasselblad de formato medio acopladas a un objetivo fotogramétrico Carl Zeiss Jena Biogon 60 mm f/5.6, diseñado por Erhard Glatzel, generador de impresionante calidad de imagen, realizándose con dichas diapositivas en fotomecánica el suplemento especial en color de veinte páginas del New York Times del 3 de agosto de dicho año.
© José Manuel Serrano Esparza
En otra charla que tuve en Wetzlar (Alemania) en 2014 con Elliot Erwitt, fotógrafo de la agencia Magnum que vió muchas veces hacer fotos a Robert Capa a finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, me dijo más o menos lo mismo : que era un consumado genio acercándose al máximo con gran velocidad, simultánea discreción y un gran talento captando instantes muy significativos y que no usaba ninguna técnica fotográfica especial.
Tres años después, en 2017, pude hablar en Madrid con Sebastiao Salgado, extraordinario fotógrafo que comenzó su carrera como fotoperiodista haciendo fotos con una cámara Leica M4 conectada a un objetivo de 50 mm y una Nikon acoplada a un objetivo de 28 mm,
haciéndose internacionalmente famoso en 1981 cuando consiguió hacer una foto del atentado a Ronald Reagan en Washington D.C,
Sebastiao Salgado (visible a la derecha de la imagen) en 1981, en el momento de hacer con su Leica M4 su famosa fotografía del atentado a Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, en Washington D.C. © Mike Evans.
acercándose al máximo con dicha Leica M4 y objetivo Summicron-M 50 mm f/2.
Sebastiao Salgado siempre fue un gran admirador de Robert Capa.
© José Manuel Serrano Esparza
Cuando le pregunté como era posible que el fotógrafo húngaro hiciera muchas de sus fotos desde una distancia tan sumamente próxima, me respondió que no usaba ninguna técnica excepcional, que era simplemente un grandísimo fotógrafo de guerra, todo instinto, con gran velocidad de movimientos en sinergia con un asombroso sentido de la anticipación, y que ante todo y para todo, Robert Capa era un fotógrafo de personas, que siempre conseguía estar en el lugar adecuado en el momento clave, con un talento impresionante para aproximarse al máximo posible sin ser detectado, en simbiosis con un gran respeto y empatía hacia dichos seres humanos, su sufrimiento y las circunstancias extremas que estaban viviendo, por lo que dicho compromiso hacía que sus fotografías tuvieran total sentido y transmitieran mensajes que siguen plenamente vigentes hoy en día.
Por otra parte, en el párrafo de la entrevista donde se dice
Posteriormente, Capa regresó a España en 1937 y siguió documentando la contienda,
No es cierto.
Después de su visita a Cerro Muriano en 1936, Robert Capa volvió a España dos meses después, viajando en tren como fotógrafo de la revista Regards desde París a Toulouse el día 17 de noviembre de 1936, y desde allí a Valencia en avión, contratando en la capital del Turia un taxi que le llevó a Madrid, donde llegó el 18 de noviembre de dicho año, estando en la capital de España hasta el 5 de diciembre, fotografiando los combates al oeste de la ciudad, en la Ciudad Universitaria, y cubriendo también el padecimiento de las personas que habían perdido sus hogares en los bombardeos aéreos, además de acompañar al Batallón Thälman de la XII Brigada Internacional, haciendo también fotos de la lucha en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, convertida en reducto defensivo.
También hizo entre finales de diciembre y principios de dicho mes sus famosas fotografías de la población civil madrileña refugiada en las estaciones de metro de Madrid para protegerse de los bombardeos.
Portada de la revista ilustrada francesa Regards del 10 de diciembre de 1936, con fotos hechas por Robert Capa en Madrid (España) entre el 18 de noviembre y el 5 de diciembre de 1936.
Fotografías que fueron publicadas en la revista ilustrada francesa Regards en cuatro números consecutivos a partir del 10 de diciembre de 1936, además de en la portada del periódico suizo Zürcher Illustrierte y en varias páginas de la revista Life de Estados Unidos.
Por otra parte, en la entrevista se leen los siguientes párrafos, en los que se afirma que en Cerro Muriano no hubo muertos el 5 de septiembre de 1936 :
" Sinceramente, discrepo de la idea de que en Cerro Muriano se produjeran matanzas o que hubiera muertos en aquel momento. En todos los pueblos donde ocurrieron hechos de ese tipo, siempre queda algún rastro, alguna memoria colectiva. Sin embargo, en Cerro Muriano no ha quedado nada de eso. La gente volvió a sus casas. Mi familia, por ejemplo, regresó tras haberse refugiado en el pantano cercano. También la familia de mi tío. Y nunca se habló de fusilamientos masivos ni de muertes como las que a veces se insinúan ".
" Yo nací allí, y he hablado con muchas personas mayores que vivieron aquello. Mis tíos, que hoy tienen 93 y 94 años, eran niños entonces. Ninguno recuerda que hubiera muertes ni fusilamientos ".
" Porque si hubiera habido muertos, si hubiera habido desaparecidos, las familias lo habrían dicho: «Falta mi tío, falta mi hermano…». Pero no fue así. "
Pero la realidad es que hubo muchos muertos el 5 de septiembre de 1936 en Cerro Muriano, y también el 6 de septiembre de dicho año :
Por otra parte, en la entrevista se dice también :
La guerra pasó por Cerro Muriano ese día, sí, pero fue algo puntual, no una tragedia como en otros lugares.
Lo cual tampoco es cierto.
Primero de todo, la guerra no pasó por Cerro Muriano sólo ese día (5 de septiembre de 1936).
También pasó por Cerro Muriano el día 6 de septiembre de dicho año, cuando los feroces tabors y escuadrones de regulares marroquís al mando del coronel Sáenz de Buruaga, atacaron Cerro Muriano y tras batalla de varias horas, entraron en el pueblo a sangre y fuego aproximadamente a las 10:00 h de la mañana.
Es decir, no fue algo puntual en absoluto, sino que sucedió durante dos días.
Por otra parte, evidentemente, el paso de la guerra por Cerro Muriano esos dos días fue una enorme tragedia para la población civil del pueblo, que huyó en masa el día 5 de septiembre.
Muchos volvieron después de algunos días, pero un porcentaje significativo de ellos ya no volvieron y tuvieron que quedarse a vivir en casas de familiares de otros pueblos de la provincia de Córdoba, donde pasaron la guerra tras un largo y muy duro periplo.
Hubo familias que incluso tuvieron que viajar en condiciones muy duras a Algemesí (Valencia), donde pasaron los tres años de guerra, y otras familias comenzaron un éxodo que les llevó a otras ciudades de España donde intentar construirse un futuro.
Pero todos ellos, tanto los que volvieron a Cerro Muriano como los que no volvieron, tuvieron que huir del pueblo el 5 de septiembre de 1936, bajo un sol abrasador y a una temperatura de 40º C, muchos de ellos ancianos y ancianas, así como niños pequeños, en una durísima marcha a pie de 14 km desde Cerro Muriano hasta la Estación de Tren de Obejo y El Vacar.
Es sabido que muchos de ellos llegaron hasta Villaharta, Añora, Pozoblanco e incluso más lejos.
Por otra parte, se sabe que prácticamente la totalidad de los habitantes de Cerro Muriano que huyeron a pie el 5 de septiembre de 1936 perdieron todas las cosas que tenían dentro de sus casas y también sus cerdos, cabras y ovejas, que fueron robados.
Ésto hizo la tragedia todavía mayor, ya que en 1936, tal y como relata el escritor austríaco Franz Borkenau (que estuvo en Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936 con los fotógrafos Hans Namuth y Georg Reisner) en su libro " El Reñidero Español " de 1937, Cerro Muriano era un pueblo en el que predominaba una gran pobreza.
Y en la página 194 de su libro, explica que ese día vió todas las casas de Cerro Muriano abandonadas, la mayoría de las puertas cerradas, gatos perros y cerdos vagando impotentes por las calles y los patios :
No hay que ir a Salamanca para inferir de tal contexto que tras la huida en masa de toda la población civil de Cerro Muriano, todo el mundo perdió lo que tenía dentro de sus viviendas (que eran en su inmensa mayoría chozos) y especialmente los cerdos, cabras, ovejas, etc, que en aquella época eran un bien muy preciado que permitía subsistir a muchas familias.
Dicha pérdida de diferentes tipos de ganado aumentó todavía más la enorme tragedia que vivió Cerro Muriano el 5 y 6 de septiembre de 1936, y fueron muchas las familias del pueblo que tras volver a Cerro Muriano días después de la batalla, lo habían perdido todo y tuvieron que empezar de nuevo desde cero a construir su vida en Cerro Muriano, tal y como me explicó D. Rafael Centeno Cobos (uno de los personajes más míticos en la historia del pueblo) en entrevista que amablemente me concedió el 17 de octubre de 2021 :
D. Rafael Centeno Cobos en el momento de la entrevista en el que me relató la enorme tragedia que vivió Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, cuando siendo muy niño, con 4 años de edad, tuvo que huir con toda su familia, al igual que el resto de personas que huyeron en masa de la guerra ese día, en durísimas circunstancias, caminando muchos kilómetros bajo un sol abrasador. © José Manuel Serrano Esparza.
Además, D. Rafael Centeno Cobos, personaje enormemente entrañable y de gran humanidad, al igual que su mujer Herminia López Romero, fue una de las personas que huyeron en masa el 5 de septiembre de 1936, con tan sólo 4 años de edad, y conocía a la perfección la enorme tragedia que vivió Cerro Muriano no sólo los días 5 y 6 de septiembre de 1936, sino también los cuatro años restantes de la década de los años treinta y años cuarenta, durante los cuales los habitantes del pueblo, al haber perdido todo lo que tenían, que les fue robado tras su huida, tuvieron que luchar a brazo partido trabajando en lo que podía (haciendo picón, cuidando fincas, limpiando casas de familias de Córdoba con mayor poder adquisitivo, cuidando cerdos, etc).
Filomena Díaz Rubio " La Coja ", mujer de gran elegancia, clase y capacidad de sacrificio, perdió a su hijo pequeño y una pierna (al igual que su marido Juan Manuel Almansa García), cuando el 5 de septiembre de 1936 estalló junto a ellos y sus hijas Piedad y María Teresa (que resultaron heridas graves) un obús de artillería de 105 mm mientras huían desde el Cerro de la Coja hacia la zona norte de Cerro Muriano. Esta extraordinaria mujer fue un ejemplo vívido de la enorme tragedia que vivió Cerro Muriano, tanto o más que en otros lugares, ya que como consecuencia de la amputación de una de sus piernas, se vió obligada a pedir limosna en la iglesia de Santa Bárbara durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta para poder subsistir, además de tener que cultivar lo que podía en la pendiente del Cerro de la Coja (situada por encima de la cueva en la que vivía con su marido), en condiciones durísimas, complementando su dieta con los higos de una gran higuera próxima al Cerro de la Coja.
Para hacerse una idea de la enorme tragedia que significó para Cerro Muriano el paso de la guerra los días 5 y 6 de septiembre de 1936, baste decir que hubo también muertes entre la población civil de Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936 durante la batalla, y está también documentada la muerte del hijo pequeño de Filomena Díaz Rubio y Juan Manuel Almansa García,
que murió como consecuencia del impacto de metralla de un obús de artillería de 105 mm que hizo explosión junto a él, sus padres (que perdieron una pierna cada uno) y sus hijas Piedad y María Teresa (que resultaron heridas graves) aproximadamente a las 6:30 h de la mañana mientras huían desde el Cerro de la Coja (Cerro Muriano) hacia la zona norte del pueblo.
Pedro Cuadro Calvente, legendario ferroviario de la Estación de Obejo, perteneciente a la vía férrea Córdoba-Almorchón, de la que fue el mayor experto y conocedor de todos los tiempos. Llegó a Cerro Muriano con sus padres en 1937. © José Manuel Serrano Esparza.
Por otra parte, los efectos de la enorme tragedia que vivió Cerro Muriano el 5 y 6 de septiembre de 1936, cuyas consecuencias se extendieron hasta muchos años después, ya que la gente lo perdió todo y tuvieron que empezar a construir de nuevo sus vidas, me fue también corroborado por Pedro Cuadro Calvente (que vivió en Cerro Muriano desde 1937, y que sería posteriormente ferroviario de la Estación de Tren de Obejo y uno de los últimos supervivientes de la época dorada de las locomotoras a vapor), en entrevista que me concedió amablemente el 2 de abril de 2021 :
Lisl Steiner en Cerro Muriano. 3 de diciembre de 2021